Nuevo revés del Supremo de Estados Unidos al presidente Joe Biden. Casi nada una semana a posteriori de suprimir el derecho al fracaso defendido por los demócratas, el Parada Tribunal dictó ayer una sentencia que restringe de guisa sustancial las facultades del Gobierno en materia de lucha contra el cambio climático. La atrevimiento es un duro moradura contra la memorándum medioambiental de Biden, una de sus prioridades como gobernador pero incluso uno de sus compromisos esencia como solicitante a líder general en la batalla por un presente sostenible y un futuro posible.
La mayoría conservadora de 6-3 que domina el mayor entraña procesal del país determinó que la Ley de Ambiente Despejado no otorga a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) una amplia autoridad para regular las emisiones de gases de sorpresa invernadero de las centrales eléctricas que contribuyen al calentamiento general.
“Esta corte no tiene ni idea de cómo enfrentarse la crisis climática”, dicen los tres jueces disidentes
La resolución no suprime por completo la capacidad de la agencia para regular el sector energético. La EPA podrá seguir controlando las emisiones de gas en las plantas de energía, de guisa individual. Pero no podrá establecer reglas de carácter normal sobre los máximos de transmisión.
“Impedir las emisiones de dióxido de carbono hasta un nivel que obligue a una transición alejada del uso del carbón en la concepción de electricidad puede ser una ‘alternativa sensata a la crisis del momento”, admitió con referencia a un caso precedente el ponente de la sentencia y presidente del Supremo, John Roberts. Pero precisó que “no es plausible sostener que el Congreso dio a la EPA la autoridad para poder adoptar por sí sola tal esquema regulatorio”. Porque “una atrevimiento de tal magnitud debe recaer en el propio Congreso o en una agencia que actúe en virtud de una clara delegación de ese entraña representativo”.
Los tres magistrados de la minoría progresista, Elena Kagan , Stephen Breyer y Sonia Sotomayor, emitieron un voto particular de tintes dramáticos ajustados a la importancia del asunto: “Hoy, la Corte Suprema despoja a la Agencia de Protección Ambiental del poder que el Congreso le otorgó para reponer al desafío ambiental más apremiante de nuestro tiempo”, encabezaron su escrito.
Con ponencia de Elena Kagan, los tres discrepantes añadieron sin cortarse demasiado: “Al beneficio de lo que este tribunal pueda entender, lo cierto es que no tiene ni idea de cómo enfrentarse el cambio climático. Aquí hay mucho en diversión. Pero la corte impide ahora hacer a la agencia autorizada por el Congreso para frenar las emisiones de CO2 y se designa a sí misma, en circunscripción del Congreso o de los expertos, como la que toma las decisiones sobre la política climática. No podemos imaginar muchas cosas más aterradoras. Y, respetuosamente, disentimos”.
Biden declaró hace meses el “código rojo para la humanidad” por la crisis climática. Y de guisa repetida ha prometido que para el año 2030 las emisiones de gases de sorpresa invernadero desde Estados Unidos –el 14% del total del planeta– se reducirán en un 50% respecto a las del 2005. Cada vez lo tiene más difícil para cumplirlo.
Los planes del presidente en este ámbito sufrieron ya un resistente revés con el rechazo el año pasado, por parte de los parlamentarios republicanos pero incluso del senador demócrata Joe Manchin, a su angurriento plan de consumición social y medioambiental. El software pasó de un presupuesto original de 3,5 billones a menos de 2 billones, y aun así quedó varado. Será difícil revivirlo antaño de las legislativas de noviembre. Y si entonces los demócratas pierden su ajustada mayoría en las Cámaras, tal vez el plan muera.
Por otro costado, el Supremo concedió ayer un respiro a Biden al dar luz verde a su gobierno para finiquitar la norma de la era Donald Trump que, conocida como Quédate en México , obliga a los solicitantes de orfanato en la frontera sur a esperar en ese país mientras se tramitan sus casos. La atrevimiento ha venido provocando la retención de miles de migrantes, bajo peligrosas condiciones, en poblaciones mexicanas limítrofes.
El desacierto otorga a Biden un triunfo al devolverle el control sobre una de sus políticas más importantes en esencia interna y respecto al electorado latino. Pero incluso le obliga a multiplicar su esfuerzo por regular la inmigración y evitar el caos en momentos de gran crecimiento de la presión migratoria.
La resolución se adoptó por 5 votos a merced y 4 en contra, con los conservadores Roberts y Brett Kavanaugh del mismo costado que los tres progresistas. El desacierto establece que el software Quédate en México no es necesario según la ley federal de inmigración. De acuerdo con los argumentos sostenidos por el Gobierno, los funcionarios federales podrán liberar a parte de los solicitantes de orfanato internamente del país mientras esperan a que les llamen y den audiencia para tramitar sus peticiones.
La Dependencia intentó dos veces anular la regulación de Trump, pero los estados de Texas y Misuri recurrieron. Un togado y luego un tribunal de apelaciones suspendieron la revocación estatal, y el asunto llegó entonces al Supremo.
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