El PP vasco trata de reforzarse aludiendo a una eventual “deriva independentista” del PNV

El debate sobre la posible renovación del estatuto de Gernika no termina de sacar, aunque el PP vasco palabra ya de la “deriva independentista” que “esconde” la renovación del autogobierno vasco. El presidente de los populares vascos, Carlos Iturgaiz, ha instado al PSE a que haga "todos los esfuerzos" para que el nuevo status "no sea una verdad”, ya que conduciría a Euskadi al “precipicio”. La leída del líder del PP vasco contrasta con el compromiso del lehendakari, Iñigo Urkullu, de evitar el choque de trenes y ajustarse a la derecho constitucional, de guisa que la puesta de Iturgaiz tiene más que ver con un posicionamiento político de cara al nuevo ciclo electoral que ya asoma.

La leída de los populares es que el debate que se pueda rajar en torno a la renovación del Estatuto de Gernika les puede servir para reforzarse, especialmente si el PNV apostase por una renovación profunda o de derrotero soberanista.

Pese al anuncio en septiembre

El debate sobre la renovación del autogobierno no ha renovador en todo el curso político

Los populares vascos se han dejado más de 250.000 votos en las dos últimas décadas y han perdido todo el poder institucional que llegaron a ostentar, especialmente en Álava. En las últimas elecciones al Parlamento vasco, en coalición con Ciudadanos, se quedaron en 60.650 votos y fueron el botellín partido en la cámara, muy allá de los 326.933 apoyos que lograron en 2001 (la billete entonces fue mucho anciano) o los 251.743 conseguidos por el propio Iturgaiz en 1998, elecciones en las que fueron el segundo partido.

Las últimas encuestas no reflejan un progreso de los populares de cara a las elecciones municipales y forales, sino más admisiblemente un leve debilidad.

Caída desde 2001

Los populares vascos han perdido más de 250.000 votos en las dos últimas décadas

En este contexto, los populares entienden que su recuperación electoral en Euskadi podría montar, por un banda, gracias al sensación de la arribada de Feijóo a la secretaría militar del partido, y, por otro, de una confrontación con el PNV sobre el autogobierno.

Iturgaiz ha hecho estas declaraciones sobre la renovación del Estatuto en una reunión con Eneko Andueza, líder del PSE vasco. El encontronazo entre ambas formaciones, anunciado inicialmente para el mes de febrero, fue suspendido tras el acuerdo que los socialistas alcanzaron con EH Bildu en la aldea alavesa de Iruña de Oca.

El futuro del partido

El PP vasco confía en el sensación Feijóo y su posición sobre el autogobierno para izar el revoloteo

El líder del PP vasco ha indicado que a populares y socialistas debe unirles la defensa del Estatuto actual y “la concurso a la deriva independentista que esconde el nacionalismo vasco tras el nuevo status". A su razón, el PSE debe "ayudar" para que el nuevo estatuto "no sea una verdad", por ser "independentista y rupturista".

Pese a estas declaraciones, lo cierto es que el debate sobre la renovación del Estatuto de Gernika, aún sin completar y sin poner al día desde su aprobación hace 40 primaveras, no termina de sacar. El lehendakari, Iñigo Urkullu, recuperó este asunto en el primer pleno en el Parlamento vasco del curso político, en el mes de septiembre, y dio algunas pistas sobre las coordenadas que proponen para abordarlo.

Urkullu recuperó el concepto de “concierto político” vasco, una fórmula que recoge la idea de bilateralidad y que, desde su punto de panorámica, permitiría evitar la rozamiento y "modificación partidista" del pacto ajustado, en relato al precedente de los incumplimientos del Estatuto. El lehendakari incluso señaló que se buscará “un consenso sólido” y un pacto con el Gobierno central que evitaría el choque de trenes.

En todo caso, a lo extenso del curso político, afectado durante los primeros meses por la pandemia y luego por la hostilidades en Ucrania y la crisis energética, no se ha renovador en torno a este debate.

La duda es si a partir de septiembre el lehendakari apostará por rajar este debate o evitará que coincida con el inicio de un nuevo ciclo electoral en la política vasca que se extenderá hasta el verano de 2024.

Existen discrepancias evidentes entre PNV y PSE, socios en las principales instituciones vascas, y los jeltzales tienen dudas de que se pueda montar a acuerdos amplios en un clima condicionado por una pugna electoral a la que se añadiría la celebración de elecciones generales. Lo que sí es evidente es que los populares vascos se sentirían cómodos en ese debate  

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