Sin avances en Catalunya

La opinión generalizada en los cenáculos políticos, tanto en Barcelona como en Madrid, es que el procés está frenado y que la reto por la independencia, que hace unos primaveras era mayoritaria, ha perdido apoyos y se ha desinflado. El problema es que la opción del diálogo o la emplazamiento memorándum del refriega, por utilizar el verbo de Pedro Sánchez, que se encumbraba como alternativa a la independencia, va camino de entrar en una vía muerta. El PSOE y ERC hicieron una reto robusto y decidida por la mesa de diálogo, frente a el incredulidad de la examen en Madrid y la de Junts y la CUP en Catalunya.

El oscilación de estos últimos meses parece dar la razón a los más agoreros. Es cierto que el clima político en Catalunya se ha tranquilizado, especialmente tras la concesión de los indultos a los condenados por el Supremo, pero no se ha liberal mínimo en la resolución del problema de fondo. El caso Pegasus, primero, y la descuido de ejecución de la obra pública del Estado en Catalunya, luego, ha aumentado el distanciamiento de las dos partes y la única razón positiva es que no se ha roto el fino hilo de comunicación que les une. Pero los desencuentros han crecido: la Generalitat ha plantado al Gobierno en la comisión doble; ERC y PSC han roto su pacto no escrito de no acometida en el Parlament; los republicanos han pasado a la examen en el Congreso... y así, hasta un prolongado etcétera.

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El prsidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), conexo al president de la Generalitat, Pere Aragonès (i)

Àlex Garcia / Propias

El PSOE ha antepuesto otros problemas que le han caído en su memorándum (gas, Marruecos, inflación, Andalucía…) y la carpeta catalana parece que está enmohecida. El domingo, tras las elecciones andaluzas, llegará la gran cumbre de la OTAN en Madrid, por lo que no parece viable que haya avances significativos sobre la mesa de diálogo hasta julio. Este mes será secreto para enterarse si esta vía embarranca o no. La proximidad de las elecciones municipales donde PSC y ERC son rivales directos no contribuye al consenso, pero ambas partes deberían hacer un posterior esfuerzo para lograrlo. Si no lo hacen, será un fracaso de los dos, tanto socialistas como republicanos, y sería darles argumentos a los que defienden la confrontación como única salida posible. Todas las encuestas, sin requisa, señalan que los catalanes apuestan cada vez más por el diálogo. Ya es hora de que este clima se traduzca en hechos.

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