Con sus bailes y vídeos en playback, TikTok se promocionó en su día como "el final rincón soleado de Internet". Desde su tirada, hace casi nada cinco abriles, la aplicación ha aportado un cálido resplandor a más de mil millones de usuarios y igualmente un toque helado de competencia a las plataformas sociales tradicionales de Silicon Valley. Con su encumbramiento, una parte del sector tecnológico que parecía cerrado a la competencia se ha campechano de par en par.
Sin requisa, aunque TikTok hace las delicias de consumidores y anunciantes, otros creen que la "soleada" aplicación tiene un banda indeterminado. ByteDance, la compañía propietaria, tiene su sede en China, cuyo gobierno es yonqui a la vigilancia y la propaganda y que por ello resulta un punto preocupante para arraigar una aplicación de redes sociales. A medida que crece la influencia de TikTok y se acercan las elecciones en Estados Unidos, se va gestando en el Congreso de ese país una tormenta bipartidista acerca del supuesto papel de la aplicación como "heroína de Troya".
Advertir el modo de que TikTok funcione de forma segura en Poniente servirá como prueba de la buena vigor del Internet total
El revuelo y la excitación en torno a TikTok están justificados, pero igualmente las inquietudes. La aplicación ha transformado la competencia en las redes sociales. Sin requisa, si no se controla, representa un aventura para la seguridad de los enemigos del Partido Comunista de China. Encontrar el modo de que TikTok funcione de una forma segura en Poniente servirá como prueba para aprender si el negocio total y la Internet total podrán permanecer inalterados a pesar del destrucción de las relaciones entre Estados Unidos y China.
Bajo la sencilla interfaz de TikTok hay una inteligencia industrial tremendamente avanzadilla. Su diplomacia para instruirse los gustos de sus usuarios le ayudó a conseguir los primeros 1.000 millones de registros en la porción del tiempo tardado por Facebook. En Estados Unidos, el beneficiario medio de la aplicación pasa en ella un 50% más de tiempo al día que el beneficiario característico de Instagram. Se paciencia que los ingresos de TikTok alcancen los 12.000 millones de dólares este año y los 23.000 millones en 2024, con lo que igualarían los de YouTube. Los jóvenes creadores acuden en masa a la aplicación, pero igualmente lo hacen algunos no tan jóvenes. Esta semana, lo ha hecho The Economist (no hay bailes, lo prometemos).
El impacto sobre la competencia ha sido espectacular. En 2020, las instancias antimonopolio estadounidenses demandaron a Facebook, ahora conocida como Meta, por un supuesto dominio en las redes sociales. Hoy esos temores parecen extravagantes; Meta se ha gastado especialmente afectada por la caída de las acciones tecnológicas, y la empresa está rediseñando sus productos para imitar a TikTok. Estados Unidos suele culpar a China de capitalismo de imitación. Ahora las tornas han cambiado.
Con todo, la preocupación por la propiedad china de TikTok existe desde hace tiempo. En dirección a el final de su presidencia, Donald Trump intentó sin éxito compeler a ByteDance a traicionar el negocio estadounidense de TikTok a un propietario franquista. Hoy, cuando TikTok se acerca al doble del tamaño que tenía en los tiempos de Trump y cuando las relaciones entre Estados Unidos y China se encuentran en un punto aun más bajo, la situación está llegando a un punto crítico.
Se calcula que sus ingresos alcancen los 12.000 millones de dólares este año y los 23.000 en 2024, igualando a YouTube
El aventura más citado es la privacidad. El gobierno chino se ha otorgado el derecho de exigir los datos que quiera a las empresas con sede en el país. Aunque a la mayoría de los tiktokers no les preocupa que el Partido Comunista analice sus movimientos de bailoteo, la ingente cantidad de vídeos de la aplicación es susceptible de ser rastreada en examen de datos faciales y de voz que China puede añadir al panóptico digital que está construyendo. Ahora proporcionadamente, es probable que esa preocupación sea exagerada. La maduro parte de esa información puede extraerse de la interfaz de TikTok o proporcionadamente comprarse en cadena; sobre todo, en el caso de los estadounidenses, que no cuentan con sólidas leyes de protección de datos. La preeminencia del acercamiento interno resulta insignificante.
El maduro problema y el más subestimado de TikTok es la posibilidad que ofrece a China de manipular lo que ve el inmenso conocido extranjero de la aplicación. TikTok ha ido más allá del entretenimiento soleado y se ha convertido en una importante plataforma de informativo. Si abrimos la aplicación, encontramos entre canciones y bromas las protestas frente a el Tribunal Supremo estadounidense o las gesticulaciones de Boris Johnson. Una cuarta parte de los usuarios estadounidenses considera TikTok como una fuente de informativo. En países con menos grandes medios de comunicación establecidos, el porcentaje llega al 50%.
Esa situación hace que la sede china de TikTok se convierta en objeto de seria preocupación. El gobierno chino interviene activamente en los medios de comunicación nacionales; hace cuatro abriles cerró otra popular aplicación de ByteDance porque le molestaban los chistes subversivos que se compartían en ella. Los moderadores de contenidos de TikTok están fuera de China. Sin requisa, el cálculo de la aplicación es albergado en Pekín. Un ajuste aquí o allá podría dar más visibilidad a los vídeos que, por ejemplo, cuestionan el origen chino de la covid-19 o que culpan a la OTAN de la pelea en Ucrania. Poliedro que cada beneficiario recibe un feed personalizado, la manipulación sería difícil de detectar.
TikTok insiste en que no se ha producido comparable intromisión. Sin requisa, una compañía relajado al acoso de un gobierno déspota obsesionado con la manipulación de los medios de comunicación constituye a todas luces un aventura. Y quien considere esta visión como paranoica debería considerar igualmente el historial de China en Hong Kong. Sin nuevos mecanismos de seguridad, los países occidentales podrían estar obligados algún día a cerrar TikTok.
El primer paso para evitarlo consiste en realizar ajustes técnicos. TikTok está trabajando con los reguladores de Estados Unidos en un situación en el que los datos de los usuarios de ese país estén en manos de Oracle, una empresa estadounidense, con acercamiento definido para el personal de TikTok con sede en China. Para asaltar la cuestión de la manipulación, TikTok se ha ofrecido a permitir que terceras partes inspeccionen su cálculo. La caja negra de un software de inteligencia industrial no es nulo sencillo de entender: ¿el exceso de vídeos a gracia de Trump indica que algún en Pekín está accionando una palanca o sencillamente que al conocido le gusta el contenido polarizante? De todos modos, enseñar el código fuente y permitir la inspección continuada sobre el modo en que se actualiza el cálculo proporcionaría cierta tranquilidad.
El maduro problema y el más subestimado es que ofrece a China la oportunidad de manipular lo que ve el conocido extranjero
La medida más difícil es apuntalar la independencia de la compañía. Los esfuerzos de ByteDance por separar la dirección de TikTok de la empresa matriz deben avanzar más. En última instancia, TikTok debería contestar frente a un consejo de empresa propio e independiente, con miembros de fuera de China (en el caso ideal, con miembros que hablen en nombre de unos intereses más amplios que los del caudal aventura). Su propiedad y sus derechos de voto deberían distribuirse de modo más militar para dar más voz a los extranjeros; por ejemplo, cotizando fuera de China. Éstas serían formas de demostrar que la compañía es autónoma de verdad.
Es posible que China se oponga a todo eso. De modo nuevo ha clasificado como tecnología secreto los algoritmos de recomendación de contenidos y quizás se niegue a permitir la disección del código de TikTok. Se mostrará reacia a ceder el control de la empresa a extranjeros. Ahora proporcionadamente, debe registrar que, si quiere que sus compañías operen a nivel mundial en sectores sensibles y al mismo tiempo que el país siga siendo una autocracia en la que el Estado intenta controlar los negocios, será necesario realizar algunas adaptaciones. Si se niega, el resultado probable será que TikTok (y otras compañías como ella) se quedarán sin acercamiento a Poniente.
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Traducción: Juan Gabriel López Guix
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