Las restricciones en la escuela por la pandemia han mermado las competencias en matemáticas de una generación

Las restricciones impuestas para frenar la pandemia han impactado negativamente en el formación de los niños en tiempo escolar de todo el planeta. En los países de rentas altas y medias, el retraso en la capacidad de apoderarse nuevos conocimientos y habilidades equivale a suceder perdido un tercio del año escolar, y persiste dos cursos luego. El meta es similar en alumnos de todos los niveles y es anciano en matemáticas que en repaso.

Son las principales conclusiones de un estudio, liderado por el centro francés Sciences Po y la Universidad británica de Oxford, que alerta de que el impacto ha sido mucho anciano en estudiantes de entornos desfavorecidos y de que esta pérdida de formación tendrá consecuencias negativas a prolongado plazo que impactarán sobre el crecimiento personal de toda una coexistentes, así como sobre la riqueza y cohesión social de los estados.

“Teniendo en cuenta de que los niños aún no han recuperado esos retrasos en el formación ocasionados por la pandemia, es necesario que los estados implementen medidas ya para solventar ese adeudamiento y que se dirijan especialmente a niños de entornos desfavorecidos, que han sido los más afectados”, resalta Bastian Betthäuser, investigador del Sciences Po y coautor del trabajo.







1.600 millones de estudiantes afectados

Según la ONU, el 95% de los alumnos de todo el mundo se vieron afectados por el cerrojo de los centros educativos durante la pandemia de covid. Unos 1.600 millones de estudiantes de 190 países se quedaron encerrados en casa, sin poder presentarse a las aulas. El confinamiento afectó a su capacidad de arriesgar, de encontrarse con sus iguales, de participar en actividades extraescolares, y afectó a su bienestar físico y emocional.

En algunos países, como España, los chavales no pudieron presentarse a la escuela durante un trimestre, mientras que en otros, como Pimiento o México, han estado dos primaveras sin poder admitir educación presencial. Toda la experiencia educativa se hizo de forma híbrida o online.

Frente a los numerosos indicios de las consecuencias negativas de la pandemia sobre la educación de los niños, un equipo internacional de investigadores ha revisado todos los estudios que se han publicado hasta el momento. La mayoría se han realizado en países de rentas altas, y algunos en países de renta media. Tan pronto como hay información habitable sobre países de rentas bajas. En total, han revisado 42 de 15, entre ellos España, y han analizado el adeudamiento de formación, es opinar el retraso en el progreso de formación, así como la merma de habilidades y conocimientos ya ganados durante la pandemia.

Han conocido que los menores han perdido un tercio de lo que hubieran aprendido durante un año escolar habitual. Y que, a pesar de que muchos gobiernos han implementado medidas que han conseguido, con éxito, evitar que esa pérdida vaya a más, no han conseguido revertir ese meta imagen de las restricciones. Tal como se esperaba, las pérdidas son mayores en países de renta media que en países de renta incorporación.

“Carecemos de datos de países de renta desvaloración, donde es muy posible que la pérdida sea aún anciano”, afirma Betthäuser, para quien “resulta preocupante porque esos países ya se enfrentaban a una crisis de educación antiguamente de la pandemia. La covid la reforzará y lastrará aún más el progreso de esas naciones”.







Las matemáticas, peor paradas que la repaso

Los autores de este metaanálisis han conocido que el formación en matemáticas se ha conocido más ralentizado que el de sinhueso y repaso, probablemente, apuntan en el estudio, cuyos resultados se recogen en Nature Human Behaviour, porque los padres pueden ayudar más en casa a percibir que a hacer ejercicios de matemáticas. Y porque, sostienen, “seguramente el progreso en matemáticas depende más de una instrucción formal que la repaso”.

Para Cynthia Martínez, de la Universidad Autónoma de Madrid, en declaraciones al Science Media Center España, aunque “se podría esperar que los escolares fueran capaces de recuperar el formación que han perdido al principio de la pandemia al haberse incorporado ya a las aulas”, sin confiscación, advierte, “los déficits de formación son difíciles de compensar y tienden a persistir a prolongado plazo”. 

En ese sentido, destaca, “urge que escuelas y decisores enfoquen sus esfuerzos en nuevos programas, innovaciones y refuerzos que ayuden a nuestros estudiantes a pasar los género perjudiciales que la pandemia de covid-19 creó en su incremento”.

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