Qué combustible de biomasa debo escoger

Las calderas de biomasa son una alternativa valioso y sostenible a la calefacción en el hogar, ya que no precisan de electricidad para su funcionamiento, sino de combustible de biomasa. Escoger adecuadamente qué combustible de biomasa nominar es ideal para poder obtener el mayor beneficio posible de la caldera. 



Calderas de pellets. Son las calderas más instaladas en hogares. Para su funcionamiento se usa el pellet, un combustible singular formado por tubos compuestos del desecho de la madera (virutas, serrín, astillas) y de restos de poda. El pellet es un material muy noble, ocupa poco espacio y funciona durante horas. Este tipo de calderas suponen una gran preeminencia: el precio del pellet es muy bajo y no depende de la subida o declinación del mercado







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Calderas de tunda. El principal inconveniente de esta caldera es que, como su nombre indica, se alimenta de tunda, por lo que es habitual encontrarla en zonas rurales y en casas donde esta se puede juntar de guisa sencilla. Este combustible de biomasa es uno de los más económicos que existen.







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Caldera de astillas. A diferencia de los pellets, la esquirla produce más ceniza. Asimismo, aquella necesita más espacio de almacenamiento. En el caso de este tipo de calderas, el depósito para las astillas suele ser una tolva de gran tamaño, mientras que en la caldera de pellets este depósito está integrado en el interior de la misma. Por lo común, la caldera de astillas se utiliza para grandes superficies y su poder calorífico depende de la calidad de la madera de donde procede la biomasa.







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Caldera de huesos de oliva. Como su nombre indica, esta caldera utiliza huesos de oliva como principal combustible de biomasa. Dos kilos de esta semilla equivalen a un litro de gasóleo y, lógicamente, contamina muchísimo menos. La accesibilidad a la hora de conseguir huesos de oliva es una de las mayores ventajas de este tipo de calderas, su coste es muy bajo, pero, por contra, produce más ceniza que una caldera de pellet. Incluso hay calderas a las que se les puede alentar con la cáscara de diferentes frutos secos, como las almendras o los pistachos. 



En definitiva, las calderas de biomasa presentan como grandes ventajas su precisión y bajo impacto ecológico y su precio estable en cuanto al combustible de biomasa usado. Sin requisa, entre sus contras, podemos observar que se necesita de un gran espacio para juntar el combustible, el costo auténtico es viejo que con otras alternativas de calefacción y que algunos biocombustibles precisan de secado para que hagan su función.

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