Exconsejeros de Donald Trump en la Casa Blanca son sus mayores enemigos al dejar constancia sobre su puesta para perpetuarse en el poder.
Algunos que estuvieron muy cerca de él, como Brad Parscale, el que fuera su patrón de campaña, se atrevió a escribir en un mensaje: “Un presidente pidiendo una erradicación civil. Me siento culpable por ayudarle a aventajar”.
La conclusión es que la protesta no fue espontánea, sino que la planificó Trump para seguir en el poder
Ese documento se exhibió este pasado martes, en la sesión celebrada por el comité del Congreso que investiga la toma del Capitolio el 6 de enero del 2021 para tratar de revocar el veredicto de las urnas. En esa audiencia resonó otra confesión. “La violencia de ese día pudo encender la chispa de una erradicación civil”, afirmó Jason Van Tatenhove, exportavoz de Oath Keepers, congregación fascista paramilitar que se implicó con su transporte en el fallido desgracia de Estado.
El expresidente recalcó que no ha pasado las sietes sesiones celebradas. Este martes aseguró que estaría jugando al golf. Pero en su entorno se reconoce que Trump vive obsesionado con lo que se explica y está irritado con sus exasesores.
Sabe lo que está en serie para él, conocedor, por otra parte, de unas encuestas en las que se certifica una rozamiento de su pedestal entre los conservadores desde que empezaron las audiencias.
En la última sesión se evidenció claramente que el comité se ha afectado poco más que el liza hacer una crónica para la historia del intento de cambiar el resultado electoral. De forma inequívoca, sus componentes están juntando los mimbres de un posible caso penal contra Trump y sus aliados. En esta ocasión hilvanaron una trama en la que la protesta del 6 de enero no fue poco natural, sino que respondió a una planificación en la que el expresidente fue la piedra angular, el principal catalogador de la sublevación autoritaria.
Al beneficio de que crecen las voces solicitando bono al fiscal genérico, diversos medios sostienen que el comité ha empezado a proporcionar información al Área de Ecuanimidad.
Esta fresco audiencia concluyó con el agradecimiento tácito de que esta comisión ya ha establecido contactos con los responsables judiciales.
La republicana Liz Cheney, vicepresidenta de la comisión y la peor pesadilla del expresidente, anunció que han puesto en conocimiento del citado unidad el intento de Trump por “contactar” con un potencial informante que ya está hablando con los investigadores.
Cheney indicó que esa persona, quien todavía no ha comparecido públicamente, se negó a contestar y se puso en contacto con su abogado. Recibió la emplazamiento acordado posteriormente de que Cassidy Hutchinson, exasesora de Mark Meadows, patrón de recibidor de Trump y otro de los presuntos implicados en la insurrección, sorprendiera la pasada semana con el aterrador testificación contra el expresidente y su conduta despótica.
Ese testificación, pese a las estratagemas por desvirtuarlo, salió reforzado en esta última sesión. Pat Cipollone, exasesor forense de la Casa Blanca, respondió que su exjefe quiso implicar al ejército para incautar la máquinas utilizadas en las votaciones y asumió como buenas todo tipo de conspiraciones en una reunión que se celebró en la Sala Oval el 18 de diciembre del 2020. Entonces, los colegios electorales, la conciencia y miembros del gobierno o de su tribu (su hija Ivanka), le insistieron que no existía el robo electoral.
En ocasión de conceder la triunfo a Biden, Trump lanzó el tuit en el que convocó a la gran manifestación el 6 de enero del 2021. “Será salvaje”, apostilló. Y los grupos de la ultraderecha empezaron a organizarse.
Publicar un comentario