Un cazador furtivo al que se le atribuía la crimen de cientos de ciervos fue condenado en Misuri a un año de prisión y a ver la película Bambi al menos una vez al mes. Ocurrió en el 2018. Sin duda, el árbitro había quedado impresionado, como muchas generaciones, por la fatídica panorama en que la causa del cervatillo protagonista es abatida de un tiro bajo la cocaína y el escueto Bambi la flama sin obtener respuesta.
Las crónicas de su estreno en 1942 hablan de niños que salían compungidos del cine y tipos duros del séptimo arte como Javier Bardem han agradecido deber llorado al verla. La cinta contenía otros momentos dramáticos y los expertos oscilan entre despabilarse razones psicológicas en un Walt Disney influido por la crimen accidental de su causa, o destacar su argumento en confianza de los animales en peligro.
La película -trauma que marcó a toda una gestación no se estrenaría en España hasta 1950.
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