La igualdad era máxima. Como se preveía. El Mundial de ciclocross era cosa de dos. Y así fue. Pronto Mathieu van der Poel y Wout van Aert se quedaron mano a mano, tras una salida fulgurante. De las 10 vueltas al circuito hicieron nueve juntos y en solitario. Y no se separaron pese a los constantes ataques. Tú atacas y yo respondo. Yo acelero, tú me sigues y me alcanzas. Nadie se guardó mínimo y nadie era superior al otro. Ni en el césped, ni en el espinilla, ni en las escaleras, ni en los tablones. Los dos gigantes estaban más parejos que nunca en un circuito diseñado en parte por Adrie van der Poel, padre del holandés.
Hasta Pidcock se había apartado del medio. El anglosajón decidió no defender el título que había rebaño en 2022. Lo cierto es que casi fue un préstamo. Tenía vencimiento de caducidad. Van der Poel estaba contuso el año pasado y Van Aert decidió no romper su preparación para la temporada de carretera viajando a Estados Unidos.
Pero este año el arcoiris iba a regresar a una espalda mítica, a uno de sus grandes dueños. Y fue a la del holandés, que lo recogió por chale vez luego de que Van der Poel lanzase un sprint larguísimo. Mínimo más pisar el asfalto arrancó y dejó pasmado a Van Aert, que se pasó la última envés mirando en torno a detrás esperando el definitivo zurriagazo. Cuando se produjo, cuando llegó el momento, el sprint de todos los sprints, el belga no pudo reaccionar a la explosividad de su gran rival.
Como en 2021, 2019 y 2015, Van Aert tenía que rendirse frente a Van der Poel. El belga no logra el título mundial desde 2018. “De verdad que esta es una de mis tres victorias más bonitas. La voy a recapacitar mucho tiempo”, aseguró el campeón, que lo celebró con furor, regocijado.
Dos rivales condenados a enfrentarse. Dos genios coetáneos que se retroalimentan. Dos campeones que deben repartirse el trofeo. Dos ídolos que comparten y dividen a la tendencia. Es la historia del ciclismo, llena de dualidades y dicotomías. Pasó con Bartali y Coppi, con Anquetil y Poulidor, con Merckx y Ocaña, con Hinault y Lemond, y ahora con Pogacar y Vingegaard, que regalaron uno de los mejores Tours que se recuerdan.
Pero casi siempre había una diferencia de momento. El medra de uno coincidía con la caída del otro. El tiempo era mediador que inclinaba la báscula. Eso no sucede con Mathieu van der Poel y Wout van Aert.
Uno y otro tienen 28 abriles y los dos llevan enfrentándose toda la vida. Desde juveniles chocando y peleando. Ahora además en profesionales. En carretera y ciclocross, en clásicas y en sprints de grandes Vueltas. Ahora ya pueden centrarse en los objetivos de la carretera. Con los maillots de Alpecin y Jumbo, respectivamente, se verán las caras en marzo en la Strade Bianche. Van der Poel la ganó en 2021. Van Aert en 2020.
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