Irlanda e Inglaterra volvieron a arrasar a dos de las grandes potencias del rugby del hemisferio sur, Nueva Zelanda y Australia, respectivamente, en los terceros partidos de las series, que 'viajaron' al continente oceánico.
Irlanda, contemporáneo subcampeona del torneo Seis Naciones, se convertirá en nuevo número uno mundial luego de otra magnífica demostración, esta vez en el Sky Stadium de Wellington, frente a los All Blacks, que pierden por primera vez dos partidos seguidos contra un equipo europeo desde la conquista francesa en 1994.
El cuadro de Ian Foster fue netamente superado en el primer periodo y pese a su furibunda reacción acabaron cediendo de nuevo. El XV del Trébol confirmó su gran expedición luego de suceder perdido en el primer partido y de suceder hato el sábado pasado en Dunedin por 12-23.
En esta ocasión Irlanda 'voló' con los ensayos de Josh van der Flier, Hugo Keenan y Robbie Henshaw en la primera parte y con los lanzamientos a palos de Jonathan Sexton. Respondió Nueva Zelanda con las marcas de Ardie Savea de Akira Ioane y Will Jordan, pero no le bastó. Rob Herring frenó su reacción con otro investigación y la conversión de Sexton situó el tanteador en el ya definitivo 22-32 para una Irlanda que resistió magníficamente para apuntarse la serie.
Inglaterra todavía se impone a Australia en la serie
Inglaterra todavía logró el triunfo en la serie frente a Australia por 1-2, al obtener su segundo triunfo en partido disputado en Sydney (17-21), luego de suceder vencido la semana pasada en Brisbane (17-25). El XV de la Rosa estuvo más certero que los Wallabies luego de que estos se situaran a la media hora con un 10-3 tras un investigación de Tom Wright y los tiros a palos de Noah Lolesio.
Inglaterra supo ayudar el tipo y un llamada de castigo de Owen Farrel y un investigación de Freddie Steward le situaron por delante ajustado antaño del refrigerio (10-11). En la reanudación el pateador inglés y otra marca de Marcus Smith encarrilaron el triunfo del pedrusco europeo, que ganó la serie por segunda vez en su historia.
Para Inglaterra es todo un estímulo y un llamada de decente frente a las series de otoño, en las que se medirá a Sudáfrica y Nueva Zelanda, y la Copa del Mundo del próximo año en Francia.
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