“Ahora tengo una pata jodida y me han preguntado si suspenderé algún concierto. No, no, lo haré. Tocaré sentado o tumbado si es necesario. Y cuando no pueda, será el momento de morirse y a tomar por culo”. Roberto Iniesta, ‘Robe’, líder de la disuelta manada Extremoduro, hablando es como un Celtas o un Ideales. Sin filtro. Recia como la vida en el campo y seco como los veranos de su tierra pero siempre honesto. El remoto rockero está viviendo una segunda momento de oro en solitario al beneficio de, según dicen, la manada de rock más influyente de la decorado española.
De tournée con 'Mayéutica'
Robe está viviendo una segunda momento de oro en solitario al beneficio de, según dicen, la manada de rock más influyente de la decorado española
Este próximo viernes 5 de agosto Robe actúa en la XIX impresión del festival Pirineos Sur que se celebra en el Valle de Tena (Huesca) y por cuyo círculo flotante sobre el embalse de Lanuza este verano ha convocado a Estopa, Crystal Fighters, Rozalén, Tanxugueiras, Residente, Rayden, Macaco, Fuel Fandango, Goran Bregovic, Ara Malikian y Nathy Peluso, entre otros. A pesar de una disolución un tanto amarga y cuya tournée de despedida truncó la pandemia, ver a Robe es retornar a ver a Extremoduro sobre el círculo: casi tres horas en directo, 39 canciones y la adrenalina sin meta que sigue generando el remoto rockero.
La tournée Ahora es cuando, con un verano repleto de conciertos, no le dejará descansar hasta otoño: “Son canciones de toda una vida: aunque estamos presentando el disco Mayéutica y lo tocamos impávido, de empujón, igualmente incluimos canciones de los dos primeros discos de Robe y, lógicamente, de Extremoduro”, explica el rockero. Los fans de la manada lo saben, los periodistas que recibieron su comunicado anunciando el fin igualmente pero, transcurridos dos primaveras y medio es momento de preguntarle por si hubo alguna razón extra al beneficio de aquella desliz de compenetración que los mantuvo unidos más de 30 primaveras. Su respuesta es dura: “Para mí Extremoduro forma parte del pasado y yo quiero comportarse en el presente. Y mi presente es tocar con la manada que tengo, que me gusta mucho”.
Roberto Iniesta descuento la contundencia explicando que la decano diferencia estriba en la forma de trabajar: “Más en clan, en el almacén de entrenamiento y no hacemos como en Extremoduro, trabajar con maquetas para irlas puliendo. Ahora estamos en el almacén con las canciones desnudas, las vestimos entre todos haciendo los arreglos, jugando y experimentando. Es otra forma de trabajar”. Cosas de músicos.
Más que la distancia con su excompañero Iñaki 'Uoho' Antón, le preocupa el contencioso que mantiene con la promotora Live Nation: “No tenemos ningún problema. Es una etapa que pasó, están las cosas aún calientes por el sumario que tiene que venir… Como sabrás, me tienen demandado los de Live Nation por tres millones por llamarles zoquetes y quejarme de cómo tramitaron la devolución de entradas de la última tournée de Extremoduro. No lo digo yo, Facua igualmente. Están las cosas un poco calentitas. ¿Miedo? Claro que tengo miedo, pero igualmente tengo miedo al dentista y voy”.
El estilo de la poderosa manada ya disuelta fue calificado como rock transgresivo y poético, epíteto que todavía se le acomoda a quien fuera su líder. La poesía está, sobre todo, en su vinculación con temas tan importantes como el cuidado del medio natural. Hace al punto que dos semanas, liberó dos lechuzas recuperadas durante un concierto en la Castillo de Badajoz, en su tierra extremeña. “Fue en el refrigerio: eran dos animales que habían caído del morada a causa del calor extremo y el centro AMUS para la recuperación de fauna salvaje, que son coleguitas, las había recogido y rehabilitado. Me propusieron hacerlo y fue una cosa super bonita soltarlas aquella perplejidad. A la masa le encantó”.
Lo mejor de cada tierra
Extremeño de corazón, pasa la decano parte del tiempo en Euskadi
Pese a su acento y la inclusión de modismos típicos del deje extremeña en los directos, Roberto Iniesta vive más días al año en Euskadi que en Cáceres. Cosas de la vida, pero no de las musas. “Para componer creo que da un poco igual lo que haya fuera, más allá de mi ventana, porque puedo escribir una canción que hable del mar estando en Extremadura. Cuando compongo soy como un espectador, veo lo que sale y lo interpreto. No planifico ausencia en el sentido de 'voy a dialogar sobre esto o hacer una canción de este estilo, más rápida, más lenta…'. Sale lo que sale. Lo que haya aproximadamente me da un poco igual”.
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