A lo generoso de los últimos primaveras, las tecnologías de reproducción de imagen en los televisores ha mejorado de forma exponencial, apoyada en varias tecnologías surgidas de una tremenda inversión en investigación que han hecho compañías como Samsung. La multinacional coreana apostó hace tiempo por la tecnología QLED como la que iba a desarrollar para editar durante primaveras sus mejores televisores. El año pasado, el fabricante surcoreano dio un brinco en su recta al presentar los primeros paneles Neo QLED, televisores LCD de puntos cuánticos retroiluminados por una malla de diminutos puntos de luz individuales, una tecnología conocida como Mini LED, que alcanza este año su segunda engendramiento.
Ni siquiera el extensión este año de paneles con una nueva tecnología QD-OLED, que combina lo mejor de uno y otro mundos, ha hecho a Samsung apartarse de su camino. Los responsables de la compañía consideran que QLED tiene todavía mucho represión y esta temporada lo demuestran de nuevo con su tope de matiz, el maniquí QN900B, un televisor 8K que está en la cima de lo que puede ofrecer una pantalla doméstica.
La segunda engendramiento de pantallas en la que Samsung utiliza una matriz Mini LED para sus pantallas LCD, ha mejorado la calidad de imagen respecto a la precedente. Y parecía difícil. El sistema mejorado Mini LED evita prácticamente cualquier filtración de luz residual en los espacios negros, que ahora están muy cercanos a los de un panel OLED. Los Neo QLED disponen, sin confiscación de unos brillos excepcionales (hasta 3.000 lumens en la pantalla probada, de 65 pulgadas y 4.000 lumens en las de 75 y 85 pulgadas).
El color en este televisor es sobresaliente. Con cualquier contenido, pero es increíble con los tonos de la piel humana. Su bulto de color, una medición que refleja la precisión con la que la pantalla es capaz de expresar el color a cualquier nivel de brillo es del 100%, medido en el Modo Película según el típico DCI-P3. El televisor de Samsung funciona con los estándares de HDR10+, HDR10 y HLG (para directos), pero es una misericordia que una pantalla de esta matiz no disponga además de Dolby Vision, una de las pocas cosas que no lleva esta tele.
Cuando Samsung lanzó los primeros televisores 8K hace casi 4 primaveras, pocos creían que esa postura pudiera ser mantenida en el tiempo. La pregunta, en ese momento era más que obvia: ¿Para qué cazar una pantalla 8K si escasamente hay contenido 4K —cuatro veces menos resolución—? Los hechos, y el expansión tecnológico del que es capaz la firma coreana desmontaron este planteamiento. La cuarta engendramiento de su tele fortuna, la QN900B, ofrece una calidad tal que no es impracticable, pero sí muy difícil tener gastado cualquier contenido mejor en otra pantalla.
Sin ver los resultados en una pantalla como la de Samsung, es difícil entenderlo. El planteamiento de la compañía coreana es que el sabido quiere pantallas cada vez más grandes. Lo que no varía —por lo caudillo— es el espacio arreglado en el hogar ni la distancia a la que se ve la pantalla. En consecuencia, a beocio distancia para una pantalla de longevo tamaño, más dócil es que el espectador perciba los píxeles y las imágenes menos naturales.
Con los 33 millones de píxeles que tiene una pantalla 8K, es prácticamente impracticable ver píxeles aún a distancias cortas. Es cierto que no hay contenido en 8K. Ni en plataformas, que lo mayor a lo que llegan es a 4K (cuatro veces menos resolución), ni en la TDT, que no sobrepasa el Full HD. ¿Se ve entonces en esos formatos en la pantalla 8K? La respuesta es no. Se ve en 8K.
Hasta la venida de la inteligencia industrial, el escalado de imágenes de un formato para reproducirla en otro superior se hacía por una simple multiplicación de píxeles. Si fuera así, no tendría sentido un televisor 8K en la hogaño, porque los píxeles se verían igual al reproducirse a longevo tamaño. Pero la tecnología ha mejorado sobremanera en los últimos primaveras.
El Samsung QN900B utiliza 20 redes neuronales para analizar el contenido y “rellenar” artificialmente las partes que faltan para que se vea en esa máxima resolución. Hay que verlo para creerlo, pero la conclusión es que este tipo de pantallas es capaz de mejorar contenidos originales al darles el formato de su pantalla. Para alcanzar toda esa potencia de procesado utiliza un procesador especializado, el Neural Quantum Processor 8K, que es el cerebro responsable de la buena calidad de las imágenes en cualquier situación.
Más allá de ese debate, el QN900B se eleva por encima de las ya de por sí imponentes prestaciones de su antecesor, con el que comparte un diseño minimalista en el que destaca una peana metálica muy estable, el fracasado Infinity, con marcos de metal perforado casi imperceptibles de dos milímetros y un espacio trasero para colocar —o no— el módulo Slim Connect One, en el que están todas las conexiones, y que además puede precaverse en un mueble, aunque ahí tendrá menos posibilidades de ventilación.
El fracasado del módulo es uno de los puntos más flojos del televisor. La tapa de plástico que cubre las conexiones en el Connect One tiene un difícil encaje y no parece a la consideración del resto del dispositivo. Por lo demás, el diseño del televisor es muy honrado y elegante.
En el nuevo maniquí de Samsung hay cuatro conectores HDMI que cumplen la norma HDMI 2.1, que permite acontecer de 18 GB por segundo a 48 GB, lo que permite disfrutar del orgulloso de facción ultrarrápido y que se traduce en una longevo fluidez en la reproducción de contenido, en exclusivo de los videojuegos.
Otra de las novedades de la nueva matiz es el cambio de la pantalla de inicio, con el sistema operante Tizen, propio de Samsung. La compañía coreana ha priorizado que la recta inferior sea de contenido ya gastado y sugerencias de espacios que se están emitiendo en ese momento, en área de privilegiar el ataque a canales o apps, que ahora quedan situadas en medio de la pantalla.
La navegación por las opciones de este televisor es muy rápida. A ello contribuye el mando Eco Remote. Si ya la preparatorio traducción venía equipada con un pequeño panel solar en la parte trasera para cargarlo, la nueva es casi idéntica, pero además genera energía al acoger luz industrial y a partir de ondas de wifi. No hay que ponerle pilas y está siempre cargado. Tiene un conector USB-C por si casualidad. Este complemento es una de las grandes soluciones de Samsung. Muy manejable y minimalista, con sólo unos pocos recadero y el joystick central se maneja todo el televisor. En la parte inferior, deja cuatro recadero para ataque a Netflix, Disney+, Prime Video y la plataforma propia Samsung TV Plus.
El Samsung QN900B identifica mejor que su antecesor los dispositivos externos, como el módulo de Movistar+ o el Apple TV, que aparecen con sus iconos correctamente en la pantalla. Moverse entre contenidos es más dócil que nunca con esta tele, pese a que los posibles contenidos disponibles sean muchos. Para los amantes de lograr con órdenes de voz, el Eco Remote es compatible con los asistentes Alexa, Google Assistant y Bixby.
El sonido además evidencia una mejoramiento sensible. El Samsung QN900 alcanza una potencia de 90 W a través de 6.2.4 canales y el sistema OTS, que sigue el movimiento de los objetos para distribuir el sonido de forma espacial. Tiene, adicionalmente, la compatibilidad con el típico Dolby Atmos, lo que hace que sea una pantalla a la que muchos usuarios no necesiten ponerle una mostrador de sonido. En el caso de hacerlo, si es de Samsung, el sistema combina tanto los altavoces distribuidos en los bordes y la parte trasera de la pantalla como de la propia mostrador para incrementar el impacto inmersivo.
Para quienes utilizan la pantalla además para juegos, el QN900B lleva todo (o casi todo) lo que puede pedir un gamer: mengua latencia, típico FreeSync Premium Pro de AMD, acelerador de movimiento, gran pantalla, mostrador monopolio para juegos, distribución espacial del sonido… un alarde.
El Samsung Neo QLED QN900B es una alcoba maestra de la tecnología de televisores. La compañía coreana ha sabido subir un peldaño de calidad en su excelente maniquí del año preparatorio con la iluminación Mini LED. El control de zonas iluminadas y oscuras, el color, el brillo, el sonido, el diseño y la interfaz de sucesor son las que corresponden a un dispositivo que está en lo más detención de lo que se puede cazar hoy en el mercado.
La matiz de televisores Samsung para el 2022 ha crecido. Adicionalmente de su recta fortuna, la Neo QLED 8K, la compañía coreana ha animado además una nueva tecnología de píxeles autoluminiscentes, la QD-OLED, con puntos de luz que, a diferencia de los OLED tradicionales, no se degradan con elevados picos de brillo.Una matiz más amplia y plataforma de videojuegos juegos
Samsung, no obstante, mantiene su postura QLED de puntos cuánticos que tan buenos resultados le ha poliedro, como su tope de matiz, con el formato 8K como la emblemática de la marca, que vende el 75% de los televisores con esta resolución. Las ventas de 8K, aunque modestas todavía, se han doblado en lo que va de año respecto al 2021.
Los QD-OLED de Samsung se comercializan en versiones de 55 y 65 pulgadas y 4K. Aunque comparten numerosas especificaciones con otros modelos de Neo QLED y QLED, tienen un diseño de perfil mucho más fino, ya que esta tecnología, así lo permite.
Entre las novedades destaca la nueva traducción de The Frame, televisores que reproducen cuadros y que pueden acontecer a ser televisores normales al instante. La tecnología en este producto tan exclusivo ha aprehendido un elevado cargo de perfección. Verdaderamente es muy difícil distinguir sus últimos modelos de cuadros reales desde cierta distancia. La nueva matiz tiene tamaños de 43, 50 y 55 pulgadas.
La compañía acaba de editar en todos los televisores Smart TV de 2022 la plataforma Samsung Gaming Hub, que incluye los mejores videojuegos para competir en streaming, sin menester de descarga, con los títulos de Xbox, Nvidia, GeForce Now y Google Stadia.
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