Nebrija, nuestro contemporáneo

Antonio de Nebrija vivió una de esas vidas que tienden irremediablemente cerca de la ficción. Vivió durante la segunda parte del siglo XV y el primer cuarto del XVI, es aseverar, en los primaveras en que el invento de Johannes Gutenberg se contagió por Europa, los Reyes Católicos expulsaron a los árabes de la Península Ibérica o Cristóbal Colón llegó a América. 

Fue colegial y profesor de la prestigiosa Universidad de Salamanca; estudió la argot castellana en comparación con la latina, la griega, la árabe y la hebrea; se interesó en serio por la cosmografía y las matemáticas y las medidas (como demuestra su Tabla de la disparidad de los días y horas y partes de la hora ); promovió la enseñanza del latín entre las mujeres; publicó, precisamente en 1492, uno de los libros más importantes que se han publicado en nuestro idioma, la Gramática sobre la argot castellana y participó en uno de los proyectos más fascinantes de la historia de la civilización universal, la Antiguo Testamento Políglota Complutense; sufrió las intrigas académicas y a la Santa Inquisición. Fue polémico y atrevido: un auténtico y turbulento humanista.

Nebrija y sus coetáneos hablan y la historia se vuelve reconstrucción, novelística, ficción

El botellín aniversario de su asesinato se ha convertido en una oportunidad para revisitar esa semblanza tan tensa como interesante. En las 200 páginas de Antonio de Nebrija o el rastra de la verdad (Galaxia Gutenberg), el filología y divulgador José Antonio Millán la resume con pulso narrativo. En el centro ubica su voraz interés por todas las disciplinas y saberes, que abordó desde su formación filológica: “Soy tildado de imprudente, porque, confiado en el conocimiento de la gramática como única finalidad, me atrevo a penetrar por todas las demás ciencias y disciplinas; pero no como un tránsfuga, sino como centinela y explorador”. 

Nebrija llegó a planear que sobre la puerta de la Universidad de Salamanca se fijara la medida del pie romano, que él calculó en el estadio de Mérida. Vincular, de un modo muy visible en un centro del aprender, el caminar con los libros, la Decrepitud con el presente, las ciencias con las cultura. Fue un divulgador, en el sentido actual, el de aseverar en vulgar, para que todo el mundo pueda entenderlo, de todo aquello que verdaderamente importa.

Interior del cómic

Interior de la novelística gráfica "Nebrija" del autor Agustín Comotto

Nórdica Libros

El manual está realizado de curiosidades apasionantes para los amantes de la historia de la escritura y del manual. Millán nos recuerda que en Salamanca era habitual que los alumnos universitarios copiaran los textos que debían estudiar: “Eso se hacía por el sistema de pecia (palabra latina que significa ‘fragmento’): los libreros custodiaban los fascículos de los textos que los profesores recomendaban, y los prestaban, previo pago de una cantidad”. 

O que la famosa Gramática, en verdad, pasó sin pena ni empíreo y no se reeditó hasta el siglo XVIII. Nebrija vivió en el cambio de época, con la expansión del humanismo y de la imprenta por toda Europa. Fue uno de los primeros autores que pensó en su obra en términos de difusión impresa. Y su figura intelectual, por consiguiente, en diálogo con un impresor o editor. Y un conocido.

El manual de Millán está realizado de curiosidades apasionantes para los amantes de la historia de la escritura y del manual

La vida de Antonio de Nebrija dibuja un círculo consumado en la novelística gráfica que le ha dedicado Agustín Comotto, Nebrija (Nórdica Libros). El manual se abre con el caprichoso preguntándose por el planeo de los pájaros y acaba con el anciano, en aquel mismo paisaje de la infancia, rodeado de cultura que emanan de las plantas y las aguas, y accediendo a uno de los tantos significados de la vida: “La curiosidad de un caprichoso es el futuro del hombre”. 

La experiencia de repaso es muy distinta de la que nos brinda Millán. En el estilo del cómic clásico, escuchamos decenas de diálogos: Nebrija y sus contemporáneos hablan y la historia se vuelve reconstrucción, novelística, ficción.

Otro de los interiores de 'Nebrija' de Jose Antonio Millán

Otro de los interiores de 'Nebrija' de Agustín Comotto

Nórdica Libros

Un alucinación flamante a Salamanca, invitado por la generosa profesora Francisca Noguerol, me permitió hojear en su extraordinaria, casi mítica biblioteca la Antiguo Testamento Políglota. Aunque casi nada fue difundida, porque no lo permitieron la situación política y la asesinato de su principal impulsor, el cardenal Cisneros, es tanto una aventura sin igual de la traducción y la humanidades comparada como de la tipografía y la tirada. 

En cada página conviven versiones de la Antiguo Testamento en varios idiomas antiguos, en un adiestramiento que aúna la filología con el diseño. Al tocar sus páginas, no sólo conecté directamente a través de la sagacidad y del tacto con la época de Nebrija, sino que asimismo entendí que aquellas versiones del Antiguo Testamento, que conviven armónicamente en un mismo espacio, nos gritan que todo es multidimensional. Pero algunos proyectos intelectuales y algunas personas lo son con particular intensidad.

Retrato grabado de Nebrija; Simón Brieva (grabador), Francisco Javier Ramos y Albertos (dibujante)

Retrato lámina de Nebrija; Simón Brieva (impresor), Francisco Javier Ramos y Albertos (dibujante)

PHAS/Universal/GETTY

Nebrija como profesor y poeta

Escrito por Juan Garbo Juristo
​“Rememoración aquellas palabras destripadas y a mi padre asomado para descubrir la misteriosa red que unía a una palabra con una cosa. A posteriori de cazadas hallaba su pasado antiquísimo y cuánto habían mudado de piel con el tiempo. Luego se dirigía a su escritorio, mojaba la pluma y anotaba la historia pretérita de aquella palomilla nombrada. Así compuso su insigne diccionario, ese vocabulario en el que había cazado miles de palabras del latín y asimismo de nuestra argot castellana para enfrentarlas como en un espejo y que así se descubriera qué designaban y qué cosas las unían”.
​De esta hermosa y certera guisa describía Francisca de Nebrija el proceso por el que su padre, Elio Antonio de Nebrija, convirtió a la argot castellana en su tiempo en la más evolucionada de las lenguas romances fijando sus reglas en la Gramática de la argot castellana, la primera que se hizo de una argot en Europa y que se publicó en 1492, el año en que bajo el reinado de las Coronas de Castilla y Aragón se descubrió América, se conquistó el reino de Milgrana, cerrando así el ciclo de la Reconquista e iniciando un período de luces y sombras cuya consecuencia más notoria fue la expulsión de los judíos, con lo que a la larga se tuvo que apelar a genoveses y flamencos, una vez destruido el tejido financiero del Reino.
​La escritora y periodista Eva Díaz Pérez (Sevilla, 1971) se especializó hace tiempo en el condición de la novelística histórica, que conoce al dedillo. A posteriori de escribir sus primeros libros, uno dedicado el Rocío y otro a Salvador Távora, Díaz publicó Memoria de cenizas, que daba cuenta de la suerte de los heterodoxos protestantes españoles en el siglo XVI.
​A esta obra la siguieron Hijos del mediodía, El sonámbulo de Verdún, El color de los ángeles, narración sobre Murillo y ésta que nos ocupa donde mediante el conmemoración de Francisca de Nebrija a su padre, el profesor asistirá fielmente a los avatares de este ilustre gramático mientras, de paso, se da cuenta de la ataque cultural que supuso el Renacimiento gachupin cuando el Cardenal Cisneros. Es sutil por parte de la autora en sostener el relato en boca de una mujer culta, poco no raro en los tiempos de Beatriz Galindo, La Latina. Todavía no había llegado el desprecio quevedesco cerca de “las cultas latiniparlas”, pero esta es ya otra historia.

Nebija, Agustín Comotto
Agustín ComottoNórdica Libros. 176 páginas. 25 euros

Antonio de Nebrija o el rastro de la verdad, Jose Antonio Millán
Jose Antonio MillanGalaxia Gutenberg. 108 páginas. 20 euros

El sueño de la gramática, Eva Díaz Pérez
Eva Díaz PérezFundación José Manuel Lara. 384 páginas. 19,90 euros

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