Pocos tenistas expresan tantas emociones como Novak Djokovic, campeón este domingo del Amplio de Australia por décima vez, sumado ya su 22.º título de Grand Slam, igualando a Rafa Nadal.
La irrefutable trofeo del tenista serbio, arrasado Stefanos Tsitsipás en la final, ha conllevado incluso una celebración a la prestigio de la gesta. Djokovic ha dejado ir toda su furia primero, y ha roto a gimotear luego, como dejando salir toda la presión acumulada luego de ser deportado el año pasado de Australia y no poder disputar el torneo.
Los hermanos Djokovic
El arrechucho entre Novak y Marko esconde muchos secretos
Tras vestir el posterior y básico punto, el serbio ha mantenido la calma y ha esperado a saludarse con su rival helénico antiguamente de soltar toda su pasión. Djokovic se ha dirigido luego a su palco, donde ha empezado una desgarradora montaña rusa emocional.
El nuevo número uno del mundo se ha ido a abrazando a todo su equipo aunque especialmente emotivos han sido sus abrazos con los miembros de su clan. Su hermana Dijana le ha acogido entre sus brazos en una estampa preciosa.
Posteriormente ha llegado un momento muy específico, cuando los hermanos Djokovic, Marko y Novak, se han fundido en uno. Junto a rememorar que al clamor de "¡Vai fuori!" (vete de aquí), Novak había expulsado a su hermano de la pista hace unas semanas en la final de Adelaida. Unas diferencias que claramente han quedado aparcadas.
Tras esos abrazos, tan repletos de emociones, Djokovic se ha derrumbado. Ha caído al suelo y ha roto a gimotear desconsoladamente durante un buen rato, en el que ha dejado ir todo lo que lleva interiormente tras unos meses complicados en los que no tenía nulo claro su futuro.
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