Carlos Alcaraz (18) es un teenager y, sin requisa, no se asusta: se acomoda al sentarse delante el periodista.
Exploración un motivo a la sombra frente a la piscina del RCTB (esta semana disputa el Barcelona Open Banc Sabadell-Trofeo Conde de Godó) y pregunta:
–¿Dónde quiere que me ponga? ¿Le parece proporcionadamente así?
Advierte que hay más cámaras esperándole (hay rabo, todos quieren robarle un minuto al nuevo talento del tenis mundial), y sonríe y se resigna, pues entiende su papel.
Carlos Alcaraz ya no es solo un prometedor tenista, sino una ingenuidad del deporte: según algunos, se prostitución de un atleta trascendental, cierto llamado a liderar a las nuevas generaciones del tenis una vez se haya difuminado el Big Three (por lo menos, así es como se expresaba Toni Nadal delante este diario hace un mes y medio).
Si le preguntan por el futuro, Alcaraz prefiere suceder de puntillas por el asunto. Lleva un año lidiando con ello, y en particular tras sus triunfos en el Masters Next Gen del 2021 y tras su brinco en el ranking.
Hace un año, Alcaraz era la 119.ª pala del mundo.
Hoy es la undécima, a un pasito ya del Top 10 (se encuentra a 120 puntos de Cameron Norrie, presente todavía en estos días el RCTB).
Así que dice:
–Todo esto no me agobia. No le presto mucha atención. No miro todo lo que se deje de mí. Pero entiendo que, si lo hacen, es porque me lo estoy ganando. Estoy trabajando mucho y entiendo que los resultados conllevan todo esto. Ahora, tengo clara una cosa: si pierdo, no va a ser por omisión de la prensa.
(unos pasos más allá, Juan Carlos Ferrero y Albert Molina contemplan la entrevista; el primero es el preparador de Alcaraz; el segundo, su agente).
Usted ha crecido mucho. Entre otras cosas, en su progreso muscular. ¿Se lo dicen?
Me lo han dicho sobrado, me lo han dicho sobrado.
¿Y eso?
Es poco que tenía que mejorar y que siempre he tenido claro. Le he entregado sobrado caña en los últimos dos abriles. He estado totalmente enfocado en volverme más musculoso, más rápido y más eléctrico.
¿Cómo lo ha estado haciendo? ¿Se exprime usted en el campo?
Siquiera toco muchas mancuerna. Solo las toco en pretemporada. Es un plan de mi preparador físico, del equipo en común. Y lo hemos trabajado al 100%.
El año pasado, en una entrevista para este diario en vísperas del torneo barcelonés, usted nos contaba que, según sus cálculos, iba a tardar más o menos de tres abriles en ser Top 20. Escasamente han pasado doce meses y es casi Top 10. ¿No le sorprende?
No.
¿Seguro?
Sí y no. He trabajado muy duro, creo que el nivel de tenis lo tenía y con la experiencia del año pasado he podido entrar proporcionadamente en el año y estar donde estoy. Siquiera me esperaba venir tan rápido, pero no me sorprende estar aquí, el sobrevenir llegado al 11.º puesto con la vida que tengo.
En estos últimos meses, ¿ha habido algún punto de inflexión, algún partido o algún torneo que le haya llevado a decirse: ‘Ya estoy aquí’?
El US Open (pasado septiembre). Cuando llegué a cuartos ganando a Tsitsipás (6-3, 4-6, 7-62, 0-6 y 7-65), ganando todavía otros buenos partidos... ahí ya me di cuenta de que estaba subiendo y de que tenía la capacidad para estar entre los mejores. Ahí vi verdaderamente que podía seguir avanzando.
Ya hace siete meses de aquel exitazo... fíjese si estaba usted yendo rápido. Al fin y al lado, poco antiguamente de apostar en Nueva York casi nada aparecía en el Top 100, ¿no?
Bueno, en ingenuidad había entrado en el Top 100 en mayo y poco más tarde ganaba el torneo de Umag (doble 6-2 delante Richard Gasquet). Cuando jugaba en el US Open estaba el 50.º o el 60.º.
Y con ese cantidad estadístico salía a comerse el mundo...
Los cuartos del US Open me ayudaron, me impulsaron. Luego lo hice muy proporcionadamente en Viena (semifinales, cayó delante Zverev; antiguamente había derrotado a Murray y Berrettini) y en París (superó a Sinner), a pesar del partido delante Gaston. Hasta final de año fui sumando buenos resultados y luego, pegado con el resto del equipo, hicimos una buena pretemporada. Creo que las expectativas de este 2022 las he superado con creces, ¿no le parece?
(es irrebatible: en este 2022 ha hato 18 de sus 21 partidos; ha superado a Tsitsipás, Monfils, Berrettini, Bautista, Hurkacz o Ruud y se ha agudo los títulos de Río y Miami; en lo que llevamos de año se ha embolsado dos millones de dólares en premios en metálico, según datos del circuito ATP).
¿Está cambiando mucho su vida?
Sí, la verdad es que la masa me va conociendo más, en Murcia...
En Murcia, ¿le machacan en los restaurantes?
No me machacan. Pero ya noto que la masa me mira. Me paran más. Está siendo un poco más complicado, entre comillas, el hecho de salir a la calle, pensando que me van a detener y ojear. No me importa que lo hagan, pero empieza a ser sobrado masa. En ese sentido, sí que mi vida ha cambiado sobrado.
¿Y fuera de la ciudad, o de nuestro país?
Sí, todavía me reconocen y me paran, pero menos. Esta última semana, en Montecarlo, cuando iba a cenar la masa me reconocía más.
¿Y le gusta?
Me siento muy arropado allí donde voy. Es bueno notar que la masa te tiene cariño. Asimismo intento ser antiguamente buena persona que buen atleta.
¿Mejor rápida o tierra?
Hasta antiguamente de Montecarlo diría que me daba igual, pero ahora me estoy sintiendo un poco mejor en rápida.
¿Por qué? Por defecto, el tenista gachupin siempre ha sido un atleta de tierra (ha sido así hasta la irrupción de Rafa Nadal, que suma grandes títulos sobre todas las superficies).
No lo sé. La mayoría de torneos se hacen en rápida. Y cuando empecé con Juan Carlos (Ferrero) en su institución (Equelite), casi siempre jugaba en rápida. Creo que mi estilo de entretenimiento se adapta mejor a la rápida.
¿Le dolió su traspié en Montecarlo, al caer en primera ronda delante Sebastian Korda? (este año solo ha perdido ese partido, la tercera ronda del Open de Australia frente a Berrettini y las semifinales de Indian Wells delante Nadal).
Sabía que Korda iba a ser un rival difícil. En ingenuidad, siempre tengo presente que puedo perder un partido. No soy un dios que va a cobrar siempre. Pero si me insiste por aquella primera ronda en Montecarlo, le diré que siquiera fue un drama. Entendí que tengo que sumar horas en tierra y, desde luego, no vengo a Barcelona desencantado, sino con las ideas claras y sabiendo en qué debo mejorar.
¿En qué?
En el impulso. Delante Korda, mi porcentaje fue bajo el primer set. Luego lo mejoré, pero este problema viene de antiguamente, no de Montecarlo, y estoy enfocado en mejorarlo.
Pero, ¿se adaptará a la tierra acoso?
Necesito horas en pistas de tierra para acostumbrarme a moverme en ella. He tenido días para hacerlo, y todavía para descansar.
(el primer rival de Alcaraz, que debuta el miércoles, saldrá del duelo entre el coreano Soonwoo Kwo y el francés Benoit Paire, que se miden hoy en el primer turno de la pista Jan Kodes).
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