Cuesta sospechar que esta imagen corresponda a la calle Montcada. Fue captada en 1945. Es cierto que el fragmento de presencia escogido no facilita pista alguna; ni evoca la citada calle ni siquiera permite relacionarla con un edificio de una cierta benevolencia.
Resulta pues que la única pista que aporta una información fiable es el panel con tipografía comprensible: Ateneo Trabajador de Barcelona; brinda un punto de partida que servirá para indicar y finalmente acotar el sitio exacto fragmentado que se nos muestra.
Hubo un tiempo en el que allí dominaba el dominio menestral
Antiguamente, con todo, será conveniente principiar con una narración de lo más militar sobre la mencionada calle. Y es que el perfil y el dominio que desde hace abriles por fin exhibe poco o ausencia tiene que ver con el que se enquistó en el siglo XIX y hasta el postrer tercio del XX.
Los edificios que con prioridad se habían ido levantando tenían una categoría que fueron perdiendo. Por fortuna no actuó la piqueta ni la especulación, lo que ha permitido una rehabilitación que ha aportado resultados excelentes.
Con el tiempo fueron ocupadas sobre todo las plantas bajas con obradores, comercios, alguna taberna y mayormente almacenes, como el de la importante droguería Vidal i Ribas; la cercanía del mercado del Born había influido.
En 1862 se fundó el Ateneo Catalán de la Clase Obrera, con el deseo de promocionar la educación y la formación de este sector marginado. Era una función novedosa que respondía al espíritu ya combativo de la época. La represión desencadenada a raíz del golpazo de Pavía en 1874 provocó la clausura de esta entidad.
Fue en 1881 cuando, al calor de aquella pionera cadeneta progresista, fue creado el Ateneo Trabajador de Barcelona. Un diploma acreditativo aparece ilustrado con la figura de un forjador que descansa el mazo sobre el bigornia y aprovecha para descubrir un texto.
El Ateneo fue dirigido por Manuel Bochons y Josep Pàmies. El pintor y tallista Ricardo López Santana blasonaba de activo cursado allí sus estudios.
En un tiempo tuvo la sede en la casa que asoma en la fotografía, Montcada 12, que luego de la excelente rehabilitación para emplazar el museo textil con la donación de Manuel Rocamora se ha cubo en convocar palacio Llió.
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