“¡Presidente, por la izquierda!”

“¡Presidente, por la izquierda!”, el aviso que recibió Pedro Sánchez el lunes en Barcelona con el presidente de la Generalitat a su banda hubiera sonado a logística de spin-doctor si no fuera porque quien lanzaba la alerta era Joan Laporta ejerciendo de hospedador en el túnel de vestuarios del Camp Nou. “El Barça sale por la izquierda”… Sánchez y Pere Aragonès corrigieron su trayectoria y saltaron al césped. El presidente del Gobierno salió a entablar. La relación entre los dos ha pasado de ser fluida a ser disfuncional a la aplazamiento de un disputa que vaya más allá de la cortesía institucional. Aragonès nunca ha rehuido una foto con Sánchez pero sus formas templadas no presuponen un deshielo.

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Aragonès y Sánchez saltaron al campo por el túnel de vestuarios 

Quique García / EFE

Tras el castigo electoral autoinfligido en Andalucía, a Sánchez y el PSOE les tocaba “pisar el acelerador” para avanzar por la izquierda: prórroga del plan anticrisis, cheque energético, ley trans… Por la izquierda engrasa la relación con Unidas Podemos y lo intenta con sus socios de sesión, aunque ERC se resiste tanto en la ley de Memoria Histórica como en la ley de vivienda. Se pasa página a las críticas en casa por los muertos en la valla de Melilla con las alabanzas internacionales de los socios de la OTAN. Y envés a asomar, porque el frente interno es inestable y aumentar el consumición en defensa tiene difícil digestión y te ataderas a la derecha.

Sánchez se aferra a la sesión y ERC ha decidido encargarse riesgos en solitario. Explorar si todavía existe algún camino que transitar adyacente al PSOE para que la logística puyazo por los republicanos en noviembre del 2017 no entre en colapso. A pesar de la abandono de menú en la mesa de diálogo, del caso Pegasus, de la yerro de ejecución de las inversiones, la infidelidad con la ley del audiovisual… “Nos necesitan más que nunca”, esgrimen en ERC así que el objetivo de los equipos de Félix Bolaños y Laura Vilagrà es comprobar qué puede dar de sí el nuevo diálogo.

La jurisprudencia del Estado acusa a decenas de ex cargos de ERC y Junts; un paso al banda podría ayudar a "desjudicializar"

No es un retornar a asomar, la confianza está rota y ERC necesita, ahora sí, un dead line para no proyectar atrapado antiguamente de unas elecciones municipales en las que ha señalado al PSC como contrincante. Con la cumbre de la OTAN superada, las oficinas de Sánchez y Aragonès buscan aniversario para un disputa que debería ir precedido de algún acuerdo sobre la denominada “desjudicialización”. La clarividencia no está sólo puesta en las causas pendientes de los líderes independentistas, sino, sobre todo, en las que afectan a decenas de cargos y excargos de la delegación en la pasada sesión y que se instruyen en los juzgados 13 y 18 de Barcelona.

La jurisprudencia del Estado está personada en los dos juzgados apuntalando la investigación por malversación aunque lo que se reclame a algún imputado sea 300 euros y no haya ningún daño ni perjuicio a la delegación genérico del Estado. Un paso al banda dejaría al fiscal y Vox solos en la imputación y podría considerarse un ademán en patrocinio de la desimputación de muchos de los investigados. En la flagrante causa abierta en el Tribunal de Cuentas, la jurisprudencia del Estado dejó valer el plazo sin presentar demanda, y, aunque se vendió como parte de la dietario del refriega, lo cierto es que, ya por el 9-N, Margarita Mariscal de Gante admitió que nunca debió ser parte acusadora.

En Junts, ni siquiera hay unanimidad sobre si la caída de Borràs por yerro de apoyo de ERC justificaría una salida del Govern

La congelación de relaciones Gobierno-Generalitat no puede cronificarse y ERC ha decidido seguir ocupando espacios por incomparecencia de sus socios. El lunes no había representación posconvergente de primer rango en la cena de PIMEC en el Camp Nou y los consellers continúan eludiendo la relación con ministros y secretarios de Estado, lo que deja en manos de ERC la presencia pública en foros tradicionalmente ligados a Convergència.

ERC avanza con Junts en sus líos. El TSJC pone en aviso la carrera de Laura Borràs a las puertas del congreso del partido y un inteligencia por su administración al frente de la ILC podría caer en torno a las municipales. Junts defiende a su presidenta y la dirección de ERC se debate entre marcar perfil o dejar que los humos de Borràs se sofoquen con hechos. Tras el caso Juvillà, llega la anulación del voto delegado de Lluís Puig, diputado del Parlament desde Bruselas; y luego, su propia suspensión. Corrupción y represión riman pero no son sinónimos y ni siquiera en Junts hay unanimidad sobre si la caída de Borràs por yerro de apoyo de ERC justifica salir del Govern. Aragonès tiende puentes y igualmente puede mirar a la izquierda.

Entre las asignaturas pendientes de los presidentes del Gobierno con Catalunya está personarse a un partido del Barça en el Camp Nou. A José María Aznar y Mariano Rajoy la cariño por el Efectivo Madrid, el equipo en el campo y del palco, los delataba. “Veré el partido, pero no iré al Camp Nou, tengo lío…”, llegó a determinar Rajoy para patinar el bulto. Pero ni siquiera José Luis Rodríguez Zapatero, culé confeso, acudió al templo blaugrana a pesar de las invitaciones de la directiva para clásicos y partidos de la Champions. Ha sido Sánchez, seguidor del Corpulento y cholista –partido a partido–, quien saltó al césped tras un chaparrón para una cena a la que no se quedó. Sánchez puede no aventajar la Coalición, pero ha llegado a la final de la Champions gracias a la cumbre de la OTAN.

Hacía siete primaveras que un vicepresidente de la Comisión Europea no entraba en el Palau de la Generalitat. De hecho, Margaritis Schinas, miembro del PP europeo, había sido especialmente crítico con el independentismo como portavoz de la Comisión. El jueves, no solo certificó la normalización de las relaciones con el Gobierno catalán, sino que pidió inspeccionar la sala del Consell Executiu que, según explicó, tantas veces había pasado en fotografías e imágenes de televisión durante el procés. El president Aragonès lo condujo al salón Daurat, presidido por el mural de Antoni Tàpies Les quatre grans cròniques. El pintor catalán ilustró en 1989 la primera presidencia española de la UE. Sánchez quiere concluir la sesión con la próxima, en el segundo semestre del 2023.

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