Los aprendizajes literarios de Camilo José Cela (1916-2002) lo son como poeta; esa era su voluntad tierno, fascinado por Rafael Alberti ( Sobre los ángeles ), Vicente Aleixandre (La destrucción o el aprecio ) y, sobre todo, por Pablo Neruda (Residencia en la tierra ), y orientado por el continuo diálogo con Lolita Franco (1912-1977), la futura esposa de Julián Marías, en el contexto de la madrileña Maña de Filosofía y Trivio, en la que seguía con pasión, a escondidas de sus padres, las clases de Pedro Salinas.
A poco de explotar la disputa y durante el primer asedio golpista de Madrid en el otoño del 36, escribe el poemario Pisando la dudosa luz del día , en el que como le reconocía a Marino Gómez Santos en una entrevista de 1957, “La influencia de Neruda en mi primer tomo, un tomo de versos que titulé Pisando la dudosa luz del día es manifiesta. De ello no estoy afligido, sino orgulloso”.
Doce poemas escritos a máquina con notas y dedicatorias de Cela a personalidades relevantes del mundo de las humanidades
El dos de febrero del 37 Lolita Franco le escribe: “Me da alegría que hayas hecho un tomo. Tienes ilusión creadora ¿verdad? Ya me darás a conocer un día todos esos poemas”. De inmediato Cela le remite el “Himno a la asesinato”, el dadivoso poema que cierra el tomo. Lolita lo lee “arrastrada por el verso” y lo define –definición que conviene a la totalidad de la obra– como “un estado de conciencia de tinieblas desvelada y pesadillesca, de estar hundida en lo subconsciente, sin día”.
Unos meses a posteriori, aprovechando la buena relación que tenía con Marcos Fingerit (1904-1979), director de Mito. Revista de Trivio y Artes (La Plata), gracias a Luis Enrique Délano (1907-1985), el escritor y diplomático chileno quien le había presentado a Gabriela Mistral y Pablo Neruda, publica el canto final del “Himno a la asesinato” en el número de marzo del 38 de la revista platense.
De ahí hasta 1944 escasamente sabíamos mínimo del primer tomo nonato de un escritor que había querido ser poeta, incólume la presencia, mientras se gesta Pisando en Barcelona , del fragmento final del “Himno a la asesinato” y del poema “Tránsito adónico” en la revista Garcilaso , donde se pretendía enlazar –difícil tarea– con el estadio poético tal y como había quedado en 1936.
En 2008, en la elegante colección orensana “ Linteo Poesía”, publiqué, en colaboración con la profesora Marta Cristina, una estampado filológica lo más pulcra posible de la primera estampado de Pisando la dudosa luz del día . Poemas de una adolescencia cruel (Barcelona, Ediciones del Zodíaco, 1945).
Para ello se consultaron todos los materiales previos de los que disponía la Fundación Camilo José Cela (Iria Flavia), pero, pese al simpar fisco de manuscritos celianos que custodia, no registra el del tomo del 45, que entre Carlos F. Maristany (1913-1985), propietario y director de Ediciones del Zodíaco, y Camilo José Cela forjaron a lo dadivoso de 1944, en una aventura interesantísima, acreditada por su correspondencia, que está acabando de estudiar en su disertación doctoral, la profesora Pilar Criado.
Desde 2008 no he cesado en la búsqueda del manuscrito, que había propiciado la extraordinaria estampado que Maristany preparó durante largos meses, en diálogo epistolar continuo con Cela (todavía no se conocían personalmente), hasta ver la luz el 8 de abril de 1945.
El diálogo epistolar entre editor y escritor ha sido esencia en la búsqueda del documento, que quedó en manos de los Maristany
La correspondencia entre el editor (que se autodefinía en el verano del 44 como un amateur a las humanidades en un sentido amplio y un bendito de las filosofías de Unamuno y Ortega, a las que esperaba hacer algún día “una contribución personal”) y el impetuoso damisela escritor gallego no solo ofrece una información detallada y precisa en todos los extremos de la composición de Pisando , sino que avala que el manuscrito utilizado para la estampado quedó en manos de Maristany.
En carta del 6-XII-1944, cuando el proceso de estampado está prácticamente arruinado y Cela ha recogido la autorización de la censura y le comunica el remisión del prólogo de Leopoldo Panero, le escribe: “Ahí va mi diferente firmado para ti, cada cual tiene sus cosas y si a ti te gusta ese montón de papeles pacientemente copiados a máquina, ¿a quién mejor se lo podría regalar?”.
Por fin el manuscrito se ha antitético (pronto verá luz una estampado facsímil). Se manejo de un cuaderno de 17x21 cm., que con formato horizontal reúne los textos a máquina de doce poemas, de los que la estampado prínceps suprime, por intrepidez preventiva de Cela, “Anuncio de una revelación de aprecio”, que se publicó como pliego suelto en cuatro ejemplares de los 450 numerados de la primera estampado.
Cela tenía preparado el manuscrito congruo ayer de entregarlo a Ediciones del Zodíaco, porque su colofón reza con humor: “Ediciones de la Santa Paciencia, 1939”, que lógicamente se suprime en la estampado. A mano propone dedicatorias y variantes, a la par que anexa a mano la Dedicatoria y a máquina la Nota. Asimismo suprime tres paratextos.
Lolita Franco describió 'Himno a la asesinato' como “un estado de conciencia de tinieblas desvelada y pesadillesca”
El estudio de las dedicatorias y los tanteos que se producen revela cuan previsor era Cela en sus estrategias para transitar con destino a nuevos horizontes. En este sentido la figura de Gregorio Marañón cobra un importante significado.
Para la historia de la humanidades española del siglo XX, el hallazgo del manuscrito de la primera obra de Cela es una anuncio muy relevante. Lo ha custodiado todo este tiempo la señorita Maria Isabel Maristany, hija del gran editor barcelonés. Muchas gracias, en nombre de la filología.
Adolfo Sotelo Vázquez, catedrático de humanidades española en la Universitat de Barcelona, es uno de los principales expertos en la obra y la figura de Camilo José Cela, a la que ha dedicado numerosos estudios y monografías.
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