El vino de la semana: Clos Ancestral 2020

Hace más de 2.000 primaveras que pervive la viticultura entorno al Castell de la Bleda (Santa Margarida i els Monjos). En la finca con masía fortificada, declarada acertadamente cultural de interés doméstico por parte de la Generalitat, se han hallado vestigios iberos, medievales y de puntual antaño de la aparición de la devastadora plaga de la filoxera, cuando se cultivaba variedades ancestrales que hace décadas que está recuperando Clan Torres. Una de ellas es la moneu, que se ha incorporado al cupaje de este novedoso tinto. Desde de principios de los primaveras ochenta del siglo pasado en Clan Torres trabajan en la recuperación de variedades ancestrales para contribuir a preservar el patrimonio vitícola de Catalunya y averiguar soluciones frente al cambio climático. 

Con el tiempo, han constatado que algunas de ellas, adicionalmente de mostrar un gran potencial enológico, son extremadamente resistentes a las altas temperaturas y la sequía. Es el caso de la moneu, que desde Clan Torres definen como “esencia y resistor varietal”. Se comercio de una variedad reencontrada cerca de Querol en 1998, en la comarca del Alt Camp, interiormente de la DO Penedès, y sometida a un espléndido y pormenorizado proceso de recuperación. El éxito en la reintroducción empírico de esta variedad en la viñal del Penedès, llevada a punta en 2016 por medio de la técnica del reinjerto etéreo, se produjo tras unas pruebas a pequeña escalera realizadas en la finca empírico del Aranyó de Les Garrigues (Lleida). Su nombre hace narración al “Coster de Moneu”, situado al sur de la misma población. Es una variedad que madura lentamente, resiste acertadamente las altas temperaturas y la sequía y mantiene niveles moderados de licor y una marcada acrimonia a pesar de ser de las últimas variedades vendimiadas en el Penedès. Ya cuentan con 15 hectáreas plantadas con esta variedad.

La variedad moneu madura lentamente y resiste las altas temperaturas

Unos trabajos arqueológicos pusieron al descubierto la pulvínulo de una torre de defensa medieval en el Castell de la Bleda, que podría venir de la segunda porción del siglo X o principios del siglo XI. Este es uno de los descubrimientos más significativos que revelan las excavaciones y sondeos realizados en diferentes estancias de la casa, donde incluso se han contrario evidencias de ocupaciones de íberos y romanos. La Clan Torres adquirió el Castell de la Bleda en 2016 con el objetivo de preservar el patrimonio arquitectónico del Penedès y destinar las viñas que lo rodeaban al cultivo de la variedad remoto moneu. Las obras de consolidación del edificio que se tuvieron que admitir a punta, en presencia de el peligro de derrumbamiento, hicieron aflorar materiales arqueológicos de gran interés. El arqueólogo Xavier Esteve, de la empresa Tríade Serveis Culturals, ha definido el conjunto arqueológico del Castell de la Bleda como “un compendio de 2.500 primaveras de historia vitícola sin interrupciones”. Actualmente, la Clan Torres está estudiando posibles usos de este edificio histórico.

Según Miguel Torres Maczassek, casa de campo procreación y director genérico de Clan Torres, “la moneu, y otras de las variedades ancestrales que hemos recuperado tienen probablemente su origen en la Época Media, durante el período cálido del siglo X al XIV. Por este motivo son variedades que resisten muy acertadamente la sequía y las altas temperaturas, reteniendo unos buenos niveles de acrimonia. Esto hace que sean especialmente interesantes de cara al futuro”. Y añade: “es muy emocionante desgranar la historia que esconde el Castell de la Bleda y comprobar que siempre ha estado vinculada con el mundo del morapio”.

Miguel Torres

Miguel Torres Maczassek, director genérico de Clan Torres 

CLV

Los suelos donde se cultiva la variedad moneu son profundos, de textura franca y de color cobrizo amarillento. Son pobres en materia orgánica y con un contenido elevado de carbonato cálcico. Se practica una agricultura ecológica. Esta anualidad fue complicada. Durante el ciclo vegetativo del 2020 las precipitaciones fueron constantes y abundantes, lo que facilitó la propagación del hongo mildiu. A lo espléndido del verano se vivió un período de sequía intensa que condicionó el ciclo de maduración. Por otro costado, esta anualidad morapio marcada por temperaturas elevadas, con un mes de febrero muy cálido que avanzó el inicio del ciclo vegetativo. Durante el verano las temperaturas fueron elevadas, lo que incluso condicionó la reducción de la cosecha.

El Clos Atávico 2020 se ha pulido con un 40% de tempranillo, un 35% de moneu y un 25% de garnacha tinta. La fermentación alcohólica se practicó en depósitos de hoja inoxidable bajo control de temperatura. La fermentación maloláctica se realizó en inoxidable y en barricas de segundo uso. Un 50% de la crianza del morapio se practicó en barricas de segundo uso, durante diez meses. El resto lo hizo en hoja inoxidable. Una parte de la crianza de la variedad moneu se realizó en recipientes cerámicos. Se embotelló en botella borgoñesa en noviembre de 2021.

Varietat ancestral moneu

Varietat remoto moneu 

©Toni Galitó 2017

Desde Clan Torres apuntan que este tinto te va a interesar “si aprecias la esencia varietal de un morapio, si crees que el presente y futuro del morapio se apoya en la identidad y la vehemencia de su nubilidad y si te apasionan los vinos que conviven en un mundo de fruta fresca”. Tiene 14º de licor y una capa media-baja. Es de color rubí, pronto y delgado, fresco, fluido, sedoso, novedoso, muy adolescente y practicable de succionar. Destaca con notas de ácidas frutillas y flores rojas frescas, así como por un pronto toque mineral (ferruginoso). 

El Clos Atávico 2020 ha obtenido medalla de oro y una puntuación de 95 puntos en la 38.ª tiraje del inglés certamen de vinos International Wine Challenge. La segunda anualidad de este morapio ecológico de la DO Penedès ha cautivado al comité “por su potencia aromática, taninos suaves y acrimonia brillante”. El comité, en su nota de cata, lo ha definido como “tembloroso, lozano y muy encantador”. 

Clos Ancestral 2020

Clos Atávico 2020 

CLV

Desde la bodega se afirma que "la fineza y la versatilidad de este morapio permiten maridarlo con una variedad de quesos semicurados y embutidos, con recetas de carnes magras -cortes como el filete o el redondo- y pescados con salsas a pulvínulo de crema o mantequilla. Todavía con platos de arroz como la paila de montaña o el risotto de setas". A Miguel Torres Maczassek le gusta armonizarlo con un desentono del Penedès. Se recomienda una temperatura de servicio ideal situada entre los 14 y los 16º C.

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Clos Atávico 2020, de Clan Torres

Uvas: tempranillo, moneu y garnacha tinta
Precio: 15,20 €

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