Los precios siguen aumentando y se sitúan ya al nivel de hace casi cuarenta primaveras. Hace unos días leí un artículo que ratificó lo que llevaba meses pensando y no me había atrevido a compartir: los artículos han corto considerablemente su tamaño. Al principio lo noté con los productos de consumo, como chocolate, bolsas de patatas o snacks varios… observar que su tamaño era pequeño disminuía mi error de su ingesta promovida por un atracón o indigencia de azúcar. Pero pronto me di cuenta de que eso ocurría en la mayoría de productos: pequeño cantidad aunque su precio fuera el mismo o incluso aumentara.
Desde hace unos meses, como una marea invisible, lashrinkflation o reduflación ha inundado los supermercados no solo de España, sino de todo el mundo. Un modo sinuoso de no perder capital, engañando al consumidor. Las bolsas de frituras traen más garbo que producto, incluso algunos consumidores se quejan de que el sabor incluso se ha caducado; pero no saben si incluso ha afectado a su calidad. ¿Tal vez no debiera acaecer un control en todo ello? Someter progresivamente el tamaño de los productos implica al castigado consumidor, percibir la inflación desde dos flancos distintos: el aumento del precio y la reducción de tamaño de los productos.
El consumidor adquisición artículos con menos producto al mismo precio o más caros
Es tratable fijarse en que la mayoría de tu adquisición se ha siete en tamaño y multiplicado en precio. Solo precisas ver el gramaje de los envases para darte cuenta de la existencia. Los paquetes de galletas normalmente eran de 140 g, ahora suelen ser de 103 g; las legumbres han pasado de 400 g a 350 g… y podría seguir con los botes de aceitunas, cacaos en polvo, etcétera.
Algunas empresas han hablado directamente de la reducción del tamaño de sus productos conveniente al aumento de las materias primas, otras en cambio han decidido silenciarlo. Esta marea silenciosa que desde hace unos meses azafate con fuerza, unida al aumento progresivo de los precios, como hemos sabido esta misma semana con el IPC situado en el doble dígito, y el aumento del precio de la luz y los carburantes…, crea una rebato generalizada en las familias que sufren la merma económica y ven con preocupación la subida progresiva de precios. Solo queda esperar qué medidas tomará el Gobierno para ayudar a sostener esta situación.
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