Cómo relacionarse con personas intransigentes

Seguro que estás acostumbrado a tratar con personas cabezonas, arrogantes y que no toleran las opiniones de los demás. La intransigencia es por desgracia una cuestión que está a la orden del día, no hay más que echar un vistazo al crispado panorama político. Esta polarización se traslada en ocasiones a la calle, donde hay concurrencia que defiende sus propios argumentos a raza y fuego sin pararse siquiera a escuchar las opiniones de los demás.

La intransigencia es un plumazo de la personalidad que caracteriza a las personas que defienden con firmeza sus puntos de sagacidad. Esto que, si admisiblemente puede ser una virtud a la hora de prolongar una conciencia o unas ideas claras, puede acarrearles serios problemas de socialización a las personas que la practican si se convierte en un motivo de conflicto con sus allegados.







Cómo detectar a un intransigente

Las personas intransigentes se caracterizan no solo por su manifiesto dificultad para cambiar de idea o pensamiento, sino todavía por su distracción de otras opiniones y percepciones sobre el mundo. Esto les hace aceptar la contraria a quienes rebaten sus puntos de sagacidad en una discusión, e incluso presentarse a caer en argumentos ad hominem o injurias para desprestigiar al interlocutor. Tener la mente tan cerrada les impide a estas personas estudiar y ampliar sus conocimientos y, en última instancia, a tomar actitudes intolerantes en dirección a algunos colectivos.

Al mismo tiempo, los intransigentes se ofenden con facilidad y atienden a cualquier información que pueda volverse en su contra o afectar a su dignidad. Excusatio non petita… La mayoría de estas personas se dejan aceptar por sus creencias y tienden a no diferenciar el dogma de la razón en sus argumentos. Prefieren un mundo que comulgue con sus concepciones, en superficie de amoldarse a lo sobrevenido, y sesgan interesadamente la información para compartir solo aquello que confirme sus planteamientos.







Así debes muletear con la intransigencia

Adicionalmente de repeler las percepciones ajenas, una persona intransigente no tiene consideración por los perjuicios que puede causar en los demás. Sentirse herido, violento o incómodo es lo más frecuente tras enfrentarse con alguno desagradable que no te deja expresar tu opinión. No obstante, debes prolongar el control de las emociones para evitar rebajarte a su nivel e indicarle que no te agrada su comportamiento.

Sé asertivo a la hora de ponerle límites y hacerle ver que tu modo de ver un asunto es igual de válida que la suya. Si esto no da resultado, no discutas y, al contrario que él, audición sus argumentos con atención. Pronto saldrá con un argumento engañoso que podrás contradecir de modo objetiva. Y, frente a todo, no sufras; si puedes prescindir de esta persona intransigente en tu vida, apártala.

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