Fue la mujer más hermosa y asimismo la más infeliz. Los hombres la deseaban, las mujeres la envidiaban, la cámara la amaba. Rita Hayworth deslumbró a la coexistentes de los abriles 40 como pareja de coreografía de Fred Astaire, mostró sus dotes como actriz en La dama de Shangai, a las órdenes de Orson Welles, uno de sus muchos maridos, y se convirtió en el mito amatorio por excelencia gracias a Gilda, pero siempre se sintió sola: "Todo es muy infructifero. Lo único que quiero es que me amen".
La infancia de Hayworth (1918-1987) fue más que dura. Su padre, Eduardo Cansino, un bailarín gachupin, abusaba sexualmente de ella al tiempo que la obligaba a trenzar en bares de mala asesinato. A los 19 abriles, encontró la modo de huir de aquel báratro a través del coyunda. Se casó con un comerciante de coches, Edward C. Judson, que tenía contactos en Hollywood. La pareja se instaló en Los Ángeles y la mozo Rita, que había acogido el patronímico materno, Hayworth, consiguió un pacto en la Columbia.
La actriz en su pubertad
Pero tardó en triunfar. Los directivos del estudio vieron sus posibilidades, pero consideraron que la chica no era lo suficientemente atractiva por su aspecto hispano. Así que la cambiaron. Hayworth fue pionera de los retoques estéticos. Se sometió a estrictas dietas de adelgazamiento. Padeció la técnica de la electrodepilación, que era muy dolorosa, para despejar su frente de forma definitiva y su pelambrera, originalmente enfadado, pasó a ser pelirrojo.
Hayworth deambuló por productos de la serie B a finales de los abriles 30 hasta que llegó su gran oportunidad de la mano de Howard Hawks con Solo los ángeles tienes alas (1939), un filme sobre aviadores protagonizado por Cary Grant y Jean Arthur, que fue un éxito de taquilla y crítica. George Cukor vio la película y no dudó en fichar a Rita como protagonista para su nuevo tesina Susana y Jehová (1940), donde la actriz era una mujer felizmente casada que de repente quiere dejarlo todo tras descubrir su inclinación religiosa. Fredric March era su marido e intentaba retenerla.
Rita Hayworth y Orson Welles en 1943
Aunque los directivos de la Columbia habían cambiado su aspecto para que la actriz no pareciera hispana, en su venidero trabajo la convirtieron en la española por excelencia, doña Sol, la aristócrata que vuelve majareta de pasión a un torero interpretado por Tyrone Power en la acoplamiento de la novelística de Blasco Ibánez Raza y arena (Rouben Mamoulian, 1941).
A sobrevenir de lo que había sufrido en su infancia, Hayworth recibió poco bueno de su comunidad, el coreografía. El musical era uno de los géneros en actualidad a principios de los 40 y gracias a sus dotes de chaconera, la actriz se convirtió en la hado de Mi chica favorita (Irving Cummings, 1942), una película a todo color con Victor Mature como coprotagonista. Por esa época, Fred Astaire se había quedado sin su imprescindible Ginger Rogers, que había decidido optar por papeles más serios.
Con Fred Astaire en 'Bailando nace el apego'
Hollywood buscaba una nueva pareja para su bailarín hado y la encontró en Rita. Astaire y Hayworth danzaron juntos y lograron el aplauso del notorio en Desde aquel beso (Sidney Lanfield, 1941) y en Bailando nace el apego (William A. Seiter, 1942). Hubo otro musical. Rita bailó en los brazos del gran Gene Kelly en Las modelos (Charles Vidor, 1944).
El momento culminante de su carrera le llegó de la mano del mismo director, pero no danzando, sino convertida en la mujer aciago por excelencia, la inolvidable Gilda. "Nunca hubo una mujer como Gilda", decía la publicidad del filme, rodado en 1946. Y era verdad. Casi 80 abriles a posteriori, el estilismo de Hayworth, vestido enfadado y ceñido con derrama bañera, guantes largos, cabellera rizada, sigue estando válido.
En 'La dama de Shangai' inmediato a Orson Welles
Todo empieza cuando Glenn Ford aterriza en un casino de Buenos Aires y se convierte en el hombre de confianza de un turbio personaje interpretado por George Macready. Para disgusto de Ford, la esposa de su dirigente es Gilda, la única mujer a la que ha amado. La tensión sexual entre Ford y Hayworth va en aumento. Ella le hace creer que conquista a todo hombre que se le pone por delante, aunque es mentira. Una perplejidad, ella perca y se quita uno de los largos guantes y cuando empieza a desmontar la cremallera del vestido, Ford la detiene. Pelean y él le propina una mojicón, la más famosa de la historia del cine.
Y aunque Rita siempre será recordada como Gilda, su mejor interpretación llegó de la mano de su nuevo marido, Orson Welles, con un look admisiblemente diferente, pelo corto rubio platino, y como mala, malísima, en un filme que en su momento fue incomprendido y que hoy se considera una obra maestra. En La dama de Shanghai (1947), Welles y Hayworth morían en el salón de los espejos en una de las secuencias más poderosas de la historia del cine. El apego entre la pareja asimismo murió tras ese filme.
Con Marlene Dietrich en la Cantina durante la enfrentamiento
El batacazo en taquilla afectó a la carrera de la actriz. La Columbia la reunió de nuevo con Glenn Ford y Charles Vidor y le dio otro papel de española para tratar de reflotar su carrera con Los amores de Carmen (1948). Pero la gitana que enamora a don José hasta volverlo majareta siquiera convenció en taquilla. No importó mucho, porque la bella Rita había conocido a un príncipe, Ali Khan, se casó con él y se fue a comportarse a Europa.
"Nunca hubo una mujer como Gilda", rezaba la publicidad de la película
Khan adicionalmente de príncipe era un playboy y el coyunda, aunque tuvo una hija, Yasmin, no duró. La pareja se separó a principios de los abriles 50 y la actriz, que se había quedado sin un penique, volvió a Hollywood donde aún le quedaban algunas películas por hacer. En un inicio de originalidad, la Columbia la volvió a emparejar con Glenn Ford con un club noctívago como trasfondo en La dama de Trinidad (1952). Y bailó de nuevo en Fuego escondido (Robert Parrish, 1957) mientras Robert Mitchum y Jack Lemmon peleaban por su apego.
Cartel de 'Gilda'
Hayworth recuperó el prestigio de ayer con otro musical, Pal Joey (George Sidney, 1957). Esta vez eran dos mujeres, Rita y Kim Novak, las que rivalizaban por el apego de un hombre, Frank Sinatra. Luego participó en Mesas separadas (Delbert Mann, 1958), un filme coral donde compartía créditos con David Niven, Burt Lancaster y Deborah Kerr. A partir de ese momento, su carrera entró en un proceso de decadencia. rodó su última película, La ira de Jehová (Ralph Nelson), en 1972 .
Rita Hayworth (1918 - 1987) con su tercer marido, el príncipe Aly Khan (1911 - 1960) 
En medio tuvo en par de maridos más, pero ningún la hizo eficaz. "Las hombres se van a la cama con Gilda y luego se despiertan conmigo", se lamentaba. Welles explicó en su memorias que cuando se separaron ella le dijo "la única complacencia que he tenido en la vida te la debo a ti" y él pensó "si eso fue complacencia, ¿cómo debe ocurrir sido el resto de su vida?". Rita Hayworth falleció en 1987 a los 69 abriles. Sufría Alzheimer y llevaba abriles sin aparecer en notorio. Su final fue tras triste como su vida, pero Gilda con su vestido enfadado de derrama bañera, sus guantes largos y su cabellera rizada siempre quedará en el retentiva de todos los amantes del cine.
'La Vanguardia' se hizo eco del fallecimiento de la actriz
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