Las propuestas más radicales de Marine Le Pen quedaron difuminadas en la primera envés de las presidenciales francesas porque había otros merienda candidatos a quienes prestar atención. A pocos días del segundo turno, este domingo, el software de la líder ultraderechista es sometido a un recuento severo y, en presencia de la presión, está suavizando algunos de los puntos más polémicos, como la prohibición del velo islámico en los espacios públicos y de la carne halal y kosher.
Le Pen ha hecho un enorme esfuerzo, desde hace años, por moderar su perfil, alejarse del mandatario tóxico de su padre y ganar que su partido sea considerado una alternativa frecuente en el interior del pasatiempo demócrata. Incluso llegó a cambiar el nombre de la formación política. Ahora se candela Reagrupamiento Franquista (RN) y no Frente Franquista. Suena más conciliador, menos agresivo y divisorio.
En el momento de la verdad, los planteamientos del RN incluyen medidas que pueden rechazar a muchos votantes indecisos. Tanto la propia Le Pen como el presidente sustituto de su partido, el eurodiputado Jordan Bardella, de solo 26 primaveras, están lanzando mensajes para tranquilizar a ese electorado, si adecuadamente subsiste la anfibología.
Una de las propuestas más controvertidas es la de prohibir el velo a las mujeres musulmanas cuando estén en la calle o en espacios públicos. Le Pen piensa que cubrirse la capital es una señal de sumisión a la ideología islamista y que muchas mujeres se ven forzadas socialmente a portar el velo sin desearlo.
En una recepción, el viernes pasado a Pertuis, en el sur del país, una abuela septuagenaria interpeló a la candidata en la calle y reivindicó su derecho a sobrellevar el velo. Le Pen reconoció que es un asunto “enrevesado”, dejando entender que la prohibición podría no ser total. La líder ultraderechista insistió en que lo importante es afrontar el problema de las mujeres forzadas a cubrirse la capital por la presión de los islamistas.
La prensa escruta con severidad el software de Le Pen para alertar de peligros y contradicciones
Ayer, en una entrevista con la emisora de radiodifusión France Info, Bardella puntualizó que la prohibición del velo “es un objetivo pero no una prioridad”, y que en cualquier caso se tratará de una ley a batallar en el Parlamento. El presidente del RN evocó incluso el asunto de la carne halaly kosher. Se quiere prohibir, en aras de la protección de los animales, el sacrificio de las bestias según los ritos musulmán y israelita. Bardella dejó claro que la carne halaly kosherpodrá seguir siendo importada. El líder del partido garantizó asimismo que no se prohibirá ni la caza ni los espectáculos taurinos.
Otra cuestión sensible, como la reinstauración de la pena de asesinato, ha quedado descartada. Le Pen fue ambigua hace pocos días, al convenir la posibilidad de que, en el situación de los referéndums de iniciativa ciudadana que quiere introducir, pudiese plantearse el retorno de la pena caudal. Bardella lo excluyó, pues eso implicaría una reforma de la Constitución.
A pesar de las correcciones y marchas detrás parciales, el software de Le Pen suscita muchos temores. Una parte importante de la prensa francesa no oculta ya su abierta hostilidad a lo que propone la extrema derecha y advierte de las consecuencias de su aparición al poder.
El diario de izquierda Libération lleva dos días diseccionando los detalles de la hoja de ruta del RN, sus contradicciones y sus riesgos. El lunes dedicó la portada y cuatro páginas a un crónica titulado “El mundo según Marine Le Pen”. A sumario del circular, su “concepción reaccionaria de las relaciones internacionales” situaría a Francia al costado de las “democracias iliberales” y conllevaría la amenaza de “destrucción” de la Unión Europea tal como es en la ahora. Libération recordaba la estrecha relación en el pasado de la candidata con el régimen de Vladímir Putin y su anuncio de que, en cuanto acabe la querella de Ucrania, Europa y la OTAN deben proceder al acercamiento con Rusia. Le Pen incluso avanzó que, de ser presidenta, restablecerá las relaciones con el régimen sirio de Bashar el Asad.
Otro diario importante, Le Parisien –propiedad de la multinacional del opulencia LVMH (Louis Vuitton)–, incluso está tomando partido de modo inequívoca. Ayer el circular analizó a fondo las carencias del software financiero de Le Pen, cuestionando que sean aplicables o financiables. Mencionó, por ejemplo, la propuesta de excluir del impuesto de la renta a los menores de 30 primaveras, poco probablemente inconstitucional porque vulnera el principio de igualdad. Siquiera consideró posible Le Parisien la promesa de la “prioridad doméstico” frente a la europea y la reducción drástica de la participación financiera francesa a las arcas comunes, pues supondría, de facto, el Frexit (interpretación francesa del Brexit). Según el diario, el tesina de Le Pen “va más allá de una variación como la hemos conocido entre la izquierda, la derecha o el centro”. “Ella propone una franca ruptura que daría la espalda al euro, a Europa y a la V República”, añadió el rotativo.
El debate televisado de hoy es la última oportunidad para una influencia masiva sobre el electorado
Es previsible que todos estos argumentos aparezcan en el debate televisado que hoy, a partir de las 21 horas, enfrentará a Macron y Le Pen. Estos duelos preelectorales alcanzaron su máxima audiencia en los primaveras ochenta del siglo pasado, con 30 millones de espectadores. Luego el interés decayó, por el desencanto político de la población y la multiplicación de ofertas en televisión. No obstante la pérdida de sabido, el presidente y su rival se toman en serio la cita en presencia de las cámaras. Por eso hicieron ayer una pausa en los actos de campaña y se dedicaron a preparar el debate con sus asesores, sabedores de que será la última gran oportunidad, antiguamente de la votación del domingo, para una influencia masiva sobre el cuerpo electoral.
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