El supuesto plan para matar al expresidente de Angola en Barcelona destapa la lucha por el poder

Todo parecía milimétricamente correctamente amarrado. Hace un quinquenio, tras 38 primaveras al frente de Angola, el presidente José Eduardo dos Santos preparó su exención al frente del país, el fin de una era, con el humor de quien no desea giros de timón. Para ello, aupó a su fiel delfín durante primaveras, João Lourenço, un incondicional del partido en el poder Movimiento Popular de Independencia de Angola (MPLA), formado en la Unión Soviética y normal de artillería sin excesivas condecoraciones. Un tipo codicioso y presto pero manejable y dócil.

Dos Santos erró al evaluar su observancia. Tras brindarle el bordón de mando, todo cambió y Lourenço, enarbolando la bandera contra la corrupción, se giró en dirección a su líder y atacó lo que más quería: a sus hijos. Al poco tiempo, cesó a la hija decano del expresidente, Isabel dos Santos del mando de la petrolera pública Sonangol –la miedoso de los huevos de oro en un país trufado de oro desfavorable–, a quien acusó de haberse apropiado fraudulentamente de cientos de millones de euros y seguidamente apuntó en dirección a otro de los hijos del primer boda de Dos Santos, José Filomeno, sobrenombre Zenú, quien fue condenado a cinco primaveras de prisión por robar 500 millones de dólares cuando era director del Fondo Soberano.

Para el periodista angoleño, José Viso, aquella cruzada anticorrupción del nuevo líder, muy aplaudida internacionalmente, adquirió pronto un efluvio de revancha . “Hay muchas más personas sospechosas de ser corruptas sobre quien podría suceder actuado, pero no hizo carencia, solo se centró en la comunidad del expresidente. Parecía poco personal, como si hubiera un rencor escondido”.

Las posteriores investigaciones, alentadas por Luanda, contra la pantagruélica riqueza de la comunidad Dos Santos –Forbes atribuyó a Isabel una fortuna de 3.000 millones de dólares y la señaló como la mujer más rica de África– desataron aún más una helicoidal de odio entre los poderes de ayer y hoy en Angola.

Esta semana en Barcelona se produjo el construcción definitivo cuando Tchizé dos Santos, hija del expresidente y hermana de Isabel y Zenú, denunció una conspiración para consumir con la vida de su padre, ingresado en coma inducido en la clínica Teknon de Barcelona.

Tras ser célebre presidente en el 2017, João Lourenço inició una purga que apuntó a los hijos del exlíder

Señaló directamente a Lourenço, a quien acusó de querer silenciar a su padre, quien mantiene un musculoso apoyo popular, frente a el temor de que apoyara al líder de la examen Adalberto Costa Júnior en las elecciones presidenciales del 24 de agosto.

Según el periodista Viso, el motivo es rebuscado. Para el analista, el intento de demonizar a la comunidad Dos Santos como símbolo único de corrupción escuece entre una población empobrecida y que no ha manido otras reformas en un país aún sin autogobierno de expresión, con una policía violenta o una neutralidad politizada. “A Lourenço le puede incluso interesar que la comunidad Dos Santos, a quien señala como símbolo de élite corrupta, mine la reputación de la examen”.

Lourenço sí necesita un trastorno: según las encuestas, por primera vez en 47 primaveras, el partido MPLA, diezmado por las divisiones internas, podría perder las elecciones. Por eso en septiembre del año pasado se especuló con una tregua entre facciones enfrentadas, cuando Dos Santos regresó a Angola tras más de dos primaveras sin pisar su país. El acercamiento no cuajó. Dos Santos, que viajó oficialmente a Angola para asistir a la boda de uno de sus hijos, tenía previsto regresar pocos días a posteriori a Barcelona pero problemas con sus documentos postergaron la partida del ingeniero varios meses.

Su hija Tchizé cree que fue una trampa. “Mi padre mide un patrón ochenta y volvió a casa pesando 51 kilos, aunque siempre tiene un médico del Gobierno a su costado; había perdido 30 kilos y estaba deprimido, muy mal”. La amor del expresidente, que llevaba primaveras enfermo, se agravó el jueves 23 de junio cuando un incidente en su casa de Pedralbes, donde vivía desde el 2019, le provocó un paro cardiorrespiratorio e ingresó en la uci en coma inducido. La comunidad sospecha que no fue un episodio desafortunado y cree que Dos Santos, que se movía en arnés de ruedas, sufrió una extraña caída por las escaleras. Adicionalmente de los miembros de seguridad, colocados por el Gobierno angoleño, que incluso paga las facturas del hospital, en la casa se encontraba la segunda esposa Ana Paula dos Santos, cuyo boda no tiene licitud en España y quien mantenía una relación distante y alejada de su marido desde hace cinco primaveras.

En su denuncia de la conspiración contra su padre, Tchizé deslizó a este diario un desprecio al presidente Lourenço harto de rencor. “Le debe todo a mi padre, él le puso ahí y le nombró su sucesor. Si mi padre hubiera puesto un simio como candidato, la multitud le hubiera votado incluso”.

Sonó a testimonio de odio perdurable.

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