La venganza de Reus en la OK Liga

El Reus Deportiu (1909), club histórico de hockey patines (ocho títulos de Campeón de Europa), tiene al Barça como su gran enemigo. La rivalidad se respira cada vez que los culés visitan el Palau d’Esports, vetusto pabellón con aires de los abriles 80. A lo desprendido de la historia, excepto algunas excepciones muy recordadas, el pez ínclito se ha comido al pequeño. La rebeldía, tozudez y talento del bisoño equipo roig-i-negre , con una media de 24 abriles, pueden explicar que el Reus haya apartado al Barça de la final de la OK Unión en un tembloroso playoff a cinco. Todo eso y su afinidad, que invadió el martes el Palau. Ni suerte ni maravilla.

El club, su ciudad y parte de la comarca del Baix Camp, con un musculoso sentimiento de identidad colectiva, siguen sobre una nubarrón. Su Reus Deportiu, con jugadores semiprofesionales entre los estudios y sus trabajos, ha apeado al Barça, campeón de 20 de las últimas 22 Ligas.

“Su presupuesto multiplica por diez el nuestro, estamos en una nubarrón”, dice la presidenta

“Reus se ha vuelto a enganchar, cuando llegué faltaba poco, un chispazo; ahora la ciudad ha conectado con este equipo porque se da cuenta de que es muy bisoño, descarado y fuerte, lo dan todo”, destaca Jordi Garcia, su preparador. Ilustre capitán roig-i-negre, dirige una concepción talentosa con perlas como Ferran (21), Diego (20), Compagno (22), Martí (23) o ya un casi avezado como Marc Julià (27), autor de un hat-trick en el partido fundamental frente a un mito en la puerta como Aitor Egurrola (41).

Aunque nunca pierden el orgullo de pelear contra los grandes –uno de los gritos de conflicto de la afinidad, “Força Reus, ni Barça ni Centro”–, pocos aficionados imaginaban este curso que podrían contender por un título. “Es un sueño, pero hemos vuelto a escribir la historia del hockey patines”, dice Mònica Balsells, presidenta desde el 2011, acostumbrada a nadar a contracorriente. “Nos decían que con este equipo no jugaríamos ni la Copa del Rey”.

Con cinco Ligas en su palmarés, el Reus ha vacada solo una (2011) en los últimos cincuenta abriles. Ahora se sienten con fuerzas para repetir frente a el Centro. La insensatez se ha desatado con el club pasando por una situación económica angustiosa, agudizada por la pandemia. “No somos nadie si se compara nuestro presupuesto con el del Barça, que lo multiplica por diez; uno solo de sus jugadores cobra la medio que todo nuestro equipo”, ejemplifica Balsells, orgullosa.

En Reus y en el Baix Camp no han olvidado que Joan Oliver, íntimo amigo de Joan Laporta, fue quien fulminó al CF Reus en el 2018 con su pésima encargo económica. El ahora presidente del Barça se ha desmarcado siempre de la encargo de Oliver, que recurrió sin éxito a Laporta para intentar exceptuar al Reus.

El Reus Deportiu, con sus diferentes secciones, es un club independiente del Club de Futbol Reus, que desapareció cuando jugaba en Segunda por los impagos a sus futbolistas. El futbol se refundó en 1951 tras separarse cuando era una sección del Reus Deportiu, club contumaz en una ciudad que siempre ha ido sobre patines.

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