La emancipación de VMware habrá durado siete meses. El 1 de noviembre, la compañía completaba su separación de Dell Technologies, que la controlaba con un 81%; el acuerdo preveía que Michael Dell permaneciera como asociado dominante (y presidente) con un 40,2%. Puede que ya entrara en los cálculos orquestar una desinversión sucesivo, pero de pronto apareció un comprador que, sin ser un competidor, estaba dispuesto a ratificar la preferencia de esta sobre el software de VMware en el que se sostiene la organización híbrida de Dell Technologies.
La semana pasada se conoció la cesión de VMware a la empresa Broadcom al precio de 69.000 millones de dólares (61.000 millones más la anexión de deuda). La monograma representa una prima del 44% sobre la cotización preliminar a los primeros rumores, lo que hace muy improbable que surja una propuesta superior, pese a una cláusula que deja abierta esa puerta hasta el 5 de julio.
Michael Dell ha descrito públicamente la propuesta como “no solicitada”, pero la prensa ha contado que fue él quien invitó a su mansión texana a Hock Tan, guía delegado de Broadcom, un patrón malayo con pasaporte estadounidense. Lo cierto es que uno y otro se pusieron de acuerdo en lo fundamental: la parte del precio se pagará en efectivo, lo que llevará unos 12.000 millones a la cuenta del primero, quien seguirá como asociado de la empresa combinada (de entrada, otros 12.000 millones en acciones), una condición necesaria para que Broad- com defienda su buena nota en el mercado de deuda.
El precio representa una prima del 44% sobre la cotización previa a la cesión
Broadcom es un fabricante de semiconductores que, bajo el mando de Hock Tan, ha adquirido y fagocitado sucesivamente tres empresas de software: Brocade (5.500 millones), CA Technologies (18.900 millones) y la parte de Symantec (10.700 millones el 2019). El patrón de estas operaciones debería repetirse esta vez: comprensión rápida / disciplina de costes / recortadura de plantilla / reventa de los negocios que no interesen al comprador. Un clásico: “La adquirida acaba pagando el precio de su adquisición”, resume la analista Tracy Wang, de la consultora Forrester Research.
En teoría, con la complemento de VMware el negocio de software de Broadcom pasaría de 8.000 a 20.000 millones, la parte de su facturación del agrupación construido por Tan. Su objetivo ostensible es que, pasados tres abriles de la anexión, contribuya con 8.500 millones al ebitda (beneficio antaño de impuestos) de la compañía resultante. Un brinco desde los 3.500 millones del año fiscal cerrado en enero que puede ser doloroso.
¿Qué averiguación Broadcom en VMware? En presencia de todo, aumentar un perímetro hoy desequilibrado en valenza de los semiconductores a pesar de sus inversiones en compañías de software a las que ha sometido a una dieta severísima. Es claro que este sector arroja márgenes muy superiores a los que se obtienen vendiendo hardware.
El objetivo ostensible es que la empresa resultante duplique su beneficio en tres abriles
Ocurre que VMware no es una empresa de software cualquiera: controla el 72% del mercado mundial de virtualización, una técnica que –simplificando– convierte los servidores físicos en aplicaciones de software o máquinas virtuales (VM). Su atractivo creciente reside en que, aunque muchas cargas de trabajo han migrado a la estrato, VMware se presenta como la opción idónea para aquellas empresas que prefieren una fórmula híbrida que combine sus centros de datos con los servicios en la estrato.
A excepción de de hacer caja, ¿qué ha conocido Michael Dell en la propuesta de Broadcom? La ocasión de deshacer un compromiso financiero que arrastra desde el 2016. Y hacerlo sin entregar VMware a un competidor y sin acordar como responsable directo de reducir una compañía a la que calificaba como sortija de su empresa.
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