En su cambio, la civilización pop y el auge del capitalismo universal a demanda, han permitido que podamos obtener cualquier objeto o fetiche que nos apasione. La fiebre por lo retro es una tendencia que se manifiesta en el nuevo auge del vinilo o el retorno de los cómics. Comprar un disco de tus abriles jóvenes, con aquellas portadas artísticas que cubrían los álbumes de los Smiths o releer al Capitán Trueno o Tintín, en envejecidas ediciones a todo color, no sólo es un deporte de coleccionismo sino el retorno a una condición humana, a un estado de actitud vinculado al personaje que fuimos.
El tiempo añade capas a nuestra personalidad que ocultan formas primigenias de quien fuimos. En ocasiones, un simple deporte de nostalgia devuelve al presente aspectos olvidados de nuestro párvulo interior o del adolescente refractaria con aquellas incontenibles ganas de radicar. En ese instante, el objeto aparentemente inútil que compramos como coleccionistas impulsivos y obsesivos, deviene talismán de nuestras esencias.
Prueben a escuchar el disco de su primera cita amorosa, la película que les hizo soñar con la aventura, la ficción o cómic con el que crecieron… y alcanzarán esa sensación de bienestar y plenitud.
No solo es pasado
La nostalgia no es solo la tristeza de un mundo perdido, sino que puede ser un excelente camino de sanación y excitación
La nostalgia no es sólo la tristeza de un mundo perdido en el pasado. Devolver el presente desde la retromanía, puede ser un excelente camino de sanación y excitación para muchos que andamos perdidos o decaídos en el hastío contemporáneo. De esta forma, el pasado deja de ser un museo de lo antiguo para convertirse en expediente del presente.
Tres ejercicios de retromanía1Recuerda una colección o afán de coleccionismo que tuvieras abriles detrás. En tu nubilidad o hace tan pronto como unos abriles. Pueden ser vinilos, cómics, chapas, pósters, pulseras, postales. El coleccionismo no tiene reglas. Si estas ya en el túnica presente de coleccionar, compáctala y organízala para tenerla controlada.
2Amplia durante unos días, tu colección, visitando mercadillos de domingo como el Señal (Madrid), Sant Antoni (Barcelona) o el que esté más cerca de tu ciudad. Igualmente puedes servirse tiendas de segunda mano o ferias específicas o plataformas de coleccionismo online.
3Dale uso a la colección. Este punto es importante. No se manejo de acumular nuevos tesoros a la colección sino disfrutarla. Si son cómics lee, los vinilos los escuchas, etc.
4Búsqueda cómo la colección se vincula a ti. ¿Cuáles son los puntos de identificación? ¿Cómo te definen? ¿Con qué momentos de tu vida o estados de actitud te conectan?
5Convierte tu colección en poco vivo que trae medios del pasado al presente para enriquecerte de forma sanadora, como estímulo emocional, ilusión, cultural, relacional. Son muchos los aspectos que una colección puede aportar.
Simon Reynolds, excelente crítico musical y autor del manual Retromanía, la anexión de la civilización pop a su propio pasado (Caja Negra, 2012), considera que nunca ayer una sociedad ha estado tan obsesionada con los artefactos culturales de su pasado inmediato.
Las formas de retromanía pueden incluir resistencias como las de Free Blockbuster, inventada en Los Ángeles, que consiste en una red de ciudadanos que se prestan películas en VHS, usando los viejos cajetines callejeros donde ayer vendían periódicos. En ocasiones, lo retro contiene formas culturales que las nuevas plataformas obvian o simplemente, se manejo de esa nostalgia por el formato no digital.
Nos aferramos a lo físico porque nos remite a una experiencia, al igual que nos dejamos aceptar por la fiebre de la conmemoración en forma de conciertos de bandas sempiternas que parecen no sucumbir nunca. Este verano regresan los Rolling Stones, los Duran Duran y vivimos la fiebre de Abba. Mientras, Bruce Springsteen ya ha anunciado que volverá el año que viene para satisfacer estadios mastodónticos.
1Recupera una foto de cuando eras pequeño con la que te identifiques y déjala en un sitio visible. Contempla la y trae al presente esta parte de ti.
2Retorno al pasado, rebuscando en ese trastero donde seguro guardas cajas con algún objeto de tu infancia. Un distracción, un muñeco, una prenda de vestir, coche en miniatura, un peluche, una muñeca…
3Elige un objeto concreto que tenga una carga simbólica para ti. Poco que te gustaba mucho, con lo que te identificas y que sigue teniendo un sentido distinto. Haz de él tu talismán.
4Vive la experiencia de nuevo. Aquello que realizabas con este objeto talismán. Si es un tebeo, lee. Juegas con el muñeco escogido...
5Siente lo que la retromanía cerca de tu párvulo interior aporta. Escúchale, háblale y si aparece alguna cuenta irresoluto o herida, manejo de reconciliar posturas. Conecta con la alegría de tu párvulo/a.
El regreso al pasado nos hace percatar más jóvenes y excita nuestras neuronas. Es cierto que si lo aplicamos de una forma abusiva y compulsiva, podemos entrar en una forma de distracción neurótica que deflecta nuestra ingenuidad, pero tratada con invariabilidad y avenencia, la retromanía es una utensilio de reconexión con nuestro aliento positivo.
Recuperar estímulos e ilusiones cuando entramos en depresión, devolver formas de ocio perdidas o retraer actitudes que enterramos durante muchos abriles, son algunos de los beneficios de este revival de la nostalgia.
1Apúntate a un evento que te conecte con el paso o inventa un conferencia con esta experiencia. Puede ser ir al concierto de conmemoración de un disco que salió hace ya abriles, la pandilla del pasado que más te gusta y regresa en una expedición o contar un conferencia con amigos para rememorar un instante compartido. El alucinación de fin de curso, la medición, el primer alucinación juntos. Cualquier cosa que implique una experiencia retro.
2Exagera y casi teatraliza la experiencia con atuendos y formas que le den una dimensión de un efectivo regreso al pasado.
3Una vez ahí déjate aceptar por la experiencia y vívela plenamente sin prejuicios.
4Al final de ella, regresa a tu mundo flagrante sintiendo la convivencia de lo pasado y el presente. Proxenetismo de ir más allá de la nostalgia y celebrar la dicha vivida, contemplándolo como poco que devolver al presente. Si es posible conserva un higa u objeto de esta experiencia, aunque por encima de todo está el sentimiento y emociones que la rodean.
5Ritualiza la experiencia, dale valía simbólico y vuelve a esta experiencia cuando sientas que la vida te aburre o te traslada a un espacio neutro de abatimiento.
La retromanía no es sólo una tendencia cultural sino un deporte psicológico que aplicar como expediente para la sanación. Puede conmover a despertar dones olvidados, estimular la memoria, aportar beneficios emocionales, aunar distintas generaciones de padres e hijos o ocasionar nuevas ilusiones. Ahí están fenómenos pop, como la serie Stranger Things para testimoniarlo.
La identidad de muchos de nosotros, florece desde esta conexión con los objetos, las formas culturales y las experiencias que dieron sentido a nuestra vida. La retromanía nos ayuda a celebrar la vida desde un pasado tantas veces idealizado pero que contiene las semillas de una alegría que traer a nuestro día a día.
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