Es el cetáceo más pequeño y amenazado de todo el planeta. Los ejemplares adultos de esta especie no superan los 50 kilos y, según el zaguero censo oficial (2020), entre adultos y crías, quizá solo siguen con vida entre ocho y diez ejemplares.
La vaquita armada o cochito (Phocoena sinus) está inscrita en el apartado de “peligro crítico” de la Repertorio Roja de Especies de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) desde el 2017, pero todavía hay esperanzas para su recuperación. Un estudio publicado el pasado mes de mayo en la revistaSciencepor biólogos de la Universidad de California en Los Ángeles (Estados Unidos) indica que, pese al estrecho número de ejemplares supervivientes, la especie podría recuperarse porque conserva una trascendente salubridad genética. En otros casos conocidos, las poblaciones muy pequeñas comportan enfermedades relacionadas con la consanguinidad y descuido de variabilidad genética.
“Los resultados de este fresco estudio son muy importantes porque muestran que aunque la población flagrante es muy pequeña sigue siendo viable”, explica a La Vanguardia Enrique Sanjurjo, asesor independiente entendido en conservación de océanos y director ejecutor de Pesca Alternativa de Quebranto California (Pesca ABC), una entidad civil con sede en San Felipe (Quebranto California, México), integrada por expertos y pescadores comprometidos con la naturaleza.
Endémica del tuno de California, es víctima colateral de la medicina tradicional china y la totoaba
La colaboración de las administraciones públicas, científicos, ambientalistas y pescadores es esencial para que esta esperanza de supervivencia se haga ingenuidad. Porque, como además indica el estudio publicado en Science , la calidad genética de los ejemplares supervivientes no es suficiente para exceptuar a la vaquita armada. Es imprescindible apurar de forma radical e inmediata con su principal amenaza, que no es otra que la presencia de redes de pesca en aguas del tuno de California (mar de Cortés), el único y estrecho hábitat de la vaquita armada.
Las redes peligrosas, curiosamente, no están destinadas a la captura de este pequeño cetáceos –que muere en ellas de forma accidental– sino de la totoaba o corvina blanca, un pez igualmente permanente de Quebranto California de muy detención valencia comercial oportuno a que la medicina tradicional china atribuye poderes afrodisiacos a su vejiga natatoria .
Tanto la vaquita armada como la totoaba están estrictamente protegidas por las leyes mexicanas desde hace más de tres décadas, pero el furtivismo sigue muy presente, en algunos casos con el desventaja de que los cetáceos mueren ahogados en redes abandonadas en el agua por pescadores descubiertos por la policía.
La falsa creencia de los beneficios de la vejiga de totoaba provocan su pesca y los daños colaterales en la vaquita armada
“La principal amenaza son las redes totoaberas y aquí siguen”, constata Sanjurjo desde Quebranto California. “El problema con la vaquita es resultado de un pésimo manejo pesquero. Censos de embarcaciones incompletos, retrasos con los permisos, regulación incompleta, vigilancia casi inexistente… Son cosas que caracterizan a la pesca en casi todo México. En la parte reincorporación del Caleta de California ocurre lo mismo, con el desventaja de que aquí está la vaquita y estas fallas se hacen evidentes”, concluye el director ejecutor de esta entidad creada precisamente para atracar de raíz los problemas pesqueros.
Durante los últimos primaveras se han puesto en destreza varios programas estatales y de colaboración internacional para conocer el estado de conservación de la vaquita armada y trabajar en su recuperación, pero, por el momento, los resultados son insuficientes. ¿Cómo se podrían mejorar estas acciones de protección? “Huy, difícil. No sé si cierto tiene respuesta a esta pregunta”, exclama Enrique Sanjurjo.
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