Alexandra Popp (1991) se convirtió el miércoles en la heroína de todos los alemanes. Sus dos goles delante Francia llevaron a la ocho veces campeona de Europa a su décima final continental, en la que se medirán a la anfitriona, Inglaterra, en Wembley (domingo, 18h). Su exhibición en Milton Keynes delante el conjunto galo le valió el MVP del partido, no solo por su olfacción goleador, igualmente por su incansable entrega en defensa. Suya era enorme responsabilidad de evitar que Wendie Renard rematase internamente del ámbito, y cumplió con nota su acometido. “Popp es la líder, la carnación del trabajo en equipo, inspirando a toda su selección. Ningún trabajo es demasiado para ella, ni en ataque, ni en defensa. Es la capitana que predica con el ejemplo”. Estos son algunos de los enormes elogios del panel de observadores técnicos de la UEFA a la hora de valorar el partido realizado por la delantera alemana.
El domingo alcanzará las 120 internacionalidades con Alemania y cumplirá un sueño que hace unos abriles parecía inalcanzable. Allá por 2013, Popp se rompió los ligamentos del tobillo y se perdió la Eurocopa. Cuatro abriles a posteriori, la historia se volvió a repetir, esta vez era el menisco el que le impedía defender a su país en la Eurocopa de Países Bajos, en la que Alemania quedó trágicamente eliminada en cuartos. Su calvario no acaba aquí, pues de no haberse aplazado esta estampación un año, por pecado de la covid, Popp siquiera habría podrido jugarla. A principios de 2021 se rompió el cartílago de la rodilla. Una enfermo magulladura que amenazó su futuro sobre el verde, pero de la que se recuperó tras merienda meses de trabajo incansable.
“Tenía la sensación de que mucha concurrencia ya me había descartado”, reconoce tras renacer en esta Eurocopa
A los 31 abriles, Alexandra Popp podía, al fin, envidiar una Eurocopa. Un regreso para el que el destino aún le tendría guardada una última prueba más. A tres semanas del primicia de Alemania, dio positivo por covid, pero lo superó antaño de que empezase la etapa de grupos. El rol de delantera titular en el equipo de Martina Voss-Tecklenburg era para Lea Schüller, pero no le importó. Esperó en el banquillo y aprovechó la primera oportunidad para regresar por todo lo detención, anotando el cuarto gol de Alemania delante Dinamarca en el primer partido de la etapa de grupos. Se arrodilló, miró al firmamento y lloró, mientras sus compañeras corrían a abrazarla. “Fue un momento muy particular porque tenía la sensación de que mucha concurrencia ya me había descartado y pude demostrar que sigo siendo una jugadora a tener en cuenta”, recuerda Popp, que agradece el apoyo del vestuario: “Son geniales, me respaldan y están felices por mi a posteriori de toda mi historia de sufrimiento”.
Popp celebra su primer gol en el primicia de Alemania en la Eurocopa delante Dinamarca 
Si por poco se caracteriza esta futbolista es por su carácter: “Poppi es una líder, tanto internamente, como fuera del circunscripción de esparcimiento. Su mentalidad y la energía que desprende cada día nos inspiran y motiva a todas”, reconoce la medio Sara Däbritz. “Ella sí que da ejemplo”, sostiene otra de sus compañeras, Lina Magull, mientras que Jule Brand, la adolescente internacional alemana que esta temporada compartirá vestuario con Popp en el Wolfsburgo destaca de ella “la tranquilidad que desprende en el campo, su mentalidad y la motivación y las ganas de marcar y de darlo todo”.
Curiosamente, la covid le devolvió la titularidad con Alemania para el resto del torneo a posteriori de que Schüller diese positivo. Y no ha desaprovechado el tiempo. Popp ha afectado seis goles en cinco partidos, incluyendo el número 100 de Alemania que la corona como la única selección que ha aprehendido este guarismo en una etapa final. Pero Alexandra Popp no quiere zanjar aquí. Ha esperado una lapso para envidiar una Eurocopa y no piensa marcharse de Wembley sin el trofeo.
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