Carlos Alcaraz (19), el líder ATP más novato en la historia del circuito, lleva días ofreciendo esta advertencia:
–Es una gran sensación el sentirse el mejor del mundo. Pero para mí eso solo es un número, un ranking. Estar ahí no significa que vayas a aventajar todos los partidos ni todos los torneos.
Su advertencia tiene todo el sentido, y para muestra un gema: Holger Rune.
Rune es danés y otro teenager, tiene la misma época que Alcaraz, y asimismo es una de las sensaciones del año, igual que Casper Ruud o Felix Auger-Aliassime, y cuando juega, es un ciclón.
Su irrupción –cachucha cerca de antes, cara de escuincle, “modales de bebé”, Wawrinka dixit– es una benedícite, más madera para el jubilación generacional, pero este viernes no le ha sentado carencia aceptablemente a Alcaraz: el murciano ha sentido el peso del ciclón danés y asimismo los dolores en el estomacal, y por eso ha arruinado retirándose del Masters 1.000 de París-Bercy, una informe pésima cuando nos hallamos en vísperas de la Copa de Maestros y de las finales de la Copa Davis.
(todos estos magníficos espectáculos se disputan ayer de que acabe este noviembre)
Consecuencias impredecibles
El número 1 podría perderse la Copa de Maestros y las finales de la Copa Davis, torneos inminentes
(...)
Rune (18.ª pala del mundo, era la 313.ª hace un año y medio) juega como siente, como un adolescente, como Alcaraz, pero esta vez se ha mostrado crecido, muy involucrado en la batalla, más que el murciano: llevaba la iniciativa en el servicio, alargaba los peloteos y no se arrugaba cuando Alcaraz sacaba a campo sus momentos Alcaraz (dejadas, globos, administración del ritmo en el bisagra, saques-volea...).
Cuartofinalista en Roland Garros y campeón de un torneo y finalista de otros dos en el posterior mes, Rune se ha apropiado del primer set y siquiera ha aflojado el paso en la segunda manga, ni siquiera cuando Alcaraz ofrecía su mejor lectura (defendía su servicio con juegos en blanco).
Enfrascados entreambos en la pelea, Alcaraz ha dicho hilván al inicio del tie-break, con el estomacal dolorido.
Con los días se sabrá el división de la equimosis.
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