A los niños los colocaron en el centro de la diana imperialista tanto para asimilarlos como para desposeer de sus tierras a las naciones tribales. Así lo indica una indagación en Estados Unidos, similar a la emprendida en Canadá, en la que se asegura que al menos 500 niños nativos americanos, nativos de Alaska y de Hawaii murieron en internados gestionados o avalados por el gobierno de EE.UU. en su labor de arrancarlos por la fuerza de sus orígenes. El robo a las familias se prolongó desde el siglo XIX y hasta 1969 creando un trauma intergeneracional.
Este es el resultado de un noticia del Sección de Interior que se ha hecho manifiesto este miércoles. El documento identifica más de 400 escuelas de este tipo y más de medio centenar de tumbas, aunque añade que se esperan encontrar otras muchas más,
"Basicamente cada escuela tenía un cementerio. Hay muertes y muertes en cada uno de los internados", afirmó en la NBC Preston S. McBride, historiador de internados indios y descendiente comanche. McBride ha enemigo más de 1.000 estudiantes fallecidos en los cuatro centros que ha estudiado. Según su estimación, el número de defunciones puede impresionar a las 40.000.
"Estados Unidos ni siquiera sabe cuantos estudiantes nativos pasaron por estas instituciones y mucho menos cuántos murieron en ellas", matizó.
Este noticia representa la primera ocasión en la histora estadounidense en la que el gobierno intentan una investigación exhautiva y reconoce la magnitud del horror que causó a los niños nativos durante décadas. Las escuelas se fundaron a principios del siglo XIX y permanecieron en funcionamiento hasta la última período del XX. Pero, como McBride, estudiosos independientes estimaron que el numero de muertos es muy superior y consideraron que la pesquisa siquiera profundiza en las circunstancias de cómo murieron esos chicos o quién fue el responsable. El trabajo igualmente aporta poca luz en los abusos físicos y sexuales que generaciones de niños indígenas sufrieron en esos centros de "reeducación".
El noticia, que reconoce el daño causado a esos menores, no incluye una disculpa del ejecutor federal como la que los líderes tribales llevan reclamando hace prolongado tiempo. El pasado mes, el Papa Francisco pidió perdón por el papel que la iglesia católica jugó en el sistema de internados de Canadá y los líderes de la Primera Nación quieren que el Santo Padre presente sus disculpas en persona cuando visite el país de Norteamérica este verano.
"Las consecuencias de la política federal de internados para indígenas, sin olvidar el trauma intergeneracional causado a las familias por esta separación y la erradicación cultural desarrollada sobre generaciones de chicos, desde la momento de cuatro año, resultan angustiosas e innegables", afirmó Deb Haaland, secretaria de Interior, ciudadana de Omisión Pueblo y primera persona nativa saco que ocupa ese cargo.
"Vamos a continuar buscando y obsevando las pruebas de este intento de comprensión por la fuerza del los pueblos indígenas en las disparidades que enfrentan las comunidades", señaló en el comunicado de presentación de este documento.
El noticia identifica esos más de 500 difuntos tras examinar los registros de 19 de esas instalaciones, una pequeña guarismo respecto al total de internados identificados. "Mientas la investigación continúa, el Sección prevé que el número de fallecidos se incrementará", recalcó ese comunicado. El número es muy inferior a las decenas de miles que auguraban algunos especialistas. Igualmente se pronostica que, en consecuencia, subirá y mucho la cantidad de tumbas halladas.
Esas miles de muertes fueron el resultado de todo, desde enfermedades a abusos, sostuvo McBride a partir de su quehacer de investigación, en la que revisó cartas escritas por los estudiantes, los padres y los administradores de las escuelas. Sotuvo que llevará un tiempo significativo descubir el definitivo número. "Hay un prolongado camino por delante", dijo.
A partir de los primeros primaveras del siglo XIX, el gobierno estadodunidense robó niños nativos de sus hogares y los obligó a atender esos internados, donde se les quiso hacer perder su idioma y tradiciones, obligándoles a padecer nombres en inglés y somtiéndolos a entrenamientos y simulacros militares.
En este documento se especifica que se hallaron 408 internados en 37 estados, que fueron establecidos desde 1801 hasta 1969. Algunas de estos centros siguieron abiertas hasta la período de los noventa del pasado siglo.
Recibían fondos del gobierno federal. La parte de los centros contaron adicionalmente con apoyo de organizaciones o instituciones religiosas, lo que suponía peculio, infraestructuras y personal, remarca el noticia. Muchas de estas instituciones religiosas cobraban, a su vez, una cantidad procedente de Washington por cada uno de los niños que colocaban en sus internados.
En lo que se considera un primer paso de investigación, el noticia recomienda continuar con la indagación y tratar de fijar una dotación de fondos. En Canadá, posteriormente de establecerse la comisión de la verdad y la reconciliación, el gobierno contribuyó con 4.700 millones de dólares para ofrecer apoyo a las comunidades de indígenas afectadas por estos internados. En Estados Unidos no existe, por ahora, una comisión similar ni una atribución económica.
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