“Sí, Putin atacará los Estados bálticos si logra derrotar a Ucrania. Sus planes imperiales han sido claros y por eso creo que Ucrania lucha nuestra pleito. Es la pleito de Europa. Por eso debemos reforzarla al mayor”.
Quien se expresa así de sólido es Maximilian Terhalle, teniente coronel en la reserva del Ejército germano, profesor en la London School of Economics, miembro destacado del Instituto de Políticas de Seguridad de Kiel. Aunque él no sea el único.
Lo mismo cree la exmano derecha del –influyente en el Kremlin– Patriarca de Moscú, el padre Cyril Hovorun, archimandrita. Incluso considera posible el uso de armamento nuclear.
El lado este europeo, es más, tiene pocas dudas del peligro. El resto de la UE alguna más. Pero ya hay movimientos. Finlandia estará en la OTAN. Y Suecia. Quien más quien menos pertrechos a Ucrania. Y todos esperan acontecimientos, aunque hoy las fuerzas armadas rusas en la frontera con la UE sean “incomparablemente más débiles que hace unos meses y en varios puntos casi ni existan”, explica a La Vanguardia David Batashvili, investigador sénior de la georgiana Fundación Rondeli y autor de un detallado planisferio de sus bases militares.
Porque aunque “ahora casi todas las fuerzas terrestres están desplegadas en Ucrania o cerca de su frontera”, continúa, otra cuestión es que en la tensión Moscú-Oeste la posición descubierta rusa en el óblast de Kaliningrado o en el de Múrmansk aún es una amenaza “estratégica” e “importante”.
Y es precisamente aquí, sobre todo en el enclave de Kaliningrado, en este zona ruso rodeado de fronteras comunitarias, que desde hace días, se contiene la respiración. El Gobierno lituano lo bloquea aplicando las sanciones aprobadas e impuestas por la UE. Moscú afirma que su respuesta “no será solo diplomática”. Puede ser un punto y singular.
*Aviso: el mapamundi del GFSIS de las bases militares rusas en el mundo es interactivo y, por su complejidad, tarda en cargar. Asimismo se puede consultar accediendo a esta url: https://gfsis.org.ge/maps/russian-military-forces
“No queremos un suspensión el fuego en Ucrania y proponerlo es igual que hacerlo con Adolf Hitler en 1942. Hay que decirle a Putin: ¡tú tienes armas nucleares, nosotros además!”.
Así hablaba, hace un mes, el ministro de Defensa letón Artis Pabriks en La Vanguardia. Semanas más tarde, hace ausencia, Rusia probaba su Sarmat, un misil de capacidad nuclear, y a la vez citaba al embajador de la UE para advertirle de las duras consecuencias del sitio lituano a Kaliningrado.
La ascenso sigue actual. Y en esta, aunque las tropas rusas hayan decaído en el Cáucaso, Asia Central, Siberia o Pasado Oriente, la “excepción” continúa siendo Kaliningrado y el ártico europeo.
Lo confirman a este diario fuentes del Ejército gachupin:
“El Ejército de Tierra ruso tiene sobre un millón de efectivos y al inicio de la invasión usó unos 150.000. Luego llevó unidades de refresco pero no es exacto sostener que tiene la longevo parte en Ucrania. En su capacidad naval, adicionalmente, la pleito no supone ningún cambio. Los buques que participan son todos de la flota del mar Infeliz. La del Báltico o Ártico siguen en sus escenarios habituales y son relevantes. La fuerza aérea es tal vez el longevo enigma por ser incapaz de controlar el espacio sutil ucraniano, pero las plataformas de carácter clave como los bombarderos de espacioso significación aún permanecen”.
Manuel Morato, coronel de artillería retirado, exagregado de Defensa de España para Rusia y Ucrania entre el 2004 y 2008, detalla a su vez que “todos los que hemos vivido los últimos primaveras de Rusia tras la URSS reconocemos que desde el año 2000 su Ejército ha mejorado. Mucho. La OTAN supera enormemente su capacidad marcial pero otra cosa son los riesgos que conlleva tratar con Rusia. Por ejemplo, si es que utiliza armas tácticas nucleares, e incluso cuando estaba más débil, nos señalaban que podían usarla como parte de una pleito asimétrica, para arrear con menos medios”.
“Las guerras, hasta que no se acaban, son muy peligrosa y escasamente hechos menores pueden variar las previsiones, incluyéndose aquí los errores humanos. Por eso esta pleito debería pararse”, concluye el coronel Morato.
Porque Rusia puede encarar un problema de escasez en su suministro de misiles tras editar miles en Ucrania según el ocupación de Defensa anglosajón. Pero como detalla desde el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI) Lucie Béraud-Sudreau, su experta en gastos militares, mientras Oeste reducía el compra marcial especialmente tras la crisis del 2008, el ruso crecía, con un solo debilitamiento en el 2017 y 2018 delante la desatiendo de bienes sea por las sanciones occidentales por la ocupación de Crimea y los precios bajos de las materias primas.
“El compra marcial de Rusia se mantuvo relativamente suspensión en 2021, con un 4,1% de su PIB, entre los 15 más altos del mundo. Encima, en su transparencia, si ayer de la pleito era de un nivel razonablemente bueno y se pudo alcanzar a los documentos presupuestarios, no es posible sostener en qué medida el compra marcial de Rusia se dedicó a la adquisición de armas en comparación con otras áreas claves del compra. La última vez que Rusia informó a la ONU dijo que era rodeando del 25%”, concreta Béraud-Sudreau.
“En Ucrania se ha comprobado que hay un gap tecnológico entre Rusia y Oeste. El Su-57 estaba destinado a igualar en capacidades al F-35 de EE.UU. pero tras más de una lapso de mejora no hay más de diez en servicio. Y el carro de combate T-4 Armata solo se ha pasado en manifiesto en desfiles de exhibición. Pero Rusia, probablemente siendo consciente de esto, ha potenciado la inversión en capacidades avanzadas como son los nuevos misiles balísticos, o las armas hipersónicas, campo en el que va por delante de Oeste”, dice bajo anonimato un suspensión oficial gachupin.
La amenaza ya ve repercusiones. La última en Madrid, y por la cumbre de la Alianza Atlántica, hace solo horas: la OTAN afirma que movilizará más de 300.000 soldados para disuadir a Putin de atacar un país partidario.
Otra la adelantaba en su conversación con La Vanguardia, de nuevo, el letón Pabriks: “Me fío de EE.UU. porque tiene capacidad marcial. Pero no de Europa”. Aunque Letonia sea ya miembro de la UE y todo porque en la zona se repite y repite esta pregunta: ¿todos los Estados miembros de la UE considerarían un ataque al Este europeo como un ataque a todos ellos y la defenderían tal y como señala el artículo 42.7 del tratado de la UE?
-“¿Si los alemanes o españoles lucharán por los polacos cuando Putin invada el lado uruguayo y use un pertrechos táctica de antemano? Mi opinión es que sí, mientras EE.UU. no esté amarrado por una pleito en Asia Uruguayo”, contesta Terhalle todavía más preciso.
Por eso se insiste desde todas las esferas en que el final de la pleito en Ucrania aún está por escribir. Que puede durar primaveras y que se intuye que en todo ese tiempo el Este de Europa contendrá la respiración. Está en el ulterior punto donde resuena el choque entre Este y Oeste que ha llevado la pleito a Ucrania; donde una “psicosis histórica”, según otros, condiciona. Y cuando la logística en la ‘zona apagado’ –amenazas híbridas como los ciberataques, la desinformación, etc., un acceso por debajo del choque armado– está previsto que continúen.
“Aquí luego de todo no se alcahuetería de instituciones sino de geogonia”, concluye Terhalle.
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