El clan de investigación de Oncología Básica y Clínica del Instituto de Investigación Biosanitaria de Mingrana (ibs.Mingrana) ha enfrentado relación directa entre niveles altos de bisfenol A -un componente del plástico que llevan algunos envases alimentarios- en niños de 9 a 11 primaveras y problemas de pensamiento y comportamiento de esos niños evidenciados en su adolescencia (16-17 primaveras).
Así lo explican en un estudio -publicado en la revista Sci of the Total Environment- que pone de manifiesto la importancia que pueden tener los contaminantes ambientales en el comportamiento humano.
Este equipo de investigación, liderado por Nicolás Olea, investiga desde hace más de 25 el impacto del bisfenol A, un disruptor endocrino que fue diseñado como estrógeno sintético en 1936 y que está presente en muchos de los utensilios plásticos que se utilizan en el día a día: desde latas de productos comestibles hasta equipación deportiva o DVDs.
En este estudio, han analizado los cambios biológicos que se producen en los adolescentes como consecuencia de la exposición a diferentes agentes externos en edades tempranas. En concreto, han utilizado como biomarcadores el nivel de bisfenol A (BPA) presente en la orina y el número neurotrófico del cerebro (BDNF) en cepa para identificar la vía por la que este componente de los plásticos afecta al exposición neuro-conductual.
Y para analizar su impacto en el comportamiento de los adolescentes se sirvieron de una indagación donde los padres respondían sobre la conducta de sus hijos.
Los resultados muestran que los niños con niveles más altos de BPA en la infancia tenían más problemas de comportamiento (pensamiento y quejas somáticas) en la adolescencia. Por otra parte, la exposición a BPA se asocia además con un aumento de la metilación del gen BDNF (la añadidura de moléculas nuevas al ADN que impiden que este gen se exprese).
Según han explicado los investigadores al presentar sus resultados, esta metilación del gen de BDNF explica al menos un tercio de la asociación entre la exposición a BPA y problemas cognitivos en adolescentes.
El bisfenol A figura desde junio del 2017 en la letanía europea de “sustancias enormemente preocupantes” que elabora la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA, por sus siglas en inglés) conveniente a su capacidad para alterar el invariabilidad hormonal en humanos, ya que se une a los receptores de estrógenos.
Entre los enseres adversos que le atribuyen diversos estudios figuran alteraciones en el exposición de las glándulas mamarias, en las funciones cognitivas, en la fertilidad, en el asimilación y la obesidad, y además en el exposición neuroconductual de los niños.
Los resultados del estudio de los investigadores granadinos confirman este final sorpresa y avalan la fresco propuesta de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) de restringir el uso de BPA en materiales de contacto comestible para ceñir la ingesta diaria tolerable de bisfenol A. De hecho, la ley de Residuos española, aprobada hace unas semanas, ya incorpora la prohibición de usar BPA en envases que estén en contacto con alimentos.
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