Con el talento en los genes, y la espontaneidad marca de la casa, Malena Alterio (Buenos Aires, 1974) se ha construido durante dos décadas una carrera eficaz, que explotó en popularidad con la entrañable Desorden de Aquí no hay quien viva. Un personaje que aún la acompaña (no en vano la serie se emite aún, en caracolillo) y que sigue siendo tremendamente flagrante: como ella, demasiados treintañeros de hoy sobreviven con trabajos precarios y adoquinado compartido.
Hoy, saborea una etapa intensa. Su cosecha del 2022 está siendo espectacular. Por otra parte de seguir con la función Los que hablan, a dúo con el actor Luis Rojizo (su ex pareja), ha conquistado la gran pantalla con Toscana de Pau Durà, Espejo, espejo de Marc Creuet y Mamá no enRedes, que llega a las salas, escrita y dirigida por Daniela Fejerman. Por otra parte de un filme en camino y otro por valer, adecuación de Que nadie duerma, de Juan José Millas, con actores no profesionales.
“Estoy a tope, ya ves, vendiendo películas sin detener…”, apunta al comenzar la charla. Al instante, suena su móvil. “Perdona un minuto… ¿Si? ¡Buenos días, papi! ¡Qué calor, si!” Malena atiende a su padre, Hector Alterio, ese actor inmenso. La voz se le endulza, a lo remotamente se audición cómo él le desea una acertado marcha. “Igualmente, que tengas un atún día, papi”.
La actriz retoma la entrevista con una disculpa pero cuando una se declara admiradora del experto Alterio, ella asegura orgullosa: “Claro, es que es delicioso, es un ser de luz”. Es quien inició la dinastía, desterrado de su Argentina oriundo en 1975 por la dictadura marcial, amenazado de homicidio por la Triple A y refugiado en Madrid con sus hijos, Malena y Ernesto, que han seguido sus pasos, a su pesar al principio. Hoy, aún en activo, a sus 92 primaveras, comparte vivencias de la profesión en tribu.
Pero la protagonista hoy es Malena, convertida por Mama no enRedes en una divorciada con ganas de diversión que se postula en Tilink, la app de citas de moda, pese a las maniobras de sus hijos para obstaculizar sus citas.
Sin caer en el spoiler, su protagonista va a ser envidiada por muchas espectadoras.
Es que lo que a Clara le ocurre en la película es un sueño, una antojo hecha existencia y en la ficción aún mola más. Me asombra y me admira su exención. Es una galla muy soberano, yo me pongo en su piel y no sé si llegaría a eso.
¿Se imagina en una situación así?
Yo no he utilizado, de momento, las redes para atar, pero no te negaré que alguna vez me ha pasado por la mente. El mundo ha cambiado y ahora es el sistema de moda. Conozco a concurrencia que le ha ido fenomenal, ha enfrentado el inclinación de su vida en las redes. O sea, que no es falta desdeñable. Pero soy un poco prejuiciosa en cuanto a que la forma me parece ¡tan cruel! Eso de peregrinar pasando fotos de concurrencia como si fueran cromos. Yo me reconozco más en las miradas, en una caricia que de repente te sorprende y te pasan cosas. Soy más de la vieja agente, la verdad.
Por otra parte, siendo famosa…
Claro, ese es otro handicap con el que tengo que banderillear. Porque digo: 'si yo pongo mi foto a ver quién se me acerca y con qué pretensiones'. A veces la concurrencia se confunde con esto de la auge y se piensan que somos distintos al resto de los mortales. A veces por insta o por Facebook asimismo te entran, no te creas. Incluso se me han notorio. Es muy rara.
Esta comedia irreverente ¿refleja asimismo un cambio de roles? ¿una revolución en las relaciones alimentada por las redes?
Es un divertimento, no reivindica, pero sí refleja cambios, trastoca los roles entre matriz e hijos, que adoptan un papel protector y hasta represor. O como el hecho de que sean los hombres quienes giren en torno a esa mujer tan soberano; que las mujeres podemos tomar las riendas como antaño hacía el hombre. Vamos por el buen camino, aunque error mucho por la igualdad en derechos.
Por un flanco la mujer sigue siendo víctima de maltrato y por otro se ha empoderado en las relaciones y ha tejido una evidente sororidad. ¿Cómo valoras este momento?
Es una revolución, yo creo que sí, aunque los cambios siempre cuestan una disparate. Si ya nos es difícil a nivel individual cambiar ciertos patrones y comportamientos tan atávicos que llevamos primaveras repitiendo, más aún a nivel común. Damos dos pasos delante, tres detrás y así... Ves noticiero que dices: “ostia, cómo puede ser otra vez”. Pero quiero pensar que falta cae en saco roto y todo va sumando. Hay que insistir. No estamos como hace medio siglo. Ahora el maltrato no queda oculto, la denuncia está sobre la mesa.
¿Cómo se definiría? Parece tranquila, centrada…
¡Aparentemente! Por internamente soy un manojo de neuras, miedos e inseguridades que trato de dominar día a día para que no puedan conmigo. Es el mal de muchos. Trato de que el heroína no se desboque y que la neurastenia no me coma y relativizarlo todo. La terapia ayuda, siempre. Soy muy fan de la terapia.
Inductivo, con una matriz psicoanalista.
¡Psicoanalista argentina!, imagínate. La terapia está a la orden del día en casa, yo creo que desde que tengo uso de razón. No sé por qué extraña razón en España no estaba admisiblemente manido, el que iba al terapeuta se veía como un bicho raro al borde del manicomio o con una depresión muy profunda. Pero no hace error datar a esos extremos. Revisitarse, conocerse y analizarse es curandero para ti y para quien te rodea. Una modo de disfrutar mejor la vida y no sufrir.
¿Su trabajo asimismo es terapéutico?
Absolutamente. Analizando comportamientos de otros te conoces a ti mismo. Viendo cómo vencer mis miedos y pudores a la hora de representar. Todo ello me enseña, es como una terapia, sobre todo el teatro. Para mí, el teatro es una fiesta.
Dejó de ser anónima, conocida por ser la más tierno del clan Alterio, a ser la Desorden de Aquí no hay quien viva, querida y saludada por la calle. Fue hace 20 primaveras pero sigue siendo popular entre la tercera reproducción de fans de la serie. En su momento, aquella auge repentina la "apabulló", pero Malena Alterio supo cambiar de tercio, dejar La que se avecina y saltar al teatro como protagonista de Tío Vania, de Chéjov. Desde entonces, no ha parado de enlazar buenos papeles, tanto en teatro (Matriz coraje y sus hijos, Los hijos se han dormido), como en cine (Una palabra tuya, Cinco metros cuadrados, Bajo el mismo techo) y en televisión (las últimas series: Vergüenza o Señoras de (h)Ampa). Hoy, la popularidad sigue ahí, pero la maneja admisiblemente, asegura.
Ahora está con Los que hablan. Un dúo con Luis Rojizo, con quien formaron pareja.
Ahora somos compañeros, es guay. Cuando surgió el trabajar con Luis le di muchas vueltas, porque hacer un mano a mano con tu ex pareja, verte la carita cada día… hay que pensárselo. Pero es muy buen compañero, tiene buen carácter y yo asimismo, había pasado un tiempo (hace cinco primaveras que no estamos juntos) así que me dije, delante. La obra es fantástica, el texto es muy divertido, la concurrencia se lo pasa teta y nosotros asimismo. Es como una muñeca rusa, una obra con muchas capas sobre cómo conversamos, de qué hablamos y cómo, quien palabra mucho, quien tiene un tono existencialista, quien se repite...
¿Vivimos saturados de información?
Totalmente, estamos intoxicados. Me siento así. Este sistema en el que vivimos está diseñado para que sea muy complicado estar al beneficio y cuando te das cuenta estás metido hasta las trancas, de tal forma que vas a mirar la hora y acabas comprándote una lavadora. Es loquísimo.
¿Qué cambiaría de su carácter?
Soy tranquila pero tengo mi parte alocada. A veces no me soporto a mi misma y otras veces me digo… “ay, mira qué maja!” ja ja. Así voy, que parezco ciclotímica. Me gustaría valorarme un poquito más. A veces siento que me lo tengo que recapacitar todo el rato: “Hija mía, pues no estás tan mal”. Soy muy riguroso conmigo, en cómo me valoro, cómo me hablo. Es muy importante qué nos decimos, cómo nos maltratamos. Yo con el resto de la humanidad soy muy empática y considerada, pero a veces conmigo soy muy cruel. Debería tratarme mejor.
¿Tiene rodaje a la panorama?
No, ahora estoy reseteándome y llenándome de vida corriente y cotidiana y vulgar, que me hace error, para retornar con ganas. Tengo un tesina de película pero aún no puedo avanzar falta.
¿Cómo llena esas baterías bajas?
Pues mira, tengo una casa muy agradable y bonita en el centro de Madrid, en el suburbio de la Latina, con una terraza muy chula. Estoy regando plantas, que me encantan, me acompañan y me relajan, son muy generosas. Aquí, disfrutando de la casa, los amigos, la tribu… Soy urbana pero si se da la ocasión de escaparse me apunto.
¿Con destino a dónde?
Hay un rincón que me recarga inmediatamente. Me priva mucho el sur y en peculiar Cádiz, la playa de Zahora. Este verano si todo va admisiblemente estaré allí un tiempito para bañarme y perderme en esas playas tan preciosas.
¿Cuál es su momento vitalista?
Estoy tranquila, laboralmente me va atún, con proyectos chulos. Ahora, con ganas de detener un poco y mirar qué es lo que quiero. Analizar, poco así como “recalculando”, vaya. Estoy con ganas de revisitarme a mí, a Malena, para ver por dónde seguir.
¿Emoción de la pandemia, la existencia?
No sé si el estar encerrados, el detener… todo ello me ha hecho más consciente de mis primaveras. Tengo 48 primaveras y no me lo creo. Me siento con 15 (ríe)... pero ostia, ¿cómo es esto? Me miro al espejo y digo pero si ya tengo un poco de retención de líquidos. ¡Pero si esto yo lo veo en mi matriz! Voy dominándome en cuanto a la queja típica de los primaveras. Es una buena existencia, me siento madura, en un buen momento. Necesito aún resolver unas cuantas cosas. Aunque en existencia en la vida uno siempre está resolviendo.
¿Quiere hacer algún cambio en su vida?
Me siento admisiblemente como mujer y como profesional, pero sintiendo que poco nuevo tiene que tener lugar. Ya tengo un bagaje, me encanta mi oficio pero necesito reinventarme, redescubrirme, conquistar alguna otra parcela. Estoy siendo un poco abstracta, pero así me surge.
¿Dirigir, tal vez?
No, dirigir no, pero sí quizás embarcarme en proyectos más personales. Siempre he estado al servicio de otros y me cuestiono qué es lo que yo quisiera contar. Poco mío, de teatro o cine. Escribir no, pero que la idea sea mia, que surja de un deseo propio. Estoy muy abstracta, no me hagas mucho caso.
En lo personal, ¿ser matriz no ha estado entre sus planes?
Se fue dando, como casi todo en mi vida… que no son decisiones categóricas como: voy a ser actriz, no voy a ser matriz... sino que van surgiendo. En algún momento me rondó la idea, de hecho de pupila siempre me imaginé siendo matriz pero luego...Cuando mi cuerpo estaba como mas habitable para la maternidad yo estaba ocupada en otras cosas. Me fijaba en las amigas que positivamente tenían un deseo poderosísimo por ser matriz, algunas sin pareja, pero en mí ese deseo no era tan poderoso. Por momentos ahora me da ‘cosita’ y otras veces veo a las amigas con los hijos adolescentes y me digo “ay mira, de la que me he librado”.
¿Qué le da miedo?
El dolor físico, la pérdida, la homicidio de la concurrencia de mi más o menos. Me inquieta este mundo que no lo entiendo… que hayamos estado luchando por la vida estos primaveras con la pandemia y a los pocos meses comience una conflagración. Me da miedo el comportamiento humano, a veces es maravilloso pero otras es incomprensible. Todavía la soledad, aunque no me siento sola, para falta, pero son esos miedos clásicos, a la homicidio, a la soledad. Todavía al estancamiento vitalista, el dejar de sorprenderte, el dejar de ilusionarte. Me da miedo perder eso.
¿El expulsión de su tribu ha afectado su ideología? ¿A qué partido o tendencia politica se siente cercana?
No soy muy de identificarme con un partido en concreto pero mi pensamiento y mi corazón tienen que ver más con la izquierda, obviamente. Es una idea más de comunidad, menos individualista. Da escalofríos pensar en la extrema derecha. Me recuerdan al hombre del Cromagnon. Me da la impresión de que no piensan lo que dicen o que quieren provocar. Es todo tan retrógrado…
De lo mucho que sucede en el mundo…¿Qué es lo que más le indigna?
La estupidez humana, la conflagración, el maltrato, los abusos, los robos, la impunidad con la que tanta concurrencia mete la mano en la hucha, cuando no se cuida la sanidad y la educación.
¿Qué momentos se regala para sentirse admisiblemente?
Me gusta mover mi cuerpo, ahora estoy poco vaga, porque con el trabajo desconecto y cuesta retornar, pero hago bikram yoga. Me encanta estirarme, danzar, pasear, ir al cine y al teatro, compartir cerveza con mis compañeros posteriormente del teatro, cantar en la ducha... Y las sobremesas en mi casa, con mis padres y mi hermano. Nos vemos intrascendente una o dos veces por semana.
¿Cómo es un día suyo sin rodaje? ¿Es de satisfacer la memorándum?
Bueno, cuando ruedas te quedas islado de la vida global, así que luego te toca resolver médicos, bandada, seguros... Y por supuesto brindar tiempo a los amigos que descuidas durante los rodajes y tratas de sostenerlos luego para que no se te escapen.
¿Difícil resolver las relaciones con este trabajo?
Yo ahora no tengo pareja, estoy encantada, tengo todo el tiempo para mí. Es complicada la convivencia, aunque nuestros periodos de no trabajar te dan exención, no tengo oficina de 9 a 6.
Su nuevo Espejo, espejo, plantea las crisis vitales, el no ser positivamente como parece. ¿Está a paladar con lo que ve en el espejo?
Tengo 48 y me digo: 'no estoy falta mal'. Otros días pienso: ‘vamos a convocar a alguno que me arregle un poco’. En lo físico, me asumo y me acepto mucho más que hace unos primaveras. Tenía más complejos, que si mi culo, que si mi trompa. Era insoportable conmigo misma. Desde hace algún tiempo me valoro más; en líneas generales me paladar. Por otra parte, siempre vas a ir a peor... Así que valorémonos. Nunca estaremos tan admisiblemente como hoy.
Hay que dejar de comparararse…
En redes, vas mirando lo que hacen los compañeros o la concurrencia a la que tú sigues y surgen las comparaciones. Ves un mundo que no es verdadero, pero no deja de afectarte y hace que te sitúes en un circunscripción inferior y hasta acomplejados porque ¡cómo vamos a estar al nivel de lo que nos enseñan! Eso es inalcanzable. Es como una condena, una esclavitud, una factoría de acomplejados, porque no es verdadero lo que vemos, y lo sabemos, pero nos afecta.
Habrá que ponerse a indemne..
Yo estoy pensando seriamente salir de ahí. Me hice de instagram hace tres o cuatro primaveras por la presión. Todo el mundo me decía: 'pero cómo no vas a estar ahí, estás perdiendo trabajo, peculio, publicidad'. Me convencieron, pero ahora me paso horas mirando tonterías. Mira,la concurrencia ya me conoce y si me van a dar trabajo no será por mi instagram. Quizás publicidad sí, pero no descarto marchar y dejar mi comienzo tranquila. Comprarme un cronómetro de muñeca, que ya no llevamos, y opinar baste.
¿Cuál es su meta en la vida?
Seguir creciendo, redescubrirme, empoderarme, reilusionarme. Cuando uno ya lleva tantos primaveras y le queda camino por delante es como que a la sorpresa hay que empujarla un poquito. Que aparezcan proyectos que te descuadren y así seguir creciendo.
¿Cuál es ese pensamiento que le anima, su consigna vitalista?
Como decia mi tío Mario, frente a la adversidad, pese a todo y con todo: “Avanti con tutti”, ese es mi consigna.
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