Doce primaveras no son nadie en el duelo por la asesinato de una superiora. Y Carlos Acosta parece ir sanando a medida que lleva a espectáculo este On before con el que mañana clausura su estampación el festival de Peralada. Es su trabajo más personal hasta el momento, es un homenaje a su superiora que falleció en el 2010.
El inmaduro Acosta al que su padre empujó a retozar; el adolescente que tuvo que buscarse la vida en Londres y que conoció la soledad más de lo que hubiera querido; el nuevo triunfador, fortuna del Royal Ballet, que habría querido compartir más sus logros con los suyos, expresa en espectáculo de modo muy simbólica todo lo que no pudo decirle en vida a su superiora.
El coro O Vos Omnes representa aquí “la fuerza de la asesinato que está siempre a nuestro más o menos”, asegura
Son una serie de pasos a dos que percha él mismo –“cada día cuesta más con los achaques del cuerpo, la artritis y esas cosas”, bromea– adjunto con Laura Rodríguez, la danzarina cubana que fundó con él Acosta Danza. Y a su más o menos, como si de la fuerza ineludible de la asesinato se tratara, 24 cantores del coro O Vos Omnes les invaden e imponen su presencia.
“Son solo dos bailarines, y ella a veces es la superiora, otras la pareja, pero en todo momento es un espectáculo que sugiere una novelística que ha de ser descubierta y que puede tener múltiples narrativas. Es un espejo para que cada uno reaccione a su modo. Está saciado de simbolismos y de imágenes. Para mí obviamente son los saludos de mi superiora".
"En algunos momentos -prosigue- hay escenas simbólicas de furia y enojo, cosas muy personales, de cosas de las que quizás yo me hubiera contrito y de las que me arrepiento ahora, cuando es muy tarde para decirlo. Por eso es tan emotivo, pero de cara al espectador puede tener un alucinación totalmente diverso”. “Hurtar con la imagen de mi superiora en la mente es poco muy singular”, dice.
El ahora director asimismo del Birmingham Ballet asegura estar pasando por una etapa muy singular de su vida, en que la danza se convierte en esa luz que cada vez se aleja más. Cada vez que adoquinado un ambiente me llena de saludos, veo que me estoy acercando al fin de ese bailarín. Pero el comediante sigue y habrá otras maneras de conectar con el conocido”.
Pero retozar es un pompa, admite. Y no quiere dejar de hacerlo cuando recepción Peralada. “Es mi segunda casa, apostó por mi plan de Acosta Danza [la compañía cubana que levantó cuando colgó definitivamente las zapatillas de clásico y abandonó el Royal Ballet] y mantuvo ese apoyo a lo espléndido del tiempo, por lo cual le estoy muy agradecido”, confiesa.
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