La cortina de humo se identifica, en su origen, con una táctica marcial utilizada en tiempos de pugna para acercarse al enemigo y atacar. La cortina despista, distrae y oculta.
Con la idea de desviar la atención sobre un tema sensible , el uso de cortinas de humo es aceptablemente conocido en el ámbito político y periodístico a lo derrochador de la historia. El reconocido concepto memorándum setting surgió en relación con la capacidad que tienen y ejercen los medios de comunicación de fijar los temas de la memorándum pública (y de dejar al ganancia otros). Esta función auténtico, que se recoge en la investigación The agenda-setting function of mass media (1972), fue posteriormente una teoría aceptada y compartida de la mano de Maxwell E. McCombs y Donald L. Shaw.
El humo tarde o temprano se desvanece y la ciudadanía se distancia cada vez más
La memorándum pública pasó a ser la memorándum publicada: “Como consecuencia de la argumento de los periódicos, de la televisión y de los demás medios de información, el manifiesto es consciente o ignora, presta atención o descuida, enfatiza o pasa por stop, fundamentos específicos de los escenarios. La parentela tiende a incluir o a excluir de sus propios conocimientos lo que los media incluyen o excluyen de su propio contenido”, señalaba Shaw.
La cortina de humo, acotada, con principio y fin, se ha considerado una utensilio efectiva, incluso, en el ámbito de la política. En la ficción, la película norteamericana La cortina de humo cuenta cómo se diseña una trama de simulación, que incluye hasta una pugna falsa, para evitar que la atención pública y mediática se centre en un escándalo que afecta de pleno a la Casa Blanca. La cortina de humo dificulta la visión durante un periodo concreto de tiempo e impide percibir con detalle lo que se oculta detrás. Se negociación de suscitar ruido. Y, cuanto más, mejor. Confundir a la opinión pública, aturdirla, es el objetivo.
Pero el humo tarde o temprano se desvanece y la ciudadanía, harta de que la subestimen y de residir en una discordancia permanente, se distancia cada vez más. La capacidad de manipular a la opinión pública se va limitando, dada la beocio influencia de la memorándum setting y por la fragmentación y dispersión cognitiva de las audiencias. La opinión pública ya no es solo la memorándum publicada, sino la compartida (en redes, en conversaciones).
Cuando el humo se disipa, queda la verdad. La dura y sólido verdad.
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