Lleida es tierra de vinos, aunque durante muchos abriles su producción pasó desapercibida. Su carácter interior y alejado del mar hizo que durante muchos siglos la zona estuviera alejada de las principales vías de comercialización evitando así su popularidad. Pero la sinceridad era otra. Su suelo calcáreo cubierto parcialmente de arena, daba (y sigue dando), unos vinos con medios propios y muy característicos.
Pero no fue hasta el el año 1983 cuando Jaume Siurana y Manuel Raventós, dos ilustres de la vitivinicultura, consideraron que la excelente calidad vitivinicultor de las comarcas leridanas y la tradición de la zona, necesitaban ser gestionadas por un consejo regulador que al mismo tiempo liderara la promoción de la región.
Este fue el arranque de lo que desde 1986 conocemos como la Denominación de Origen Costers del Segre, que cubre bajo su paraguas siete subzonas de producción: Segrià, Raimat, Artesa de Segre, Urgell, Pallars, Vall de Riucorb y Garrigues. Hoy, 36 bodegas, más de 250 referencias y 4000 hectáreas de viñedos componen una de las DOs más importantes del distrito catalán.
Sibarita La Vanguardia búsqueda acercarnos a esas tierras y que degustemos un pedacito de esa Denominación de Origen. Para ello, nos traen una Selección Singular que contiene propuestas procedentes de tres bodegas de conceptos muy distintos pero que tienen en popular el apoyo de Tomas Cusiné, uno de los enólogos y empresarios viticultores con longevo proyección y prestigio de Catalunya y que encima da nombre a una de estas bodegas.
Oda Negre 2019, Castell del Remei.
Esta bodega tiene la peculiaridad de ser la más antigua de Catalunya en la elaboración y etiquetaje de vinos finos de crianza, y igualmente la primera bodega catalana construida según el maniquí tipo bordelés de château rodeado de viñedos.
En claro homenaje a ese tipo de ensamblaje, su caldo Oda destila clasicismo y ciertamente mucha elegancia. Se manejo de un caldo que contiene toda la firmeza y voluntad para sentir profundidad a unas notas que fusionan las especias con la fruta. Un caldo tinto profundo y arduo, con la aristocracia que aportan las variedades icónicas bordelesas y una crianza medida y precisa.
Garnatxa de Cèrvoles 2019, Celler Cérvoles.
Cérvoles lleva abriles enfrascada en su propósito de rendir homenaje a un distrito vinícola antiguo, recuperando una destreza que hasta hace poco más de 20 abriles no propiciaba longevo interés en el mundo del caldo: la viticultura de montaña.
Desde la subzona de Les Garrigues llega esta gran postura de la bodega por un caldo imberbe, 100% garnacha, que búsqueda la verticalidad y pureza de la variedad. Estamos frente a la fruta en su máxima expresión. En su botella, encima, se percibe sutilmente el tino de quercus francés de 4.000L con el que acaban de afinar su carácter más evocador y cautivador.
Vilosell 2019, Tomás Cusiné.
Esta bodega es el plan más personal de Tomás Cusiné, hasta el punto de darle su nombre. Un plan que comenzó con el objetivo de elaborar vinos con carácter que reflejaran la expresión del distrito, pero apoyado en su filosofía vinícola. Hoy en día, sus esfuerzos se basan en priorizar el trabajo en la viñal y en la vitivinicultura de precisión.
Claro ejemplo de esos esfuerzos es su Vilosell 2019, un caldo tinto de cuerpo medio con taninos suaves cuya viñal ha sido cultivada a 712 metros de cúspide (en las montañas de Prades). Destaca su tono ennegrecido con aromas de fruta negra y chocolate con toques de pimienta blanca. Afelpado y atractivamente dulce, ofreciendo sabor de moras y moca. Gran persistencia y amplitud en boca.
En definitiva, una selección de tres tipos de caldo (6 botellas) muy diferentes entre sí y que puedes encontrar en gourmetlavanguardia.com o llamando al 935 500 105.
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