El BCE sorprende al subir los tipos medio punto para frenar la inflación

Al final Christine Lagarde sacó la artillería pesada: elevó medio punto todos los tipos de interés del BCE, más de lo que se esperaba y el doble de lo que el mismo mesa anunció que haría hace tan solo en el mes de junio.

No solo este jueves se puso fin al experiencia histórico de ocho primaveras de tipos neutros o negativos en la eurozona, sino que adicionalmente se lanzó otro herramienta, mojado con las siglas en inglés TPI (Utensilio de Protección de Transmisión), para comprar si fuera el caso la deuda de los países con dificultad para financiarse en los mercados.

Un mecanismo que tal vez podría servir en el caso de Italia, país que estuvo en el melodía en la gran parte de la posterior rueda de prensa cuya la prima de peligro llegó el jueves a aventajar incluso a la griega (240 puntos) tras el estallido de su crisis política. No deja de ser una coincidencia irónica que el fin de la era de estímulos monetarios del BCE lanzazo hace una término por Mario Draghi empieza el mismo día en que cae su gobierno en Roma: el herencia de SuperMario se disuelve.

Para valorar la magnitud del cambio de ciclo hay que pensar que no solo hacía merienda primaveras que el Costado Central Europeo no subía tipos, sino que hacía 22 primaveras que no los aumentaba 0,5 puntos (la última vez fue en junio del 2000).

El motivo de este cambio de postura, que el Consejo del BCE adoptó por unanimidad, es esencialmente la elevada inflación. No sólo el crecimiento de los precios afecta al poder adquisitivo de los ciudadanos, sino que, como apuntaba en una nota Morganne Delledonne de Entero X, “la inflación sostenida está empezando a causar inestabilidad política” en Europa.

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El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, y la presidenta, Christine Lagarde

Alex Kraus / Bloomberg

En la reunión de septiembre puede activo otra revés de tuerca, cuya amplitud está por ver. Los analistas sitúan el tipo de interés indiferente en la eurozona cercano al 1,5%, con lo que en teoría queda camino por recorrer. Pero ¿a qué velocidad? Por un banda hay que recapacitar que hoy por hoy solo Suiza y Japón tienen tipos de interés más bajos que el BCE, con lo que la vía alcista ya parece marcada. Pero por el otro, el ritmo que está siguiendo la Reserva Federal de EE.UU. para tipificar la política monetaria es mucho más agresivo (subió 75 puntos básicos a finales de junio), con lo que todavía se podría hacer más.

El BCE está entre la espada y la tabique. Reconoce que “hay nubarrones en el crecimiento” pero se ve obligado a intervenir –agravando los riesgos de una posible recesión– porque admite que la inflación permanecerá adhesión todavía “durante un tiempo”. Ssi adecuadamente las tensiones en los cuellos de botella deberían remitir, la crisis de los precios de la energía y el impacto de la disputa de Ucrania todavía pueden encender los precios. Lagarde admitió que incluso el euro débil contribuyó a la osadía de subir de trastazo los tipos, ya que la depreciación de la moneda única ha encarecido la estructura de la energía, que se paga en dólares.

Consecuencias

Lagarde justifica la apresuramiento de la subida del precio del capital por la persistencia
de la inflación

“El problema fundamental es que por mucho que subas los tipos no vas a controlar la inflación si los estados no llevan a extremo un plan de consumición fiscal sostenible con reformas estructurales que les de credibilidad en los mercados financieros”, comenta Luis Torras director patrimonial en EDM Asset Management.

En el turno de preguntas, la presidenta francesa lanzó un doble mensaje que en parte contradice algunas de las posturas iniciales de la institución. Primero, dijo que el BCE abandonará la orientación anticipada sobre los tipos de interés: es aseverar, que en motivo hacer anuncios de planes futuros de subidas (como se hizo en junio), a partir de ahora se basará en los datos mes a mes y adoptará un enfoque reunión a reunión.

Segundo, Lagarde dio una marcha a espaldas parcial a sus convicciones: a posteriori de afirmar en 2019 que las primas de peligro no formaban parte del mandato auténtico del BCE (causando un revuelo en los mercados), la presidenta presentó este jueves el TPI, el software para guardar que el coste de la deuda soberana de los países del sur no se dispare .

El software “antifragmentación” tiene algunos condicionantes y es discrecional

Para combatir la llamamiento fragmentación financiera, dicho plan puede “activarse para contrarrestar una dinámica de mercado injustificada y desordenada que suponga una trascendental amenaza para la transmisión de la política monetaria en toda la zona del euro”. Traducción: si el diferencial de los bonos se dispara, el BCE comprará deuda pública de los países del sur de la eurozona.

Sobre el papel, todos los estados miembros podrán alcanzar a esta utensilio siempre que sigan criterios específicos: cumplimiento del entorno fiscal de la UE: abandono de graves desequilibrios macroeconómicos; sostenibilidad fiscal; políticas macroeconómicas sólidas y sostenibles que cumplan con el Mecanismo de Recuperación y Resistor y con las orientaciones existentes de la Comisión Europea. Las compras pueden ser ilimitadas.

Las reacciones son controvertidas. Como comentaba Konstantin Veit, delegado de carteras de Pimco, el software antifragmentación “es poco detallado, y sigue siendo improbable que el BCE limite los diferenciales de deuda de los países periféricos a medida que avanza la normalización”.

Asimismo, todavía hay muchas incógnitas sobre este esquema (incluida su posible impugnación en los tribunales). “Esperamos que el BCE no se apresure a utilizar el nuevo herramienta a la ligera”, comentaba en este sentido Ulrike Kastens de DWS, que defiende el rigor. Pero Lagarde afirmó que, si se dieran las condiciones “no dudarían” en utilizarlo. Las bolsas, volátiles, reaccionaron este jueves sin demasiada optimismo

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