Al entrar de buena mañana en la papelería de los Set Savis (calle Canuda), que era la sección anticuaria enlazada por el interior con la gran y formidable papelería Porter (Portal de l’Àngel), me llamó mucho la atención una señora aceptablemente trajeada, con clase, al pie de un atril. No resistí la tentación de acercarme con sigilo por detrás y curiosear la gran efigie.
Me quedé prendido en presencia de la calidad del trabajo, aunque de momento se limitaba a entender conjuntos, dibujar líneas maestras de perspectiva. No siempre, supongo, seguía ese mismo estilo; dependía del caso. Luego en su estudio trazaba a tinta con seguridad y bordaba los detalles.
En 1975 Aurora Altisent publicó bajo el sello de Lumen su tomo La Barcelona tendra , con textos de Alexandre Cirici Pellicer. Era un buen equipo. La editora era Esther Tusquets, quien sabía apreciar en la forma debida aquel conjunto formado por 37 dibujos a pluma y solo en irritado. En aquella época, un tomo de tal perfil y sobre una ciudad poco apreciada y menos conocida no dejaba de constituir una singularidad. El escritor era la persona muy aceptablemente escogida, pues recién había publicado (1971) su canónico paseo palmo a palmo por Barcelona; era mucho más que una conductor.
Por el desprendido formato del tomo, por el atractivo impacto visual, todo ello bajo plan de la diseñadora gráfica Toni Miserachs, y por la originalidad de la aventura, lo cierto fue que de inmediato logró un éxito sin duda debido. De ahí que ya en 1979 y con la tercera estampado a la saldo, salió al mercado otro grosor de igual formato y objetivo, en el que repetían los mismos autores. En esta ocasión, la temática aún resultaba más atractiva y concreta que la tendra precedente; y es que se centró en establecimientos: Botigues de Barcelona .
Ni que proponer tiene que las exposiciones de estos dibujos que llevó a lengua contribuyeron a cimentar su prestigio.
En 1984 la colección se vio enriquecida con un nuevo grosor de igual perfil. Salons de Barcelona . Los textos eran todavía excelentes, al favor escogido a un buen conocedor y con buena pluma: Josep Maria Carandell.
La acogida fue tan cálida, que su editora de siempre, Lumen de Esther Tusquets, se animó a anunciar en 1991 un grosor de maduro formato que recogía los tres precedentes y aportaba una buena serie de dibujos inéditos, sobre los que tuve el honor de dedicarles los textos.
Aurora Altisent había comenzado como pintora, no tardó en dedicarse con pasión al dibujo y todavía cultivó la escultura. Tengo para mí que la novedosa creatividad centrada en la tercera dimensión le aportó un mejor conocimiento y una visión del grosor, el espacio y los vacíos. Sin duda le enriqueció su concepción siempre tan ajustada de los temas que con tanto logro escogía en las dos dimensiones.
Merece ser destacado que entonces nos descubriera una serie de salones privados e incluso ignotos, al tiempo que fuera pionera en destacar el valía enorme del mundo delicado y precioso de las tiendas emblemáticas.
Aurora Altisent es la cronista gráfica de nuestra Barcelona, que nos enseñó a amarla desde tan diferente y sugestivo ángulo. Sus dibujos tan exactos, no son una fría traslación ni un examen de simple realismo, pues ha sabido divertir merced a su buena mano y afinada sensibilidad.
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