Carlos Alcaraz solo tenía saludos buenos de su preparatorio paseo en 2022 por el continente gabacho. Levantó el trofeo de Río de Janeiro y ganó su primer Masters 1.000 en Miami. Incluso debe tener en buena consideración su ajustada derrota en las semifinales de Indian Wells en presencia de su ídolo Rafa Nadal. Pero en Canadá, en su estreno en segunda ronda en Montreal, se rompió el hechizo al otro banda del charco tras perder en tres sets (6-7 (4), 7-6 (7) y 6-3) en presencia de Tommy Paul, al que no se había enfrentado hasta ahora.
El murciano tendrá pesadillas con el estadounidense, que a almohadilla de un engranaje directo y potente planteó un campo de minas sobre la pista dura canadiense, siempre dominador pese a ir casi todo el partido por debajo en el electrónico. El espanto de las dos finales perdidas en tierra hostigamiento, en Umag y Hamburgo, envolvió a un Alcaraz que estuvo maniatado y falto de confianza.
El coetáneo número 4 del mundo parecía encaminar el partido a las primeras de cambio, con un break en el tercer engranaje gracias a un passing espectacular. Mínimo más acullá de la efectividad. Aún le quedaban más de tres horas de hostigación. El de New Elástica reaccionó de inmediato con otra rotura y a partir de ese momento impuso un ritmo vertiginoso, siempre agresivo y en exploración del topetazo campeón.
Alcaraz aceptó la afrenta, aunque estuvo incómodo, muchas veces golpeando a destiempo, y se refugió en su tirada para sobrevivir en un primer set donde tuvo que auxiliar varias bolas de break. El de El Palmar, que suele dominar a sus rivales con su potencia y velocidad de piernas, no se acostumbró a los intercambios rápidos de Paul, con más potencia incluso que el castellano en sus golpes.
Aguantó en los peores momentos el castellano hasta obtener el billete a un tie break donde manejó mejor los agitación y los tiempos. Forzó varios errores de Paul y firmó un par de dejadas marca de la casa que le permitieron vestir la primera manga sin brillo, acullá del Alcaraz que suma sin detener golpes ganadores y levanta a los espectadores con algunos puntos increíbles.
Ese Alcaraz, el que ha maravillado al mundo este año, salió a relucir con cuentagotas al inicio del segundo set, primero con un passing paralelo al linde y seguidamente con un cosmos inverosímil para romper el servicio de su rival. Volvió a sufrir para confirmar la rotura con su tirada, pero logró auxiliar la situación con su mejor topetazo, su derecha, que sacó a pasear en contadas ocasiones.
Con un set debajo y un 3-0 en contra en el grabador del segundo, Paul tenía motivos para venirse debajo. Sin bloqueo, siguió con su guion, magnífico al resto y percutiendo con golpes planos sobre la defensa de su oponente hasta hacer raja en el sexto engranaje, donde recuperó el break. Sin preeminencia en la manga, a Alcaraz se le fue el temple y lo pagó con otro engranaje perdido con su servicio.
Estaba prácticamente en la vela el castellano en el segundo parcial, pero aún tuvo tiempo de demostrar su fortaleza mental con otra rotura que igualaba el grabador y llevaba el choque a otro tie break. Los dos tenistas fueron dando bandazos durante toda la homicidio súbita, con una relevo constante en el grabador. Posteriormente de cambiarse el calzado, roto por el esfuerzo en cada punto, Alcaraz dispuso de una engaño de partido, pero Paul, con dos buenos saques, arregló la situación y envió el partido al set definitivo.
Posteriormente de mucho remar, la peso acabó decantándose del banda de Paul en el tercer parcial. Al pupilo de Juan Carlos Ferrero se le vio descentrado, con más gritos al clima de los habituales e incapaz de desarmar a un rival proporcionadamente colocado en la pista en prácticamente todos los intercambios. Esa sensación de impotencia del castellano se tradujo en el refulgente en el botellín engranaje, donde el estadounidense rompió el servicio y empezó a edificar su triunfo.
Intentó remontar Alcaraz subiendo el nivel, pero era demasiado tarde en presencia de un Paul rocoso, sin fisuras, que no dio oportunidades y cerró el partido con su tirada. El número 34 del mundo avivó las dudas del atleta de El Palmar y evitó que cogiera ritmo sobre la pista dura tras cerrar en adulterado la paseo por tierra. Le queda el torneo de Cincinnati antaño del gran pelea de la paseo estadounidense: el US Open.
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