Enfermeras y médicos recuerdan esos aplausos diarios de la ciudadanía al inicio de la oleada como poco que fue atún, pero que ya sabían que no duraría. Todavía han escuchado durante toda la crisis sanitaria alabanzas por su trabajo y promesas de progreso sindical y profesional, pero luego se impone la verdad: las plantillas siguen infradotadas y los trabajadores sanitarios saturados y con contratos muchas veces precarios y mal pagados. Contra esto protesta la dispensario hoy en Madrid.
El colectivo impávido, todos los colegios profesionales, agrupados en el Consejo Genérico de Dispensario, el sindicato Satse y organizaciones de las escuelas de dispensario, los investigadores y estudiantes, bajo la plataforma Dispositivo Enfermera, han organizado una manifestación hoy a las 11.30 h en el centro de Madrid para reivindicar la dispensario y la sanidad pública, tanto la atención primaria, como los hospitales y el sociosanitario. La protesta incluso incluye a los profesionales de la sanidad privada.
La dispensario recuerda que terminaron la gran mayoría de las contrataciones adicionales que hicieron las autonomías en el peor momento de la covid. Y que una de cada tres enfermeras tiene contratos temporales, según datos de Satse, poco que no cambió la oleada pese a la pobreza de personal.
"La precariedad se ha instalado; se han estrecho mucho los contratos de un día, que eran una vergüenza, pero todavía los hay mes a mes o en que van cambiando el puesto y el horario", explica David Oliver, uno de los portavoces de Satse-Catalunya.
Menos enfermeras que en otros países vecinos, faltan unas 130.000
"En la oleada hemos demostrado que la dispensario es prioritaria, que sin enfermeras no hay buena sanidad", señala Oliver. Y, sin confiscación, el colectivo recuerda que históricamente España es de los países con una ratio herido de enfermeras por habitantes; está a 5,6 por cada 1.000 personas, frente a unas 9 de media comunitaria. Para responsabilizarse esa ratio media, se deberían consumir unas 130.000 profesionales más. En España hay 325.000 enfermeras colegiadas (la gran mayoría son mujeres).
"La ratio es un indicador de que no podemos ofrecer la calidad asistencial que se debería dar -dice Oliver-. Las plantillas son deficitarias, las enfermeras tienen el doble o triple de pacientes de los inicialmente marcados y eso repercute en una peor atención, en más peligro de complicaciones, de reingresos... Y, por lo que a los profesionales respecta, supone una sobrecarga de trabajo muy amplio, estrés, burnout, más agresiones y deserción de la profesión".
Las enfermeras explotan ahora porque dicen que tras 10 abriles de cortaduras por la crisis económica se han sumado los dos abriles y pico de pandemia, se les han ido prometiendo mejoras desde las administraciones y los responsables sanitarios, pero la covid ha ido de herido y la situación de déficits y precariedad no varía, más adecuadamente empeora.
"Nos sentimos dejados de la mano de Altísimo, ignorados, no se nos audición, en privado recibimos buenas palabras, pero luego no se traducen en hechos, no vemos otra decisión que salir a la calle y que la gentío sea consciente que no se invierte suficiente en sanidad", resume Oliver.
Satse-Catalunya señala, por ejemplo, que aumentan las listas de calma para consultas y pruebas en los hospitales e incluso el tiempo de calma para ser atendidos en un centro de atención primaria y los colapsos en los centros son cada vez más comunes, no solo como antiguamente por la enfriamiento o las recreo "y no solo en verano se cierran unidades y servicios".
Entre las demandas, diferente de protestar mejoras económicas o de las condiciones laborales, incluso se incluye la petición de que se ponga coto a las agresiones, que van en aumento: la saturación de las consultas impacienta y frustra a muchos pacientes y las enfermeras y administrativos son los primeros en sufrirlo.
Otra reivindicación, que se arrastra desde hace al menos 15 abriles, es que se reconozca a la dispensario en el llamado corro A de los trabajadores de la filial pública, no en una último categoría profesional, en el subgrupo A2 como ahora.
La dispensario saco así a la calle su malestar acumulado en dirección a los responsables de las administraciones. Desde las organizaciones se asegura que la protesta es histórica, que hacía abriles que no hay una entusiasmo unitaria así del colectivo y exige a los responsables políticos "que cumplan los compromisos adquiridos durante la pandemia y pongan en marcha las medidas necesarias para mejorar la atención sanitaria, así como sus condiciones profesionales y laborales".
La manifestación saldrá de la plaza Jacinto Benavente, pasará por delante del Congreso de los Diputados y acabará frente al Profesión de Sanidad. Colegios de dispensario de diferentes provincias han fletado autocares para los profesionales que quieren participar en la protesta, en la que se esperan miles de participantes, aunque los organizadores admiten que ser en un caluroso sábado de junio en la haber puede restar asistentes.
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