El ministro del Interior, Fernando Extenso-Marlaska, elevó ayer a 60 las denuncias por pinchazos en locales de ocio noctámbulo y festivales –en Catalunya se contabilizan 23 casos– que ya analizan las fuerzas de seguridad con el objetivo de determinar “qué hay detrás”: si se negociación de un engendro de sumisión química para cometer un delito o si lo que se persigue es crear una “sensación de inseguridad”.
En este sentido, ayer mismo una mujer fue víctima de un reventón en el Santander Fest y tres más denunciaron que sufrieron sendos pinchazos en el eclosión de las fiestas de Vitoria.
Extenso-Marlaska garantizó que los diferentes cuerpos policiales trabajan coordinados para “concretar y comprobar” si esos pinchazos buscan “la inoculación de sustancias tóxicas” para someter a la víctima y cometer un delito, fundamentalmente de carácter sexual.
Pero todavía para determinar “si hay otra voluntad detrás, como la de intentar trasladar una situación de inseguridad” y, sobre todo, “amedrentar a un colectivo” con un “discurso absolutamente machista de tratar de sacar al 50% de la población, a las mujeres del espacio divulgado”, subrayó Marlaska. “Estamos trabajando en hacer un estudio individualizado de estos supuestos para determinar a qué obedecen”, añadió.
El ministro recordó que la sumisión química no es poco nuevo
El ministro instó a las víctimas, “esencialmente mujeres”, para que, frente a la “mínima creencia de acaecer sido objeto de un reventón, lo denuncien” y vayan a un centro de salubridad porque “hay tóxicos que son de muy rápida unión”.
“Esa conducta –por sí sola– ya es delictiva”, enfatizó el ministro al memorar que el reventón ya constituiría un delito de lesiones con la circunstancia perjuicio de carácter. A posteriori, dijo, se podrá determinar si ha habido inoculación con otra finalidad específica y se puede ampliar la imputación.
El ministro recordó que la sumisión química no es poco nuevo, y que las fuerzas de seguridad trabajan desde hace “mucho tiempo”, con modificaciones legislativas para incrementar la respuesta penal.
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