Alonso contra la historia

Hungaroring, el circuito que acogió su primera trofeo en la F-1 hace 19 abriles, verá hoy a Fernando Alonso soplar las 41 velas del pastel, en una celebración ya convertida en habitual en el trazado húngaro. Empecinado en seguir compitiendo, en disfrutar, en perseguir una trofeo y un título esquivos, el piloto asturiano se ha eternizado en el Mundial, rodeado de un puñado de veinteañeros que rivalizan en pretensión, que no en pilotaje. Y es que pese a ser el ascendiente del campeonato, de soportar 19 temporadas, y de estar negociando su continuidad en Alpine –“como exiguo un par de temporadas más”, es su intención–, Alonso sigue teniendo la voracidad de un chaval. Aunque ahora compite más contra la historia.

Cuando regresó al gran circo en marzo del 2021, luego de dos abriles de barbecho cansado de no tener opción a triunfar, Alonso justificó la dorso en la escazes de sentirse otra vez actor protagonista de la F-1, de “mejorar como piloto” y de completar su obra inacabada: el tricampeonato. O, como analizaba el psicólogo deportivo Pep Font, “movido por la motivación de recuperar el stop rendimiento como estilo de vida; son unos adictos”.

Alonso era el séptimo campeón del mundo que regresaba luego de acaecer dejado la F-1. Encontró cobijo y esperanzas deportivas en su antigua comunidad de Renault (rebautizada Alpine), se dio el curso 2021 de aclimatación –fue 10.º y volvió a subir a un podio–, y el 2022, con el anhelado cambio de legislatura técnica, como su gran oportunidad de retornar a cazar, de estar entre los grandes... Pero no.

Pese a ser el ascendiente del Mundial, rodeado de veinteañeros, Alonso sigue teniendo la voracidad de un chaval

En esta renovada F-1, la trofeo, más que democratizarse, ha cambiado de manos –de Mercedes a Ferrari-, por lo que el éxito sigue siendo un duopolio torpe a la clase media en la que deambulan los Alpine, McLaren y Alfa Romeo. En ese reparto de cartas, Alonso aspira a un buen trofeo de puntos o, a lo sumo, a acariciar un podio, conocedro de que por delante tiene, por lo menos, a seis pilotos en tres coches superiores. Y a seguir haciendo historia con nuevas marcas de persistencia –como el récord de vueltas completadas (a 18.672 llegó en Francia)–, y a desafiar a la estadística.

A más años y a más carreras, más complicado resulta triunfar. Por probabilidad. De los seis campeones que volvieron, solo tres vencieron alguna vez más (Räikkönen, 3; Prost, 7; y Mansell, 1). Y solo siete pilotos en la historia lograron alguna trofeo luego de los 41 abriles, y nadie con más de 300 GP: Mansell (41), Hanks (42), Brabham (43), Taruffi (45), Fangio (46), Farina (46) y Fagioli (53). Es sostener, la prehistoria del gran circo . Eran otros tiempos. El más anciano en triunfar recientemente fue Kimi Räikkönen, con 39, en el 2018. Y Hamilton, con 36, el año pasado. Complicado lo tiene este curso. Alonso vuelve a desafiar las leyes de la deducción: ampliar la tira a un octavo vencedor en la cuarentena.

Como desafiante para él será establecer un nuevo intervalo récord entre dos victorias, nota que expresa la persistencia de un piloto competitivo. La actual plusmarca la tiene Ricardo Patrese, que volvió a triunfar luego de 6 abriles y 6 meses sin hacerlo (entre 1983 y 1990). Aunque el longevo número de grandes premios transcurridos entre victorias lo acumuló Räikkönen, 114 carreras (entre el 2013 y el 2018). Alonso, de nuevo, tiene ahí un combate mayúsculo: diez abriles se cumplirá en mayo del 2023 de su final triunfo, en el GP de España 2013, con Ferrari. Hace ahora 144 GP…

El asturiano tiene la historia en contra: solo 7 pilotos ganaron con más de 41 abriles y nadie con más de 300 GP

¿Podrá el asturiano deleitarse de nuevo el placer de la trofeo? Por ganas, ilusión, pretensión y manos no quedará. Y Alpine –según confirmó Laurent Rossi– cuenta con él para confiarle un coche. Otra cosa es que sea competitivo. Y que los rivales no estén tan allí...

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