El consumo de MDMA se dispara con las fiestas pospandemia

Viernes por la sombra. Marta (20, nombre ficticio, como todos los de este reportaje) y unos amigos carretean en una discoteca en pleno Eixample. Al principio no tenían ganas de salir, pero a posteriori de unas copas se han animado. Entre bailoteos, uno de los miembros de la pandilla costal una bolsa llena de pastillas de colores. “¿Quién se anima?”, les pregunta desafiante. A Marta le entran dudas, nones ha consumido ningún tipo de droga, pero el estado de júbilo que la rodea la empuja a probar: “Cuando empiezas, no hay dorso antes”.

De repente, los límites de la sala se expandieron como por arte de sortilegio. Las luces brillaban más, la música se escuchaba mejor, las caricias eran más delicadas, los besos más apasionados y a la novato solo le apetecía abrazar a todo el mundo y charlar durante horas. Posteriormente caldo el guantazo de calor, el mareo, la confusión, la tristeza y la yuxtaposición. Esa aurora, casi todos tomaron un cuarto o medio comprimido o se echaron algún trozo de cristal a la bebida, porque “la M mola y está de moda”.

Drogas 'tradicionales' como el éxtasis están siendo adulteradas con NPS

El éxtasis se trafica asiduamente en forma de pastillas de colores, según la intensidad, o como unos pequeños cristales que se disuelven fácilmente

Jamesmcq24 / Getty

En ambientes festivos

Los consumidores acostumbran a disolverla en la bebida o a chuparla como un caramelo

La MDMA, cuyas siglas son la sigla de 3,4-metilendioximetanfetamina, es una droga supuestamente recreativa en los entornos de fiesta, aunque los expertos advierten de los riesgos que conlleva su consumo. Sus artículos van desde el aumento de energía y la intensificación de los sentidos, hasta los sentimientos de desinhibición, empatía y apego desenfrenado, pasando por el aumento de la temperatura corporal y los movimientos de mandíbula descontrolados. A pesar de no ser una de las drogas que más se toman en España, su consumo parece estar en aumento. El año pasado, 757.225 personas consumieron este narcótico según el Ocupación de Sanidad. La mayoría de usuarios tenían entre 15 y 34 abriles y su formato hace que muchos no sean conscientes de los riesgos que conlleva su consumo.

Pastillas de MDMA, que se pueden encontrar en distintas formas y colores, en una imagen aportada por un testimonio

Pastillas de MDMA, que se pueden encontrar en distintas formas y colores, en una imagen aportada por un prueba

LV

MDMA, cristal, M, Molly, pastis, rulas, lacasitos… Existen mil formas para referirse a una única sustancia, popularmente conocida como éxtasis. La MDMA es una droga de diseño que se popularizó a finales de la plazo de los 80 y que fue la gran protagonista de la ruta del bakalao. No era extraño, por aquel entonces, encontrarla por todos lados. “Exta-sí, exta-no. Esta me gusta, me la como yo”, cantaba Chimo Rojizo, una de las figuras más populares de este engendro. Ahora, la sustancia se trafica en distintos formatos: los más populares, las pastillas y una especie de polvos o piedrecitas. A estos últimos igualmente se le denomina cristal. A diferencia de otras drogas, los fragmentos que se ingieren no son demasiado finos y recuerdan a pequeños vidrios rotos. De ahí que no se esnife, sino que se chupe a modo de caramelo o se disuelva en la bebida.

Artículos negativos

El éxtasis aumenta la frecuencia cardiaca, por otra parte de producir basca y escalofríos

El modo de ingesta es precisamente una de las razones por las que, según sus consumidores, se ha popularizado esta droga. Lucía, que asegura que muchos de sus compañeros de clase “se meten” cada vez que salen de fiesta, explica que “los farloperos —expresión para referirse a quienes consumen cocaína— se van al baño o tienen que esconderse cuando esnifan. Pero con la M eso no ocurre, se la toman en cualquier banda y ni te enteras”. Las pastillas o la mezcla en un vaso conllevan un autor de discreción que permite escapar del estigma social que acarrea el consumo de drogas, a excepción del tabaco y el pimple. “Te lo echas en el vaso y disimuladamente te colocas, sin que nadie te juzgue”, comenta Marta. Aunque el mismo disimulo se aplica a quienes la usan con malas intenciones al echarla en un cubata.

El 'cristal' son una especie de piedras que se asemejan a vidrios rotos, de ahí su nombre, y se pueden disolver en la bebida

El 'cristal' son una especie de piedras que se asemejan a vidrios rotos, de ahí su nombre, y se pueden disolver en la bebida

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Los artículos duran aproximadamente de tres a seis horas, aunque no es raro que los usuarios repitan la dosis cuando los artículos de la primera comienzan a disiparse. Comúnmente se toma en combinación con otras drogas, sobre todo con pimple, lo que aumenta los riesgos. “Para evitar deshidratarse, es importante consumir agua de forma moderada y evitar otras sustancias”, subraya Franc Fernández, director del centro de adicciones Fòrum Terapèutic. Los artículos físicos más habituales son el aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial, aunque algunos experimentan tensión muscular, fruncimiento de la mandíbula, basca, boca sequía, visión borrosa, escalofríos o sudoración. Las consecuencias negativas son cada vez más frecuentes porque muchos traficantes añaden otros adulterantes que, yuxtapuesto a la MDMA, pueden provocar graves problemas de vigor e incluso perdidas de conocimiento.

Franc FernándezDirector de Fòrum Terapèutic

Cuando se les pregunta qué sienten, todos responden lo mismo: “se siente todo”. Los artículos son distintos en cada cuerpo, pero ciertas emociones se repiten: júbilo y bienestar, claridad emocional, aumento de la empatía y de las capacidades comunicativas, y una percepción más exagerada de los sentidos. “Eres consciente de todo lo que sucede, lo que te da un longevo control sobre tu cuerpo y tus acciones”, explica Carla, una novato de 22 abriles. No es así, según indica Fernández: “Quienes consumen desarrollan una falsa sensación de sobriedad que les sirve para evidenciar la ingesta, pero solo es una distorsión de la ingenuidad provocada por la sustancia”.

Los artículos emocionales y sociales de esta droga son causados, directa o indirectamente, por la liberalización de grandes cantidades de serotonina, dopamina y norepinefrina, lo cual influye en el estado de talante. Estos neurotransmisores igualmente desencadenan la liberalización de las hormonas oxitocina y vasopresina, que inciden en el apego, la confianza, la excitación sexual y otras experiencias sociales. Esto puede explicar los sentimientos característicos de empatía y cercanía emocional que produce la droga.

Una sola pastilla contiene una alta cantidad de MDMA, por lo que se consume en cuartos o medios

Una sola pastilla contiene una reincorporación cantidad de MDMA, por lo que se consume en cuartos o medios

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Todo lo que sube, mengua. “El exceso de serotonina en el cuerpo provoca secuelas negativas cuando vuelve a niveles normales, incluyendo confusión, depresión, apatía, desgana, problemas para adormecerse, deseo vehemente de consumir la droga y ansiedad”, señala el práctico. “Al día posterior tengo resaca emocional y me disputa fatídico. A veces pienso que solo se me pasará si vuelvo a consumir”, expone Juan, consumidor y traficante de MDMA y maría. De esta forma, ese mundo maravilloso de luces y música puede convertirse en un auténtico calvario. Algunos terapeutas creen que se pueden desarrollar, con el paso del tiempo, problemas de ansiedad severos y depresión crónica.

Problemas de yuxtaposición

Muchos adictos empezaron con la MDMA, que les abrió la puerta a otras drogas

“El definitivo problema es que la MDMA actúa como puerta en dirección a otras sustancias. Muchos adictos empezaron consumiendo esta droga y ahora se han pasado a la cocaína o la ketamina”, apunta Fernández. Marta confiesa que ahora toma otros estupefacientes y que le cuesta controlarse. “Debería ponerle más conciencia y darme cuenta del aventura al que me expongo cuando voy colocada”, confiesa. Porque cuando se empieza no hay marcha antes y el resultado puede ser aterrador. 

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