El pasado 1 de junio, Jaume Collboni publicaba en este diario un artículo con el título “Barcelona contra la multirreincidencia”. La advertencia que hacía era buena, pero incluso hay que cachear que en esta lucha contra la multirreincidencia el Consistorio de Barcelona ha antitético como unido necesario al PDeCAT.
Hace ahora prácticamente un año, tuve el honor de participar en un acto a Foment del Treball donde me comprometí públicamente a acopiar su demanda para modificar el Código Penal para penalizar la multirreincidencia en los pequeños hurtos (aquellos de menos de 400 euros), con el objetivo de combatir contra los delincuentes multirreincidentes que los han convertido en su modus vivendi y que, con la carta coetáneo, no hacen más que entrar y salir de comisaría y de los juzgados, acumulando referencias y sin demasiadas consecuencias penales.
Es cierto que el Consistorio hizo gestiones con el gobierno castellano. Sería esperable que dos instituciones gobernadas por los mismos partidos fueran sensibles a los temas que los afectan, pero no ha sido así. Es por eso que desde el PDeCAT, delante el inmovilismo parlamentario, presentamos una proposición de Ley para cambiar el Código Penal y empezamos una cruzada por tierra, mar y flato para hacerla verdad. Por otra parte, troceamos el texto de la proposición de Ley para presentarlo en forma de enmiendas a diferentes proyectos de Ley que tocaban el Código Penal. De este modo, conseguimos que llegara el día D y la hora H donde el PSOE tuvo que mojarse y sufragar nuestra perfeccionamiento.
Explico todo esto porque es bueno que todo el mundo conozca en que consiste el trabajo parlamentario y las vías a las que, con más astucia e ingenio que fortuna, los diputados podemos recorrer. Pero creo que incluso es amoldonado cachear el mérito de mucha gentío que ha empujado para que esto saliera delante: estoy convencido que Jaume Collboni, Albert Batlle y Paco Aranda han contribuido a este éxito, pero incluso ha sido decisiva la perseverancia de Foment del Treball, Comissió Norma del Col·legi d’Advocats de Barcelona o l’Associació d’Amics del Passeig de Gràcia.
Y evidentemente quiero sacar pecho del trabajo que hemos hecho desde el PDeCAT, batallando esta iniciativa en el Congreso de los Diputados y haciendo un nuevo gimnasia de política útil al servicio de todos los ciudadanos y en amparo de la convivencia y la seguridad. Y si me permiten, con un plus añadido: soy del Poblenou y quiero Barcelona con psicosis, y por eso me duele profundamente ver el impacto tan gafe que la problemática de los hurtos tiene en las zonas más céntricas y como afecta a los vecinos, al comercio, al turismo y, en definitiva, a la reputación de mi ciudad.
Barcelona tiene que ser esencia y motor por Cataluña, ejerciendo de caudal y liderando el crecimiento financiero y el bienestar de las personas. Pero incluso, como hizo el PDeCAT y siguiendo la tradición de la mejor Convergència, tiene que apañarse complicidades con todo el mundo, poner las soluciones sobre la mesa y compartir sus éxitos tanto con sus aliados, como con el conjunto del país.
Publicar un comentario