Qué es un perro de servicio

Los perros reportan muchos beneficios a los humanos. Hacen compañía, dan cariño, entretienen, alivian el estrés y combaten la soledad. Pero estos no son sus únicos ‘superpoderes’. Gracias a su inteligencia y la posibilidad de adiestrarlos para un sinfín de tareas, pasan de ser una mascota doméstica a convertirse en un pilar fundamental de muchas personas y en distintos ámbitos.

Entre sus muchas capacidades, los canes pueden imaginarse enfermedades, ejercitar como guías y estar adiestrados para detectar ataques epilépticos. Los perros de pastoreo, los de rastreo y los que acompañan a la policía son de sobra conocidos, pero adentro de los considerados perros de trabajo todavía encontramos los perros de servicio, los cuales desempeñan un papel de suma importancia en la sociedad.







Qué es y qué hace un perro de servicio

La Ley de Estadounidenses con Discapacidades (ADA por sus siglas en inglés) define al perro de servicio como cualquier perro que esté entrenado específicamente para realizar un trabajo o tareas en beneficio de una persona con discapacidad, ya sea física, mental, sensorial o psiquiátrica.

Es sostener, los perros de servicio acompañan a personas con trastornos o discapacidades para hacerles la vida más factible, ayudándoles a desempeñar acciones que no pueden acometer por sí mismos, brindándoles seguridad, confianza e independencia. Redundan de forma muy significativa en su bienestar y su calidad de vida.

Cada perro de servicio se entrena para suplir las deyección concretas de la persona con discapacidad a la que van a asistir, por norma genérico durante toda su vida. Por ello, sus adiestramientos son sumamente complejos y exhaustivos y se llevan a punta por profesionales.







Tipos de perros de servicio

Existen muchos tipos distintos de perros de servicio en función de las tareas que desempeñan y las personas a las que asisten. Los más conocidos son los perros plano que ayudan a personas con discapacidad visual. Estos conducen el camino de su humano al caminar, pueden ayudarle a pulsar el mando del montacargas, cascar un cajón, darle un objeto concreto o impedirles el paso al cruzar la calle si no es seguro.

Similares a estos, encontramos todavía los perros de señal auditiva, que acompañan a personas con discapacidad auditiva. Por ejemplo, les alertan cuando se audición un sonido válido que pueda suponer un peligro, como una sirena de ambulancia, o admisiblemente avisarles de que algún está llamando a la puerta.

Incluso están los perros de servicio psiquiátrico –que no deben confundirse con los perros de terapia–, los cuales ayudan a personas con discapacidades psiquiátricas, mentales y cognitivas. Entre sus funciones pueden recapacitar a la persona que debe tomarse la terapéutica, evitar las autolesiones, evitar peligros en personas desorientadas, detectar y aliviar ataques de pánico, etcétera.

Los perros seña sensorial están entrenados para ayudar y adjuntar a personas con autismo, ayudándoles a tener más confianza y seguridad, así como a manifestar mejor sus emociones.

Por otro flanco, encontramos perros entrenados para replicar a convulsiones, indicados para personas con trastornos epilépticos. Estos detectan la convulsión anticipadamente y alertan a la persona para que tome medidas como tomar una terapéutica o dirigirse a un motivo seguro.

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