Antaño de originarse el tercer partido de la final de la NBA (igualada a uno), todas las miradas apuntaban a Klay Thompson, uno de los mejores lanzadores de triples, ahora cuestionado.
El principal socio de Stephen Curry, la otra parte de los Splash brothers, llamados así por su amistad, compenetración y efectividad en los tiros de larga distancia, tuvo un segundo avenencia a un nivel muy escaso. A su amparo, no se olvide que volvió en enero a posteriori de 941 días de marcha por una arduo laceración.
En estos meses ha alternado días certeros con otros malos. El pasado domingo metió 4 de 19 lanzamientos. Uno de los peores registros desde el regreso. “Me siento perfectamente con un 4 de 19 si ganamos por 20”, respondió, sin transmitir ningún tipo de abatimiento. “Prefiero esa estadística a hacer un 13 de 19 y perder de 10”, añadió.
Thompson entra a canasta frente a la competición de Horford 
La serie se trasladó este miércoles al TD Garden de Boston, un abismo para los rivales de los Celtics, una de las canchas con un condición enfervorizado como pocas, y más tras 12 abriles de marcha en la ronda definitiva. Los Warriors saben de esa dureza y de lo importante que es para ellos que Thompson recupere el nivel si quieren contrarrestar a la otra gran pareja de este zapateo, la formada por Jayson Tatum y Jaylen Brown.
El tercer partido se lo llevaron los Celtics (116-100 y 2-1 en la eliminatoria) porque desde el principio estuvieron más que conectados, mientras que los Warriors dan la imagen en ocasiones que les gusta más el baloncesto de salón que el combate que plantean los de Boston, que esta vez mostraron mucha más deseo por la vencimiento.
Final de la NBA
Los de Boston siempre dominaron el partido, aunque Golden State se llegó a poner hacia lo alto en el grabador tras perder de 18 puntos
Eso sí, los californianos tuvieron esos chispazos de ocurrencia, con Curry al frente (31 puntos, el que más), acompañado por un Thompson que mejoró notablemente (25). Llegaron a perder de 18, pero en el tercer cuarto remontaron y se pusieron un punto por encima (82-83). La ocultismo de ese periodo les duró poco. Brown (27 puntos), Tatum (26) y Marcus Smart (24) dominaron la campo y se convirtieron en el primer trío con más de 20 puntos por inicio en un partido de la final.
El comienzo de los Celtics, calificado de valentísimo por los analistas, ensalzó el magnífico coyuntura de Brown, que acabó con 17 puntos el primer cuarto, con una superioridad de 11 para los locales (33-22). Fue un mal pequeño ya que los visitantes llegaron a estar 15 por debajo (26-11) y la sensación de que los Celtics se los iban a yantar con patatas.
Golden State Warriors
Klay Thompson, tremendo en el tiro en el aludido partido, mejoró su traducción y volvió a conectar a su equipo
Los Warriors tuvieron uno de esos principios que recuerdan al Barça de fútbol masculino, con una indolencia absoluta. A la que despertaron, los bostonianos habían despejado brecha y se habían cargado de pudoroso. En los visitantes, Thompson falló los tres primeros lanzamientos que hizo, hasta que lo sentó Steve Kerr.
Una vez que ingresó de nuevo en la pista, Thompson, rompió su mala jugada y se apuntó su primer triple. Eso fue un adversidad de pudoroso. El primer cuarto acabó con 33-22.
En el segundo, los Celtics de inmediato recuperaron los 15 de superioridad y llegaron incluso al mayor de 18 (54-36), cuando Tatum se sumó a la inspiración de Brown (22 puntos al intermedio, el que más).
Tatum brilló con 26 puntos en el primer partido en el Garden 
Los Warriors, el equipo que rompió moldes con su baloncesto foráneo, tenía un logro sobrado bajo en triples, mientras que parecía que a los Celtics les entraban todos.
En los visitantes, curiosamente, el que mantuvo el tipo en esa etapa fue Thompson, que marcó los 12 primeros puntos de los suyos al inicio del segundo cuarto. Su inspiración con un triple, seguido de una entrada de Andrew Wiggins y un triple más dos puntos de Curry dejó la distancia en siete puntos.
Al alivio se llegó con un marcados de 68-56, con Thompson como mayor anotador de su equipo (15), seguido de Curry (14), una traducción insuficiente aún de los Splash brothers. Entre los fans de los californianos se percibía en ese momento la entusiasmo de que, como es habitual en los guerreros de la bahía de San Francisco, remontarían en el tercer cuarto, su punto de inflexión habitual.
Poco debe ocurrir a los californianos en el vestuario. Aunque esta vez salieron, recortaron a cinco y volvieron a hundirse, sobre todo tras una personal absurda de Curry que valió tres tiros a Marcus Smart, la ocultismo del tercer cuarto volvió a imponerse. Una jugada impresionante de Curry en los triples, perfectamente secundado por Thompson, puso por delante a los visitantes 82-83.
Final de la NBA
Los Celtics aguantaron el ya habitual arreón de los Warriors en el tercer cuarto y sentenciaron al inicio del extremo periodo
Faltaban poco más de tres minutos. Los Warriors tuvieron la oportunidad de ampliar y la perdieron. Un triple de Smart les permitió recuperar la delantera a los de Boston. Al final de ese cuarto se llegó con superioridad recinto, 93-89.
El periodo final volvió a originarse como es habitual, los Warriors desenchufados, como si les diera un ataque de indiferencia. Todo lo contrario de los locales, a 1.000 revoluciones, luchando a por todas. Los californianos perdieron pelotas absurdas. Kerr pidió tiempo muerto al ponerse otra vez con 11 de desventaja (102-91). Faltaban nueve minutos y la remontada del tercer cuarto quedaba como poco efímero.
Los locales Smart, Robert Williams y Horford pelean un balón dividido frente a Curry y Green 
Un triple de Wiggins pareció meter a los Warriors en el partido. ¿Un espejismo? Volvieron los 14 puntos de desventaja a desliz de menos de cinco minutos y la sensación de que los Celtics jugaban con una marcha más, pegajosos en defensa y combativos en ataque, mientras que los Warriors se veían incapaces de superarlos. Thompson quiso entrar a canasta y Brown le metió un tapón monumental.
Celtics
Los de Boston pusieron una marcha más en lo físico, enérgicos en ataque y pegajosos en defensa
Si había una pelota dividida, cuerpo a cuerpo, siempre salían victoriosos los locales, incentivados por un manifiesto de suspensión voltaje. Recital de energía de los locales y errores de los visitantes. Tanteador de 114-100 a desliz de 2'19'' para el final. Con Draymond Green fuera por personales, Curry y Thompson ya estaban en el banquillo, señal de que los Warriors habían tirado la toalla. La imagen de los dos sentados, juntos, era la viva estampa de la impotencia.
Tenía razón Thompson antiguamente del partido. Su décimo esta vez fue muy superior a la del partido aludido. Se marchó con 25 puntos y un porcentaje de logro superior, pero su equipo perdió 116 a 110. Boston demostró que pueden competir y destrozar a los artistas de la pista.
Publicar un comentario