Retrato de la familia de Copito de Nieve que todavía vive en Barcelona

El memoria de Copito de Cocaína sigue muy vivo entre los barceloneses, como se ha podido ver recientemente con las reticencias de Ada Colau a homenajear al guardaspaldas más distinguido de la historia. No es la primera vez que Copito se las tiene con el Junta. Cuando en 1966 fue llevado a pasarse a José María de Porcioles, el corregidor de la Ciudad Condal, no se le ocurrió mejor cosa que defecar en un sillón del consistorio. Pero, sobre todo, el memoria de Nfum-Ngui (“guardaspaldas blanco”, en la jerga fang de Guinea Ecuatorial), como le llamaba Jordi Sabater Pi, el verificado que lo descubrió y que este año hubiera cumplido cien abriles, sigue muy vivo entre los nietos y bisnietos del guardaspaldas que corretean ahora mismo por el Zoo de Barcelona.

Muni es la nieta preferida del gorila albino

Muni, la nieta preferida de Copito   

Ana Jiménez

La guardaspaldas de color carbón que acaba de salir de sus aposentos es Muni, “la nieta preferida de Copi, el apodo por el que le conocíamos aquí”, revela Manuel Velasco, el biólogo que cuida a los primates desde 1990. “Muni me está incitando a divertirse con ella, por eso se da palmadas en el pecho”, indica, mientras imita al primate. “La guardaspaldas que hay más a la derecha es Batanga, otra de sus nietas”, afirma, señalándola con el dedo índice. “Es muy impulsiva: igual te incita a divertirse, que intenta cogerte la mano tras la reja”, avisa. En impacto: las manos de este cuidador están llenas de pequeñas cicatrices y marcas, tras convivir 30 abriles con su segunda tribu.

Manuel VelascoBiólogo que cuida a los primates del Zoo de Barcelona desde 1990

En cuanto a la guardaspaldas que practica acrobacias montada en una cuerda, rebate por Yoko y “es más buena que el pan”, continúa detallando este cuidador al que algún día le gustaría intentar relacionarse con los gorilas de costa africanos que viven en exención, utilizando para ello su peculiar ronroneo, un arte que le ha llevado vigésimo abriles perfeccionar. 

“¿Qué les diría? Les diría que soy un animal más”, anticipa. “Los gorilas emplean el ronroneo para cohesionar socialmente a sus grupos. Cuando están en la selva y no pueden hallarse, la modo que tiene el mulo de conocer que su camarilla está aceptablemente es ronronear y esperar la respuesta del resto. Es una modo de preguntar ¿todo aceptablemente? y que cada hembra y cada una de las crías que forman su camarilla vocalice un ¡todo aceptablemente!”, traduce este cuidador que luce en el antebrazo izquierdo un espectacular tatuaje de Machinda.

Machinda y su hijo Ngoro

Machinda y su hijo Ngoro. El cuidador Velasco tiene un espectacular tatuaje de Machinda en el antebrazo izquierdo  

Ana Jiménez

Machinda, Curandero para los amigos, fue una de las 21 hijas e hijos que tuvo Copito de Cocaína. Lo hizo con tres hembras distintas: con Ndengue, su preferida, alumbró cuatro hembras y tres machos; con Yuma, tuvo otros cinco descendientes, mientras que con Bimbili, la religiosa de Machinda, trajo al mundo cuatro machos y cinco hembras. Hoy ya no queda ningún vivo, pues Bindung II, el final superviviente de la dinastía, falleció en Fukuoka (Japón) en el año 2016. No obstante, la familia de Copito de Cocaína sigue corriendo por las venas de sus 21 nietos y 8 bisnietos.

Los nietos y bisnietos de Copito que siguen viviendo en el parque de la Ciutadella empiezan a salir, poco a poco, al exógeno. En verano, se levantan cuando empieza a salir el sol, aunque sin grandes prisas, todo hay que decirlo. Hoy desayunaron sobre las siete de la mañana, cuando sus cuidadores les suministraron apio, puerros, papa hervida y peras. Adentro de unos minutos, cuando estén fuera, volverán a engullir pepino, lechuga y calabacín, por otra parte de tomate, ya que la fruta se les deja adentro del circuito para que quieran retornar a entrar.

Copito de Nieve, en su espacio del zoo

Copito de Cocaína, en su espacio del zoo. Sus cuidadores aseguran que, como yayo, era un encanto  

María Teresa Abelló, la conservadora de primates del zoo, explica que, pese a que los gorilas son frugívoros, la fruta del bosque tiene mucho menos azúcar que la que se adquiere en el mercado, por lo que las dietas de los primates tienden a ser más ricas en verdura y poco más pobres en fruta para aumentar el consumo de fibra y humillar el de carbohidrato. “Igualmente les damos –explica esta bióloga que se ocupa desde 1996 de preservar el bienestar de los primates en cautividad– una toma de alfalfa verde, ya que es muy rica en proteínas y restablecimiento la digestibilidad. Por final, les suministramos lo que llamamos verdura de mercado es opinar, vegetales frescos de temporada que encontramos a buen precio en cada fase, como peras, boniatos, etcétera”.

María Teresa AbellóConservadora de primates del Zoo de Barcelona

El objetivo es que los primates coman espaciadamente a lo derrochador de la excursión, en ocupación de pegarse una gran comilona que les deje planchados y aburridos. Por este motivo, el suelo está sembrado de “pienso de entretenimiento”, esto es, una mezcla de pipas y cacahuetes que se esparcen por el circuito para que los 12 gorilas de Barcelona anden en sondeo de frutos secos por el suelo. Igualmente hay bolas de trapo, parecidas a los farcellets, que contienen semillas y que los grandes simios han de deshacer, así como tubos de PVC que obligan a los primates a tener que ingeniárselas para introducir un palito e ir chupando un poco de miel.

La importancia del selección

Es importante estimularles para que hagan actividad física y se entretengan de cara a que puedan disfrutar del anciano bienestar posible, adentro de la obstáculo que supone radicar en un espacio tan escaso. Una de las cosas que suele dar mejor resultado es pasarlo aceptablemente. “El selección es la primera conducta que se pierde cuando hay un obligación de bienestar. Al no ser una conducta indispensable para seguir viviendo, está muy relacionada con las ganas de socializar”, explica Velasco.
El selección se desarrolla, en primera instancia, entre el cuidador y cada primate por separado. Se manejo de perseguirse e imitar los movimientos del otro. La idea es crear un dominio lúdico que se posponga más allá de la sesión de selección. Para ello, Velasco juega con cada guardaspaldas, durante uno o dos minutos, en virtud de la respuesta que recibe, y va pasando de un animal a otro, hasta datar al final. Finalmente, se retira y los gorilas empiezan a divertirse entre ellos.​

“Los gorilas –interviene Miquel Llorente, profesor Serra Húnter en la Universitat de Girona y presidente de la Asociación Primatológica Española– se alimentan básicamente de hojas en sus hábitats naturales”. Y añade: “Aunque es cierto que los gorilas que viven en exención no caminan tanto como otras especies, al tratarse las hojas de un alimento muy poco calórico con una digestión muy lenta, dedican parte de su excursión a desplazarse para encontrar alimento. Pero igualmente comen cortezas, raíces, tubérculos y fruta, en caso de haberla, así como termitas, como hacen los chimpancés”, remarca el autor de Primates. Biología, comportamiento y proceso (Lynx Edicions).

La gorila Batanga lleva a su hija Ngumbi cogida su cuerpo. Ambas son nieta y biznieta de Copito de Nieve

La guardaspaldas Batanga lleva a su hija Ngumbi cogida su cuerpo. Ambas son nieta y biznieta de Copito de Cocaína

Mané Espinosa

Ya por la tarde, los dos grupos de gorilas, uno de ellos comandado por Xebo y el otro por Ebobo, los dos machos, se vuelven a poner a cubierto, coincidiendo con los últimos rayos de sol. Como cada día, la paja con la que se construyen sus nidos ha sido cambiada. Llorente relata que los gorilas reúnen ramas y hojas a diario para hacerse un nidal donde descansar. “Los gorilas tienen una escalón de sueño REM muy profunda, por lo que necesitan algún tipo de superficie para no caerse”, dice. “Ahora aceptablemente, si hay un árbol que soporte su peso, prefieren construir su álveo allí, por ser más seguro”, aclara.

Obsesión por la descendencia albina

En los abriles posteriores a la aparición de Copito, hubo un cierto interés en que el primate alumbrara descendencia para intentar persistir el albinismo en más de una vivientes. Pero fue en vano: ningún de sus 21 hijos, 22 nietos u 8 bisnietos acabaría desarrollando su color, sino la tonalidad de la obsidiana.
​“En exención, no existe ningún otro registro documentado de albinismo como el de Copito de Cocaína”, interviene Montserrat Colell, profesora titular de Etología y Primatología en la Aprobación de Psicología de Barcelona y, tal vez, la alumna más aventajada de Jordi Sabater Pi, quien dirigió su memoria y la llevó a África. El albinismo no es adaptativo, por lo que si un guardaspaldas nace albino en exención, lo tiene mucho más crudo para sobrevivir, pues tiene más difícil camuflarse, sufre yerro de agudeza visual, es más probable ser rechazado por su camarilla a causa de su color, etc. “La única posibilidad de que la cría sea albina es que el padre y la religiosa lo sean, es opinar, que la hembra tenga ese mismo gen recesivo”, apunta Colell sobre esta enfermedad que igualmente afecta a la pigmentación de otros animales, como caballos y tigres. “Evidentemente, en poblaciones cautivas esa probabilidad es bajísima. Encima, hoy día, se evita la consanguinidad”, aclara.

Copito de Nieve no dejó descendientes albinos, a pesar de que no fueron pocos los intentos

Copito de Cocaína no dejó descendientes albinos, a pesar de que no fueron pocos los intentos

David Airob

Diez abriles posteriormente de sucumbir Copito, unos investigadores del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona descifraron el genoma del guardaspaldas albino y hallaron que sus padres tenían un elevado valor de parentesco. Según declaró en 2103 Tomás Marquès, uno de los coautores de este estudio que publicó BMC Genomics, solo cabían tres posibilidades: que fuera un yayo con su nieta, un tío con su sobrina o dos medios hermanos. Desde que en 2012 se secuenció por vez primera el genoma de un guardaspaldas, esta información comienza a ser utilizada, al igual que con los chimpancés, para identificar a qué subespecies pertenecen los primates confiscados en las aduanas, así como para determinar su procedencia geográfica.
​Así y todo, reintroducir a un guardaspaldas en la selva resulta un trabajo muy arduo, ya que, una vez allí, los primates deben de enfrentarse a ser rechazados por los grupos territoriales de gorilas nativos, sin descartar la posibilidad de que aparezcan problemas inmunológicos. A pesar de ello, informa Abelló, hay constancia de que algunos gorilas que vivían en cautividad campan hoy día por sus anchas en Gabón y Congo. Es más, algunos han rematado emparejarse y parir descendencia.

El “ciudadano” Nfum Ngui, igualmente conocido como Floquet de Neu, llegó a Barcelona el 1 de noviembre de 1966, tras ser capturado en octubre de 1966 en la selva del río Muni, en Guinea Ecuatorial. Según escribió de su puño y símbolo Jordi Sabater Pi, su descubridor, en el Magazine de La Vanguardia, “el cazador y trampero fang, Benito Menié, mató sin piedad alguna a su religiosa, una guardaspaldas totalmente negra, cuando se alimentaba tranquilamente con su tribu, en una diminuta finca nativa cerca del poblado de Ekonouong (en jerga fang, Poblado Vergonzoso), un emplazamiento sito en la gran selva de Afa-N Nen, cerca de la frontera de Camerún”.

El primatólogo catalán Jordi Sabater Pi en una foto de archivo del 2003

El primatólogo catalán Jordi Sabater Pi, rodeado de una parte de sus valiosos dibujos 

EFE

El único superviviente de la ráfaga de disparos fue un jovencísimo guardaspaldas de color nata. Tras dar con el ejemplar, los cazadores decidieron no atarlo con una prisión a su cabaña para utilizarlo como mascota, como hacen los lugareños con algunas crías que quedan huérfanas (lo que les lleva a sucumbir al poco tiempo por yerro de cuidados), ni siquiera lo introdujeron como ingrediente sino en el distinguido puchero fang, sino que se lo ofrecieron al verificado que trabajaba en el Centro de Experimentación Zoológica de Ikunde, un ocupación que proveía de animales exóticos al zoo de Barcelona. Es opinar, a Jordi Sabater Pi, quien pagó 15.000 pesetas de la época a sus captores, tras un rápido regateo que logró humillar las 20.000 pesetas iniciales.

De pelaje blanco y luceros azules, Nfum Ngui pesaba al ser capturado 8,75 kilos. Carencia que ver con los 181 kilos de peso y los 163 centímetros de consideración que acabaría marcando en la romana al sucumbir con 38 o 39 abriles de tiempo (pues nunca se supo con certeza la época de su arranque) a las 6.40 horas de la mañana del 24 de noviembre de 2003.

María García, alimentando al pequeño Nfum Ngui

María Chiste, alimentando al pequeño Nfum Ngui

Zoo de Barcelona

Al poco de aterrizar Copito de Cocaína en la Ciudad Condal, se decidió que el nuevo ciudadano barcelonés, pues Copi llegó a tener su propio documento doméstico de identidad, se trasladara a radicar momentáneamente a un calle de la calle Urgell, propiedad de María Chiste y Román Luera, quien por aquel entonces desempeñaba el cargo de subdirector del Zoo de Barcelona.

Aunque se tenía como una letrero urbana que Copito de Cocaína hubiera defecado delante del mismísimo José María de Porcioles, no se trató de un suceso imaginado. “Ese día lo llevaba mi mujer de la mano y se lo presentó al corregidor, como se vio por televisión. Lo que no se vio es que mi señora esposa lo llevaba con el pañal dodotis y los funcionarios del Junta se lo hicieron sacar. Fue entonces cuando el corregidor lo sentó y se hizo sus deyección fisiológicas y ensució todo el sillón del consistorio”, confesó Luera en 2014 en una entrevista con La Vozde Castelldefels.

El joven Mfum Ngui le dejó un 'recuerdo' en forma de excremento al alcalde franquista José María de Porcioles

El imberbe Nfum Ngui le dejó un 'memoria' en forma de excremento al corregidor franquista José María de Porcioles

Europa Press

“Remembranza que a Copito le gustaba mi sillón predilecto para ver la televisión y que, desde ahí, cogía el cable del teléfono y lo tiraba al suelo”, recordó en esa misma entrevista. El hecho de mandarlo a radicar al Eixample tuvo mucho que ver con que algunos gorilas que llegaban de África morían al poco tiempo. De hecho, cero más pisar Barcelona, Copito tuvo que ser tratado de un cuadro de diarrea y varicela, del que se recuperó pronto. Durante los 11 meses que residió en la calle Urgell, Copito se hizo muy amigo del perro de los propietarios y viajó con ellos al Montseny y a Menorca, en sus únicas reposo.

Román LueraFue subdirector del Zoo de Barcelona

Luera, quien durante muchos abriles se encargó de los servicios veterinarios del Zoo de Barcelona, igualmente reveló que operó a Copito de Cocaína y estuvo con él la mañana que le aplicaron la eutanasia. El guardaspaldas albino padecía un cáncer de piel, por lo que se le administró una inyección que pusiera fin a sus sufrimientos, en un momento en el que rechazaba incluso el yogur y los dátiles, que tanto le gustaban en sus abriles mozos, aunque no así las mandarinas y naranjas, los dos únicos alimentos que comió hasta el final aliento.

La crimen de Nfum Ngui fue un acontecimiento mundial. Muchos diarios dedicaron un obituario a snowflake (en inglés, el término snowflake se utiliza para designar a personas singulares), el guardaspaldas blanco, caso de la BBC o la NBC, pero igualmente de Los Angeles Times o China Daily. No obstante, todavía hoy, cuatro nietas de Copito de Cocaína (Muni, Mbini, Batanga y N´tua) y otras tantas bisnietas (Ngumbi, Yoko, Virunguita y Nzuri, la última en manar, en agosto de 2018), siguen manteniendo muy vivo su memoria.

Un abuelazo

En vida, Floquet de Neu no fue especialmente hábil y, si por poco destacó, fue por el buen hacer que demostró con sus nietos, especialmente con Muni. En la foto que cuelga en un pequeño cuarto de mantenimiento del Zoo de Barcelona, puede hallarse a la nieta preferida de Copito, paseando a su margen, casi debajo de él. “A Muni nadie le podía toser en su presencia”, recuerda Velasco. “¡Fue un yayo tan dulce!”, exclama Abelló. “¡Hasta se tumbaba en el suelo para que las crías se le acercaran sin miedo!”, añade tras indicar que desmontar la consideración del cuerpo se considera un signo de sumisión entre gorilas.

Las gorilas Ntua y Nturi, madre e hija, nieta y bisnieta de Copito

Las gorilas Ntua y Nturi, religiosa e hija, nieta y bisnieta de Copito

Àlex Garcia

Con el transcurso de los abriles, Copito de Cocaína pasó de ser un guardaspaldas engreído (pues siempre fue consciente de la atención que suscitaba en los forasteros) a convertirse en un yayo sugestivo. Respecto a su inteligencia, fue un guardaspaldas como tantos otros, pero no como Xebo. Colell relata que hace muchos abriles el zoo emprendió un estudio para comprobar si los gorilas sabían reconocerse en presencia de el espejo. “Copito era nuestra gran esperanza por ser blanco”, reconoce Colell. Pero no, Copito no se reconoció frente al espejo, como sí hizo Xebo, en cambio. “Hoy día se sabe que todos los grandes simios sabemos reconocernos frente al espejo”, recalca Colell en un alivio de las clases que imparte en el Campus Mundet de la Universitat de Barcelona.

La pregunta que flota en el dominio es qué papel han de desempeñar en el futuro los parques zoológicos. “El propósito debería de ser –señala Antonio Sito Alarcón, director del Zoo de Barcelona– proteger la pluralidad genética. El objetivo no es la exhibición, sino asegurar el bienestar de los animales, profundizar en la sensibilización medioambiental e investigar a las especies que tenemos para conocerlas mejor, así como participar en proyectos que se llevan a lado en la naturaleza”, detalla.

Antonio AlarcónDirector del Zoo de Barcelona

“Para ciertas especies en estado crítico, es importante –afirma Abelló– persistir poblaciones en cautividad que, en un momento regalado, puedan permitir acrecentar poblaciones silvestres o repoblar aquellas zonas que en el pasado eran sus hábitats originarios”. En lo que existe unanimidad es en la condición de dar a los animales la mejor vida posible, como igualmente se hace en los buenos santuarios (pues igualmente los hay deficientes) que acogen a especies maltratadas.

Mbini, una de las cuatro nietas de Copito, en una imagen de 2015

Mbini, una de las cuatro nietas de Copito, en una imagen de 2015

En esas están ahora mismo, cuando son las doce del mediodía, cuatro de las nietas de Copito de Cocaína (Muni, Mbini, Batanga y N'tua) y otras tantas bisnietas (Ngumbi, Yoko, Virunguita y Nzuri): en esforzarse por retornar a fiarse en los humanos para que sus hábitats naturales dejen de ser destruidos y para que ellos y sus crías no vuelvan a ser asesinados, comidos o encerrados por el primate más agresivo que ha pisado la faz de la Tierra.

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