El Gobierno mete presión a Francia para impulsar el Midcat

Tras el reválida cedido el pasado jueves por el canciller germánico, Olaf Sholz, a la construcción del tubería Midcat para canalizar gas desde la península Ibérica hasta el resto de Europa, la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, no ha tardado en mover ficha­.

No habían pasado ni 24 horas de las declaraciones de Scholz cuando Ribera puso época para el esquema. “En el plazo de ocho o nueve meses la parte española podría estar operativa”, aseguró la vicepresidenta tercera. “Pero tiene poco sentido que nosotros corramos mucho si, del costado francés, se convierte en un callejón sin salida”, añadió para trasladar la presión del impulso de esta infraestructura crítica para España y, ahora igualmente para Europa, al tejado francés.

Tras abriles de negociaciones infructuosas entre España y Francia, las declaraciones del jueves del canciller germánico pueden cambiar las reglas de pasatiempo. “Ponen de manifiesto que las interconexiones no son una cuestión sinalagmático, sino de importancia para el conjunto de la Unión Europea”, apuntó ayer Teresa Ribera.

El esquema del tubería Midcat lleva abriles guardado en el cajón frente a el desinterés del Estado francés en una conexión que hasta ahora parecía beneficiar solo a la isla energética que conforman España y Portugal. En el 2019 las autoridades de competencia españolas y francesas lo tumbaron y, pese a tener el apoyo de Bruselas, la Unión Europea lo sacó un año posteriormente de sus proyectos prioritarios por considerarlo no viable económicamente. En aquel momento el gas ruso era fiable y más moderado que el procedente de Argelia o de la actividad de regasificación de gas natural licuado (el que llega por barco) de las seis plantas con las que cuenta España. Así, quedaron sin construir los 226 km que deben conectar la billete catalana de Hostalric con la francesa de Barbaira, una obra que requería una inversión cercana a los 400 millones de euros y que duplicaría la capacidad de exportación de gas española.

Pero más allá del apoyo político para que el Midcat sea eficaz, Francia debe acrecentar y ampliar su red de gasoductos del sur del país con el fin de asegurar una conexión apto y segura con el resto de Europa. Un compromiso que hasta ahora París no ha estado dispuesto a encargarse.

“Las interconexiones no son una cuestión sinalagmático, sino de importancia para toda la UE”, subraya Ribera

Es por esto por lo que Ribera defiende la condición de incluir a Alemania en la mesa del Midcat e implicar a toda la Unión Europea, tanto a nivel político, como dato de presión a Francia, como a nivel crematístico, para respaldar el coste de la infraestructura. La ministra siempre ha defendido que los españoles ya pagaron por la construcción de las plantas regasificadoras y no deben retornar a hacerlo.

El esquema cuenta igualmente con el apoyo de empresas y autoridades catalanas que igualmente deben dar su manido bueno. El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, celebró ayer en Twit­ter “el paso del canciller germánico” y recordó que “es imprescindible que la UE le dé apoyo y financiación” a un esquema “que hace meses llevamos reivindicando porque es clave para Europa y para Catalunya”.

En la misma cuerda, el presidente de la patronal catalana Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, aplaudió la posición de Alemania e instó al Gobierno gachupin a “liderar” este esquema.

Pegado a los apoyos políticos y la financiación europea, la condición que Ribera ha puesto para avanzar en el Midcat es que se contemple como una infraestructura a liberal plazo. Es opinar, que no solo esté adecuada para transportar gas, necesario en una primera etapa de transición, sino que igualmente permita adaptarse al hidrógeno verde, el que se dilación sea el gas sostenible del futuro y que necesita una presión distinta para ser bombeado. El fin es que la vida útil de la nueva infraestructura ronde los 40 o 50 abriles.

En cualquier caso, el Midcat no podrá solucionar la emergencia energética que Europa tiene este invierno. España defiende su capacidad como hub clave de suministro de gas a Europa a corto plazo. Para ello el plan del Gobierno pasa por tres tipos de intervenciones. La más rápida es instalar, en unos tres meses, un compresor adicional en los actuales gasoductos que pasan por Irun, en el País Vasco, y Larrain, en Navarra, para ampliar su presente capacidad presente de 7.000 millones de metros cúbicos entre un 20% y un 30%, rodeando de 2.000 millones de metros cúbicos. “Eso supondría capacidad para canalizar al menos dos barcos metaneros más”, explicó Ribera. Incluso a corto plazo se podría recuperar la regasificadora de El Musel en Gijón.

El president Aragonès califica el Midcat de clave y reclama financiación europea para impulsarlo

Por otro costado, España está impulsando una conexión abastecimiento entre Barcelona y Livorno (Italia). Barcelona recibe grandes buques metaneros cuyo gas se transportaría a través de barcos más pequeños a Livorno. Una conexión para la que a liberal plazo igualmente se estudia la construcción de un tubería.

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