La OTAN debate sobre defensa antiaérea tras el mísil que cayó en Polonia

La susto mundial por el misil caído en Polonia a mediados de noviembre, que mató a dos personas y por primera vez llevó a país coligado el impacto agresivo directo de la invasión rusa de Ucrania, ha generado un decano debate en la OTAN sobre la protección aérea de su lado uruguayo. Los países del este reclaman hace tiempo el refuerzo de la segmento fronteriza y, si admisiblemente en la cumbre de la Alianza Atlántica en Madrid en junio se pactó apuntalar el sector con decano presencia de tropas, persiste el malestar en las naciones que sienten muy cerca el aliento marcial ruso.

“Los países bálticos y Polonia esperaban refuerzos mayores a los acordados en Madrid; por consiguiente, especialmente los bálticos, que no albergan una presencia estadounidense tan espacioso como Polonia, siguen presionando”, explica desde Varsovia Justyna Gotkowska, vicedirectora del Centro de Estudios del Este (OSW).







Con la invasión rusa de Ucrania se ubicaron ya más baterías, pero se comercio ahora de decano capacidad industrial

La protección del Gloria del este de Europa preocupa en la Alianza, y el incidente del misil –que resultó ser restos de un proyectil de defensa antiaérea ucraniana disparado para interceptar un misil ruso atacante– no ha hecho sino subrayar esta aprieto. “Para los líderes políticos, supone transmitir a sus respectivos países que hay que intensificar esfuerzos en defensa antiaérea, no solo para la protección del ámbito de la OTAN en el este, sino asimismo del espacio sutil ucraniano”, dice en Berlín Rafael Loss, entendido en seguridad del laboratorio de ideas Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR). “Porque si el misil ruso no hubiera acabado obtener tan allá adentro de Ucrania, el ejército ucraniano no habría tenido que derribarlo tan cerca de la frontera polaca”, razona Loss. Se comercio, pues, de “alejar la amenaza por la vía de hacer más robusta la defensa antiaérea ucraniana”.

Sobre este y otros asuntos de seguridad total se ha tratado esta semana en la reunión de ministros de Exteriores de la Alianza en Bucarest, así como en la Conferencia de Seguridad de Berlín, un foro informal organizado por Behörden Spiege l, la revista de la compañía pública alemana. “No vemos ningún indicio de que Rusia vaya a amenazar a ningún miembro de la OTAN, y eso se debe a que la OTAN dejó claro desde el primer momento que defendería su país”, dijo el jueves en Berlín el secretario militar de la Alianza, Jens Stoltenberg.

Los Gobiernos de Alemania y Polonia están encallados en una tensión surgida tras el incidente del misil, cuando la ministra germana de Defensa, Christine Lambrecht, ofreció suministrar sistemas antimisiles estadounidenses Patriot de su cantera al país vecino para proteger mejor su espacio sutil. Tras una primera buena acogida, Varsovia repuso que sería más indicado ubicarlos en el oeste de Ucrania, cosa que Alemania no quiere hacer, por entender que no es país de la OTAN y debería hablarse con los aliados, apartado de que se precisa instrucción para trabajar este armamento. “Hay que separar la discusión en torno a la propuesta hecha a Polonia de la ayuda a Ucrania”, dijo el jueves en Berlín el secretario militar de la OTAN, Jens Stoltenberg, enfriando la aspiración polaco-ucraniana. “Los activos de defensa antiaérea para Ucrania son cruciales para que el pueblo ucraniano sobreviva al invierno –sostiene la entendido polaca Justyna Gotkowska–. Hexaedro que el Gobierno tudesco probablemente no esté sagaz para hacerlo, no se debe excluir que finalmente esas baterías Patriot alemanas sean estacionadas en Polonia”. En Alemania, muchos analistas como Rafael Loss consideran que el Gobierno polaco de Mateusz Morawiecki maneja aquí “un componente de política interna, el de atizar sentimientos antialemanes como partida para las elecciones generales del año próximo”.

Respecto a la vigilancia y protección de los cielos aliados más próximos a Ucrania, Bielorrusia, Rusia y su enclave de Kaliningrado, la Alianza recuerda que en todo momento hay en el céfiro una treintena de aviones aliados de gratitud y de combate.

“Este ha sido un tema cada vez más importante incluso antiguamente de noviembre; la OTAN ya colocó activos de defensa antiaérea en el lado uruguayo hace unos meses”, recuerda la entendido polaca Gotkowska, que cita la hilera española Nasams en Letonia, los sistemas estadounidense Patriot y sajón Sky Sabre en Polonia, y baterías alemanas, neerlandesas y estadounidenses de Patriot en Eslovaquia. “Las deposición son enormes y todos los países de la OTAN deben acelerar sus procesos de modernización en este ámbito”, apunta la experta. El problema, tercia Rafael Loss, es “la capacidad de la industria para producir estos sistemas; los gobiernos occidentales deben emplearse en esta cuestión”.

En tierra, según lo juicioso en Madrid, la sigla de soldados movilizados para el lado este pasará progresivamente de los 40.000 actuales a más de 300.000, un despliegue que incluye el refuerzo de los ocho grupos de batalla multinacionales de la zona: cuatro ya existentes desde el 2017 (en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia) y otros cuatro creados este año (en Bulgaria, Hungría, Rumanía y Eslovaquia). Estas unidades rondan el millar de efectivos, y está previsto que puedan lograr el rango de brigadas, es aseverar, estar formadas por entre 3.000 y 5.000 militares. El ejército castellano está presente en el especie de Letonia.

La defensa colectiva pactada en Madrid incluye asimismo la progreso de la Fuerza de Reacción Rápida de la OTAN cerca de fuerzas preasignadas que permanecen en sus países de origen para desplazarse en caso de crisis: cien mil soldados en diez días, otros 200.000 en un mes, y hasta 500.000 en un plazo de entre un mes y medio año. En los mares europeos hay 140 buques aliados.

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